HISTORIA DE LA IGLESIA
EPOCA MEDIEVAL
SEGUNDA PARTE: EL SIGLO X
CAPITULO IV
EL PAPADO BAJO OTÓN II Y OTÓN III
1. Otón II
Otón
II tenía 18 años cuando subió al trono despues de la
muerte de su padre (973). Era rey desde el 961 en que fue coronado en Aquisgran,
y co-emperador desde el 967. Murió en el 983. Su gobierno fue más
difícil que el de su padre y cono menos éxitos. Había
conflictos con la propia familia ; con su madre Adelaide, que no quería
a la nueva Teofane, y se mezclaba continuamente en la política. Luego,
con su cuñado el bávaro, el duque Enrique, que aspiraba a suceder
en el ducado de Suevia, Lotaringia y también Italia.
En este
conflicto Otón II tomó en el 976 una decisión importante
para el futuro de lo que hoy llamamos Europa. Dio en feudo al conde Liutpoldo
Babemberg, una parte del ducado de la Baviera. Comienza aquí la historia
de esta zona que hoy día llamamos Austria (Ostarrichi), este nombre
aparece por vez primera en un documento del 996, de Otón III.
Una vez
solucionado este problema Otón II pudo volver sus ojos hacia Italia
y a Roma. En el 981 se encuentra en Roma, donde en un sínodo bajo
la presidencia de Benedicto VII, fue disuelta la diócesis de Merserburg,
fundada por Otón I.
Otón
II comienza a llamarse .Imperator Augustus Romanorum., y reclamaba los derechos
sobre los bizantinos en el sur de Italia. Una imprudente expedición
militar a la Italia meridional(982) terminó con un encuentro frontal
con los musulmanes, siendo derrotado completamente. El emperador huyó
pero murió de malaria en Roma el 7 Dic. 983, con apenas 28 años,
su tumba se encuentra en S. Pedro. Los contemporáneos vieron la caída
de Otón II y su muerte prematura como una venganza de S. Lorenzo,
al que estaba dedicada la diócesis de Merserbur, que él había
hecho desaparecer.
El hijo
de Otón II a la muerte de su padre sólo tenía tres años.
Fue coronado como Otón III en Aquisgran por dos arzobispos ; el de
Maguncia y Juan de Rávena. Naturalmente era decisión de su
madre Teofane. Su madre tomó la regencia y la mantuvo hasta su muere
en el 991, asistida por el arzobispo Willigs de Maguncia. Teofane era una
mujer inteligente, con unas ideas políticas muy claras ; pero tenía
dificultad de afirmarse como regente, a causa de las sospechas y de los obispos
del imperio : una mujer como regente ; es más, una griega.
Y también a causa de la antipatía de su suegra Adelaida. Murió
joven, a los 31-35 años, el 15 de Junio del 991. Fue sepultada en
la Iglesia abacial de San Pantaleón en Colonia. La regencia pasó
a la emperatriz Adelaida, que por fin había conseguido su propósito.
Los otones
tenían la intención de conseguir la unidad entre la parte germánica
y la italiana. Los contemporáneos no hablaban de dos reinos unidos,
sino de muchas unidades étnico políticas. Por lo tanto el imperio
estaba constituido por muchos reinos, ducados o principados (Sajonia, Franconia,
Lotaringia, Baviera, Suavia, Italia), no era considerado como una unidad
nacional y mucho menos alemana. La idea que unía a varios reinos y
principados era la franco-carolingia, y por ello se seguía hablando
de Imperium Francorum.
Los señores
feudales italianos aceptaron un rey de origen sajón, pero con la condición
de que la autonomía del reino longobardo fuera garantizada. La presencia
de un arzobispo de Rávena en el acto de coronación de Otón
III, el niño de tres años coronado en Aquisgrán, no
bastaba ; para hecer un rey itálico debía él mismo
recibir el homenaje de los grandes de Italia, en Italia, en Pavía,
para ser reconocido como rey de Italia.
Otón
III fue educado bajo el influjo de su madre griega y de su maestro, el calabrese
griego, Juan Filagatos (desde el 988 arzobispo de Piacenza), y del capellán
Bergardo, que luego sería obispo de Hildesheim. Otón fue declarado
mayor de edad a los 15 años en Septiembre del 994. Pronto manifestó
una idea de impreio diversa de las de su padre y abuelo, una idea romano
bizantina. Las bulas de sus privilegios, que llevaban sellos de metal y no
de cera, al estilo bizantino, portaban la siguiente inscripción
: renovatio imperii romanorum. Tratará de realizar este programa a
partir del 998, escogiendo Roma como capital de su imperio. En el 995 había
recibido la petición de ayuda del papa Juan XV, expulsado como tantos
otros por las facciones romanas. Cuando se encontraba en Pavía (996)
recibió la noticia de la muerte del papa. Para sustituirle nombrará
a su sobrino Bruno, duque de Carincia y que adoptará el nombre de
Gregorio V, siendo Papa del 996 al 999, el primer papa alemán. Fue
un hombre culto, amigo de los monjes, pero todavía muy joven ya que
sólo tenía 24 años y el emperador apenas 16. Pero si
olvidamos por un momento la edad de ambos, y miramos sólo a lo que
hicieron, demuestran una gran madurez. El intento de Otón era obvio
: una estrecha colaboración entre imperium et sacerdotium. Pocas semanas
después de su entronización, Gregorio V coronó a Otón
III emperador, el 21 de Mayo del 996, en San Pedro. Es significativo que
luego tomó el título que su padre había llevado de vez
en cuando : romanorum imperator augustus. En esta concepción
del imperio, que ciertamente había sido influenciada o inspirada por
su madre Teofane, los romanos eran el pueblo principal.
Con respecto
a la iglesia, Otón II continuó plenamente la política
de su padre, pero sus diez años de gobierno imperial son menos importantes
en la historia de la Iglesia, que los de su padre y su hijo Otón III.
Otón
III es declarado mayor de edad en el 994, después de la regencia de
Teofane y de su abuela Adelaide. Tenía desde el principio una concepción
de su papel imperial diversa de la de su padre y de su abuelo. Su programa
lo encontramos en el texto de sus bulas : renovatio imperiri romani.
Luego una distancia de la idea franco-carolingia de Otón I. El Papa
Gregorio V, a quien había designado como Papa, todavía antes
de entrar en la ciudad de Roma (996) ; encontró en él
un fiel colaborador que dividió plenamente su idea de nexo entre imperio
y sacerdocio.
Otón
III convirtió a Roma en capital del imperio y como emperador romano
pretendió una hegemonía, sobre todo los otros reinos de Europa
Occidental : en su idea debía ser un imperio en estrecha colaboración
con la iglesia de Roma. Este programa de la renovatio imperii romani encontró
su expresión en al renovación de los antiguos palacios imperiales
del Palatino ; y el conferir títulos bizantinos a sus colaboradores.
Esta idea de Otón III no toleraba una autonomía del Papa. Por
el contrario suponía un sinergismo del jefe espiritual y del jefe
temporal de la cristiandad en una capital común.
2.- SILVESTRE II.
Si Gregorio
V era el primer papa alemán ; Silvestre II era el primero francés.
Geberto nacido en torno al año 950 en Aquitania, de humilde origen
; había entrado en el monasterio benedictino de San Geraldo en Aurillac.
Luego lo encontramos en Cataluña haciendo estudios y durante un viaje
a roma en el 970-971 conoció a Otón I, el cual le ofreció
la posibilidad de seguir sus estudios en la escuela de la catedral de Renz,
y de la cual, pronto Geberto tomó la dirección. Su saber era
de tal manera legendario, que más tarde se habló como si tuviera
pacto con el demonio ; en una disputa de Gerberto en Ravena 981 con
el maestro de la escuela de Magdeburgo Ohtrich, en presencia del emperador
Otón II, terminó con un éxito estrepitoso de Gerberto.
El emperador quedó de tal manera impresionado de esta disputa que
le confirió como premio la abadía de Bobbio ; probablemente
incluso, porque tenía en mente otra carrera. Y comenzó como
consejero del arz. de Renz, esperando llegar a ser su sucesor. Gerberto ciertamente
era un personaje muy ambicioso ; en efecto lo logró, pero de
un modo discutible en el 991, después de una deposición del
predecesor de Arnolfo arz. de Renz. Y como el papa entonces no daba el consentimiento
a la deposición de Arnolfo, Gerberto debió ceder y vino de
nuevo a Italia y llegó a ser, bajo el influjo de Otón III,
en el 998 arz. de Ravena y luego Otón III lo hizo Papa en el 999.
Ya como
Papa, Gerberto, confirmó a Arnolfo, en el cargo de Arz. de Renz.
Silvestre
II era el papa ideal para Otón III. Los dos tenían la misma
concepción sobre el papel del imperio, con su centro en Roma
; en donde ambos debían llevar la responsabilidad de la cristiandad.
Sin embargo ni el emperador, ni los papas Gregorio V y Silvestre II, dos
papas extranjeros, elevados, por un extranjero, eran particularmente simpáticos
para los romanos. Y esto se demuestra en las repetidas revueltas que hubo
en Roma en aquellos años.
Cuando
Otón III, en Agosto del 996, debía regresar a Alemania, el
senador Crescenzio II, jefe de la familia romana de los Crescenzi, se apoderó
del poder de la ciudad y expulsó al Papa Gregorio V. El arz. Juan
Filagatos, aquel griego de Italia del Sur que había sido educador
de Otón III, y que había marchado a Constantinopla en busca
de una mujer para el futuro emperador, a su regreso a Roma en rebelión
cometió la imprudencia de consentir que se le nombrara Papa con el
nombre de Juan XVI, por Crescenzio y sus aliados.
Otón III profundamente irritado y desilusionado reaccionó con
dureza. Después de la toma de Roma en Febrero del 998, el antipapa
fue cruelmente mutilado y condenado a reclusión perpetua en un convento.
Crescenzio fue decapitado después de estar refugiado en el castillo
de Sant Angelo durante dos meses. Sólo entonces Otón III pudo
reformar las condiciones romanas según su concepción
; luego de haber suprimido toda oposición en Roma misma. Y comenzó
con la restauración
La nuevas
cargas tomadas del ceremonial bizantino demuestran que con energía
ponía mano a su gran programa de renovación del imperio romano.
Sin embargo esta renovación cristiana del imperio romano se orientó
no sólo al imperio bizantino, sino que también otro modelo
era Carlomagno. Cuando regresó a Alemania en el 996, Otón se
detuvo en el 997 por varios meses en Aquisgrán. Allí las iglesias
recibieron ricas donaciones de Otón III, y en Pentecostés del
año 1000 hizo abrir el sepulcro de Carlomagno y le depositó
una cruz de oro, como signo de su interés por imitar al gran modelo
Junto
a estos dos ideales político-religiosos : el ideal Bizantino,
el ideal carolingio, podemos notar un tercero que es típico para él
: y que determinó no sólo su vida privada, sino que ha tenido
también influjo sobre la iglesia, incluso hasta nuestro tiempo
: el ideal ascético.
Hay múltiples
contactos del emperador con los ascetas y reformadores de su tiempo. Merecen
ser nombrados :
1.- San
Adalberto de Praga, que tuvo un especial influjo sobre Otón III, sobre
todo en la cristianización de Polonia, Bohemia y Hungría.
2.- San
Nilo de Rossano, fundador del monasterio de Grottaferrata (abadía
griega que existe aún hoy).
3.- San
Romualdo de Camaldoli.
Son tres
personajes que vivieron en torno al emperador, y él se sentía
el discípulo de estos grandes santos y ascetas.
Hacia
la mitad del año 1000 Otón III fue de nuevo a Roma, pero ya
al inicio del año siguiente se vio amenazado por otra revuelta en
la ciudad, a pesar de un discurso muy emocionante del emperador, el cual
da cuenta la "Vita Bernardi" (obispo de Hildesheim). Pero ni siquiera este
discurso pudo convencer a los romanos. Otón III junto con el Papa
Silvestre II debían dejar Roma ; la situación estaba
muy inquieta. Permaneciendo en Rávena y esperando tropas de Alemania,
buscó tranquilidad espiritual en la cercanía de Rávena
(Pereo), asentamiento de los eremitas de San Romualdo. Algunos afirman que
él mismo quería hacerse monje, pero ninguno de sus consejeros
quisieron aceptar tal vocación.
En el verano del año 1000 se dirigió a Roma de
nuevo pero no logró entrar en la ciudad, muriendo de un ataque de
malaria el 24 de Enero del 1002, en el castillo de Paterno, en las cercanías
de Montesorate (¿ ?) a los 21 años de edad. Según
su última voluntad su cuerpo fue trasladado a Aquisgrán y sepultado
en la Iglesia de Santa María donde estaba la tumba de Carlomagno
; en el traslado fue acompañado por el arz. de Colonia, Heriberto,
a través de los Alpes. Silvestre II se entendió en este momento
con la aristocracia romana y así se mantendrá en el papado
hasta su muerte en el 1003, aunque ya había perdido todo su influjo.
En este
momento podríamos hacernos dos preguntas : ¿Cómo
evaluar a Otón III y su gobierno ?.
¿Cuál fue la repercusión de su actividad sobre el papado
? Para poder responder a estas preguntas nos falta por el momento un elemento
importante, todavía no discutido, es decir el interés de Otón
III por las iglesias polaca y húngara. Sólo sabiendo que ha
hecho por estas dos iglesias, al inicio de la cristianización de estos
países, podremos dar un juicio más completo sobre su actividad.
Por el momento basta decir que la política de Otón era discutida
por sus contemporáneos y que sus proyectos imperiales no encontraron
eco en Italia. Por otra parte no faltaron voces de admiración.
La historiografía
del XVIII, sobre todo la alemana, afirma que Otón III era un desastre,
un soñador ; su política fue ásperamente criticada,
precisamente por su predilección por Roma, su concepción romano-cristiana.
Hoy se ve, en su idea de imperio, un reflejo de su educación griega.
Otón III se considera emperador de los romanos, el padre de una familia
de reyes independientes y de príncipes dependientes, que son sus hijos.
Y esta es una terminología que encontramos en el ámbito bizantino
: el Basileus, emperador, el padre, que tiene en torno a sí una familia,
con hermanos e hijos. Y si Otón III adopta este modelo bizantino significa
una superación de la concepción germánica : señor-vasallo.
Era una idea a la que los reinos europeos de entonces no estaban habituados
y que rechazaban. Pero en los nuevos estados del Este, Polonia y Hungría,
Otón encontró resonancia. Si bien a causa de su muerte prematura
no pudo realizar su idea de renovación de la cristiandad europea bajo
el símbolo del imperio romano, su visión supranacional puede
ser hoy valorada mejor después de tantas rupturas causadas por un
nacionalismo ciego.
La segunda
pregunta tiene que ver con el papado y su influjo sobre él. Los juicios
de los historiadores son divergentes. Según el padre Kempf, la reputación
del papado creció con Otón III. La elevación de dos
papas no italianos al solio pontificio habría puesto en evidencia
la tarea supranacional del mismo. Indirectamente el emperador, calificándose
como "propagador de la Santa iglesia" y servus apostolorum habría
reconocido la preeminencia de la sede romana como guía de la cristiandad,
y al papa como sucesor de los apóstoles. No obstante el padre Kempf
admite que los papas no estaban todavía en grado de actuar independientemente
frente al emperador. Este es un esfuerzo de interpretación de esta
relación.
Gerd Tellenbach
es más cauto y observa que el influjo de los emperador otonianos en
Roma se ve en la debilidad de la posición de los papas puestos por
los otones. Todo esto demuestra la dificultad de ser papa en Roma en este
momento. Por otro lado es cierto que con los papas otonianos, y sobre todo
los nombrados por Otón III, el papado se siente de nuevo responsable
de los asuntos eclesiásticos de otras regiones de la cristiandad.
El papado supera el capillismo de los predecesores (Juan VIII) que no se
interesaban para nada de asuntos de la Iglesia fuera de Roma
La influencia del papado en este tiempo se puede calificar de
jurisdiccional que no había sido ejercido por ninguno de los anteriores.
Los obispos no se preocupan en general para nada de Roma, el único
nexo con Roma se limitaba a solicitar por parte del metropolitano el palio.
Para el resto de los asuntos, Roma era una instancia muy lejana, legendaria,
siendo de hecho los obispos muy independientes en la gestión de sus
propias diócesis. Sabemos muy poco de la existencia de conflictos
entre el papa y los obispos, ya que la distancia entre ellos ofrecía
pocas ocasiones de tensión o de crítica. Hay excepciones que
confirman esta regla provocados por los conflictos y litigios en una diócesis,
llevando a una o ambas partes a dirigirse a Roma. Tenemos documentos que
nos informan sobre las posiciones tomadas por el papa en estos asuntos. Esta
es la única excepción, no existiendo ningún documento
sobre asuntos ordinarios de las diócesis. Tenemos diversos ejemplos,
como el caso de una controversia de un monasterio con el obispo de una diócesis,
incluso de monasterios femeninos.
3.- EL CULTO DE LOS SANTOS Y LA PRAXIS DE CANONIZACIONES BAJO LOS OTONES.
Para valorar
el influjo del emperador y del papa sobre la iglesia imperial del siglo X
nos puede ayudar una referencia sobre la hagiografía. Los reyes sajones
desde Enrique I hasta Otón III, sin duda, prestaron mucha atención
sobre la iglesia de su imperio ya que estaban personalmente interesados por
el estado de la misma, pero ninguno de ellos fue declarado más tarde
santo, a excepción de Enrique II, el único emperador medieval
canonizado. Por el contrario, sus mujeres tuvieron este honor :
1.- Santa Matilde : Primera esposa de emperador canonizada. Fue la
mujer de Enrique I, madre de Otón I y del arzobispo de Colonia, Bruno.
Era biznieta del duque sajón Widukindo, adversario de Carlomagno.
La veneración de Matilde fue legitimada por su preocupación
por los pobres y la fundación de monasterios, que en la baja edad
media eran los motivos para la canonización.
2.- Santa Regina y Adelaida : Mujer de Otón I hasta el 951,
muere en el 999. También Adelaida fue apreciada por la preocupación
por los pobres y su empeño por los monasterios. El culto comienza
ya en aquella época favorecido por la biografía hecha por el
abad de Cluny, pero la canonización oficial se producirá en
1097, por el papa Urbano II.
Teófane nunca fue venerada como santa, aunque su vida,
según lo que sabemos, era intachable. Aquella joven princesa, con
13 años debía esposarse con un príncipe que no conocía,
un matrimonio consensuado por otros, pero un matrimonio muy feliz que tuvo
5 hijos en pocos años. Tenía muchos enemigos. Era una griega,
era una extranjera. No fundó monasterios, como Adelaida y no ha promovido
el monacato reformado como ella. Teófane tenía otra idea del
papel de los monjes, coincidente con el desarrollado en la iglesia Bizantina,
donde el monacato era muy fuerte, pero los monjes estaban siempre un poco
apartados, según la tradición que provenía de la antigüedad,
nunca estaban presentes en la corte, ni eran gobernadores y mucho menos comandantes
del ejército, como en el imperio occidental. Los monjes no eran políticos.
Esta visión de Teófane no gustaba a todos en occidente. De
hecho nadie a cultivado su memoria después de su muerte y ningún
monje ha escrito su vida, que era el primer paso para un culto. Además
no podemos olvidar que Teófane muere antes que Adelaida, la cual era
su gran adversaria. La única memoria que tiene después de su
muerte era en el monasterio de San Pantaleón en Colonia donde quería
ser sepultada y donde se encuentra su tumba. Tras la muerte de Adelaida,
Otón III, que se encontraba bajo la regencia de Adelaida, cuando llegó
a ser más independiente comenzó a hacer donaciones para el
descanso eterno de su madre.
También
dos obispos de la Iglesia imperial del siglo X son canonizados muy pronto
:
1.- Bruno
de Colonia : Arzobispo de Colonia del 951 al 965. Su culto estaba limitado
sobre todo a la ciudad de Colonia, extendiéndose a toda la diócesis
en 1870.
2.- Udalrico de Ausburgo : Muerto en el 973. Es la primera canonización
por parte de un Papa. Fue en el año 993, por parte del papa Juan XV.
El culto de un santo estaba originariamente siempre unido a
un elemento sensible, es decir a la presencia de los restos mortales de la
personalidad venerada. El culto de un santo nace siempre junto a su tumba.
Cuando el culto de los santos aumentó apareció el problema
de las reliquias, debiéndose por tanto transferirse reliquias al lugar
donde faltaban. En la época carolingia observamos ya transferencias
múltiples de reliquias de otros centros de Europa, incluso de Roma,
ya que si faltaban las reliquias no era posible el culto. Esta necesidad
de la presencia del cuerpo derivaba de la concepción arcaica de que
la salvación que emanaba de un objeto sacro podía comunicarse
sólo a aquellos que estaban corporalmente presentes, que podían
tocar este cuerpo, o al menos verlo. Según la concepción arcaica
si era posible debía ser un cuerpo entero, no un pequeño trozo,
lo cual era sólo una fase secundaria cuando faltaban los cuerpos,
y entonces es cuando se comenzaba a distribuir las reliquias. Esta misma
concepción suponía la resurrección del cuerpo entero
y no de trozos distribuidos por todo el mundo.
Este uso de venerar a las personas junto a su tumba era de necesidad
absoluta y continuó después de la nueva concepción de
la canonización oficial y así se explica la insistencia de
muchos hagiógrafos medievales sobre el acto de la traslación,
que para el pueblo era casi más importante que la aceptación
como santo en un acto jurídico por parte de un papa lejano.
La historia de la canonización es por esto determinada
por una presencia contemporánea de varias concepciones sobre el culto
del santo, iniciativas laicales y un proceso eclesiástico o un proceso
de canonización, que no son dos fases que se suceden sino que se entrelazan.
No se puede describir la hagiografía según el esquema rígido
en un proceso continuo hacia formas jurídicas.
Hasta finales del siglo VIII las voces que piden la intervención
de las instancias jerárquicas en el culto de los santos, se van haciendo
cada vez más fuertes. Por ejemplo las encontramos en la Admonitio
generalis de Carlomagno(789), en el capítulo 42 y en el sínodo
de Francoforte (794),... ya en tiempos carolingios había una tendencia
de regular el culto de los santos contra los abusos que provienen de la piedad
popular. Los resultados de tales esfuerzos fueron bastante modestos y las
canonizaciones per viam cultus, es decir sin autorización, no terminaron
y estos cultos tampoco fueron prohibidos, lo cual vale hasta el siglo XIII
o XIV.
Podemos evidenciar los tres actos que permanecerán como constitutivos
durante toda la edad media, para un proceso de canonización
:
1.- Se necesita una "petitio", con una presentación de la vida y relaciones
de milagros, por lo que muchas vidas de santos en la edad media tienen dos
partes : una biográfica y después largas relaciones sobre
los milagros.
2..- La "informatio", una indagación del material..
3.- La "publicatio", la promulgación de la canonización
La bula
de canonización de Uldarico es del 3 de Febrero del 993, y se dirige
no sólo a Alemania sino también a la Galia. La petitio no se
dirige al Papa, sino que va directo a un concilio a un sínodo. Sólo
un sínodo tenía el derecho de canonizar, y el papa como presidente
de un sínodo.
Con Alejandro
III y su bula de canonización de Enrique II, las cosas cambian , el
papado pretender tmar el derecho de canonización, aunque reconociendo
la participación de un sínodo, es decir de otros obispos, pero
era una segunda etapa. Al final el papa Alejandro III reclamó en el
1170 que sólo un papa podía decidir una canonización.
Esta decisión fue elaborada jurídicamente hasta nuestros días.
Si miramos a los santos particularmente venerados en el siglo X podemos mencionar
algunos :
1.- San Miguel Arcángel : el centro del culto era el santuario
del monte Gargano en Apulia .Su culto tenía connotaciones militares
(batalla contra los húngaros).
2.- San Mauricio : era otro santo guerrero. Fue un mártir legendario
romano de la legión Tebaica que era uno de los santos predilectos
de los merovingios, particularmente venerado por Otón I. Llegará
a ser el patrono del imperio.
3.- San Nicolás, obispo de Mirra. Su culto fue traído a occidente
por la emperatriz Teófane. A causa de la propagación de este
culto, que comienza sobre el año 1000, en 1087 una expedición
de la ciudad de Bari se apropiaron de sus reliquias, y desde Bari se impuso
el culto en todo occidente sobre todo en las ciudades costeras, ya que era
el patrono de los navegantes.
En la primera Edad Media existe el tipo del santo noble atestado
como tal por múltiples vidas hagiográficas. Un santo en aquella
época es un hombre o una mujer de familia noble. Podemos ver aquí
el desarrollo de una concepción arcaica pagana de la nobleza hacia
una cristianización de la aristocracia, hacia una concepción
cristiana del papel de una familia noble en aquella sociedad. Estas familias
con sus tradiciones, sentían cada vez más la necesidad de una
legitimación y la encontraron en el culto de los miembros excelentes
de la propia familia como santos. Lo encontramos ya en la época carolingia
; por ejemplo para la familia Carolingia, que tiene al comienzo un santo
de la propia familia, el obispo Arnolfo de Metz.
Todo lo que hemos señalado hasta aquí, formaba
parte del proceso de cristianización de la sociedad de este momento,
en particular de los pueblos germanos. Por lo tanto es un aspecto de la cristianización
de las inculturación en la Edad Media.
En la Bula de promulgación de la canonización
de San Udalrico se pueden distinguir los tres actos constitutivos del proceso
de canonización :
1.- La petitio, que procede siempre de las personas interesadas en una canonización
;
2.- La informatio o indagación del material propuesto ;
3.- La publicatio.
Ya hemos indicado que al principio la canonización correspondía
casi siempre a un sínodo reunido bajo la presidencia de un papa. En
el siglo XII el papado reivindica el derecho de discernimiento. Tras la Reforma
Gregoriana el papado estará más centralizado. Con Alejandro
III el papado actuará libremente en materia de canonizaciones sin
recurrir a un sínodo.
4.- EL MOVIMIENTO MONÁSTICO EN EL SIGLO X.
Comenzamos nuestra exposición sobre el papel del monacato en la Alta
Edad Media.
La influencia del monacato sobre la cristiandad occidental nunca
fue tan fuerte como en período que va del siglo IX al XI. Este monacato,
que incluye en sí el de la tarda antigüedad y de la Alta Edad
Media, permanece en la base de la vida religiosa, incluso en las órdenes
religiosas aparecidas después de aquella época hasta el siglo
XII y XIII, también en las órdenes mendicantes y, en general,
todas las órdenes religiosas tienen algunas raíces del monacato
de aquella época.
El impacto de los monasterios y de las comunidades de canónigos
sobre la espiritualidad de la Iglesia, la tradición de la cultura,
el desarrollo de la economía y de las formas de vida social, es incalculable,
pero no es igual en todos los países ni en todas las zonas de Europa.
Ciertamente el papel de los monasterios de Italia era distinto del que desarrollaron
los grandes monasterios de Alemania o del gran movimiento de Cluny.
La vida monástica recibía en todos los tiempos
una cierta separación del mundo, constituyendo la relación
del monje con el mundo uno de los problemas perennes de la historia monástica.
Uno de los fenómenos más sorprendentes de la historia mundial
es que personas ricas, acomodadas, con tantas oportunidades en la vida y
en el poder, se dediquen en la Alta Edad Media a la vida monástica.
Se observa muy raramente alguna afirmación sobre falta de vocaciones,
las cuales provenían habitualmente de los sectores nobles de la sociedad.
Todo esto demuestra la falsedad de un análisis marxista del fenómeno
vocacional, según el cual la vida monástica sería un
modo de autorealizarse para las gentes que no tenían otras posibilidades.
Es cierto que muchos monjes habían sido dados como oblati
por parte de sus genitores para que llegasen a ser monjes ; podían
surgir problemas vocacionales cuando llegasen a la edad adulta. Pero en general
debemos suponer que la mayor parte de los monjes entraban en el monasterio
en edad madura y lo hacían para salvar su propia alma, con un motivo
teológico o escatológico. Además la mayor parte de los
monjes llevaba una vida bastante separada del mundo.
Con respecto a los abades y otros encargados, otros oficiales
del monasterio que estaban obligados a tomar parte en la vida pública,
no podemos generalizar su manera de vida para la marcha habitual del monasterio,
sobre la vida de los simples monjes. Había siempre una diferencia
entre los abades, en algunos casos esta diferencia era notable, como por
ejemplo en el monasterio de Cluny, de la de los simples monjes.
Naturalmente la vida monástica no era sólo oración,
ascesis y silencio, sino que ofrecía muchas posibilidades de actividades
culturales, que apenas eran posibles fuera de la clausura. De todo esto nos
informa una basta literatura proveniente de los monasterios medievales que
habla de todos los aspectos, desde la vida espiritual hasta la administración
de los bienes temporales del monasterio, la historia de los abades y las
tradiciones del propio convento. Muchas historias que poseemos de aquella
época no son más que la historia de un determinado monasterio
alargada en el horizonte. También poseemos escritos que evidencian
el interés de los monjes por la vida política.
De lo que sabemos muy poco es la individualidad de los monjes
; sólo en los últimos años en la búsqueda del
papel de la memoria de los vivos y de los difuntos en la liturgia de los
monasterios, nos ha podido mostrar una idea más precisa sobre la composición
de un gran convento, esperando que según avancen los estudios podemos
ir conociendo más cosas sobre los monjes : cómo se llamaban,
desde cuando pertenecían a un determinado convento, si habían
recibido una ordenación diaconal o sacerdotal y cuando han fallecido.
Al final de estos estudios sabremos por cuantos fratelli y benefactores querían
y debían orar. De miles y miles de monjes conocemos poquísimo,
sobre todo si no eran abades.
Con respecto a la tradición memorial, la investigación
de hoy distingue dos tipos :
1.- Libri memorialis o también llamado Libri vitae. Se conservan sobre
todo del siglo VIII y IX y contienen nombres individuales o de grupos enteros
(fundadores, benefactores), comunidades enteras con la que se realizó
una hermandad de oración, siendo un nexo entre monasterios que incluso
se encontraban muy distantes ; se mandaban listas de los propios monjes
para la oración en otro monasterio. Estos libros provienen de los
llamados Dípticos de la Iglesia antigua y que estaban sobre el altar
durante la misa ; al comienzo contenían pocos nombres, siendo
una especie de pro memoria para el sacerdote para que supiese que nombres
debía mencionar en el canon de la misa. Después aumentaron
los nombres hasta que llegan a ser los Libri memorialis, cuyo nexo con la
celebración de la Eucaristía es evidente.
2.- Necrologii. Contienen los nombres de los difuntos que se han de conmemorar
en un día determinado, tanto durante la Misa como en el Oficio. En
general los nombres que encontramos en estos libros son miembros del propio
convento y después los más estrictos amigos de un determinado
convento, que tenían el privilegio de figurar en tales libros. Así
los Libri memorialis contenían nombres de vivos, mientras que los
Necrologii recogían los de los difuntos. En los tiempos otonianos
muchos monasterios usaban los dos libros, el de la Hermandad de oración
y los Necrologii.
Lo que se esperaba de un monje en la Alta Edad Media no era
el apostolado pastoral activo y mucho menos la cura de almas en las parroquias.
Había abundantes sacerdotes seculares, pero mal formados y a penas
distintos en su modo de vida de los laicos. Además estaba expresamente
prohibido para los monjes ser párrocos de una parroquia, sólo
en algunos casos, cuando el monasterio era muy pobre y no podía pagar
un sacerdote diocesano, entonces los monjes podían también
administrar una parroquia. Ni siquiera se esperaba una actividad cultural,
económica ni política de los monjes. Leyendo las fuentes de
la Edad Media observamos que la actividad cultural en los monasterios constituía
una tarea secundaria. La razón de ser de los monjes era sólo
la oración ritual, de noche y de día por los vivos y los difuntos,
por el fundador y benefactores del propio convento, por el Rey y su familia
y el bien de la Cristiandad.
Tenemos un curioso documento del 819, que se llama Notitia de
servitio monasteriorum, promulgado por Ludovico el Pío en Aquisgrán,
siendo un documento más o menos oficial. Nos ofrece un elenco de monasterios
del Imperio Carolingio, que se distribuyen según tres clases
:
1. Monasterios que deben dar Dona et Militia, deben
pagar impuestos y deben suministrar un contingente militar al ejército
carolingio.
2. Monasterios menos ricos, que están
obligados solamente a Dona , a los impuestos y tasas..
3. Monasterios que no deben dar ni Dona ni Militia,
ni impuestos ni soldados, sino Sola Orationes pro salute Imperatores vel
filiorum eius et stabilitate imperius, lo cual sustituía a las tasas.
Esta oración ritual es una característica que
permanece en toda la época otoniana y no es sólo de la época
carolingia. Para que esta oración fuera pura y pudiese garantizar
el fin deseado, debía estar seguida por una vida sujeta a la pureza
de una regla. Aquí se encuentra el nexo entre esta expectativa que
la sociedad tenía en su relación con los monasterios y las
reformas monásticas. Este nexo lo encontramos en una carta del Emperador
Enrique III dirigida al abad Hugo de Cluny, en la cual el Emperador le pide
que sea el padrino de su hijo, el futuro Enrique IV, y le insiste en la necesidad
de que la oración eficaz debe ir acompañada de una pureza de
vida. Enrique IV será bautizado en Colonia el 21 de marzo del 1051
en presencia del Abad de Cluny como padrino.
La vida monástica no era sólo una vocación
individual, sino que toda la sociedad cristiana, rey, reina, obispos, nobles,
pequeños libres, siervos de la gleba, todos estaban interesados por
el buen funcionamiento de un monasterio, ya que el monasterio eran los garantes
del bien público. Los monasterios eran necesarios al igual que lo
era un ejército.
La reforma de la que se habla en la historia del monacato medieval,
no era de suyo un acontecimiento interno de los monasterios o hechos de monjes
desconocidos, sino que el mundo exterior a la clausura estaba siempre implicado.
Muchas veces eran laicos u obispos los que abrían caminos a una reforma,
que habían observado, en el trono. Por todo ello, para comprender
el papel de los monasterios en aquella sociedad debemos dar algunos saltos
mentales. De suyo la sociedad estaba preocupada cuando sentía que
este sistema no funcionaba más al faltar el dinero, al ser demasiado
viejos los monjes,... Esta preocupación, que es típica en nuestro
tiempo, podemos trasladarla a la sociedad medieval en cuanto a los monasterios.
Aunque no se pensaba en el bienestar de la propia vida terrestre, sino a
la vida después de la muerte y los monasterios eran los garantes de
una vida en el más allá.
La base de todo el monacato benedictino de la Edad Media, incluidos
los Cistercienses, es la Reforma Carolingia iniciada por el Abad Benito de
Aniano, que se podía apoyar sobre todo en la ayuda de Ludovico el
Pío. En tres sínodos en Aquisgrán (816, 817, 818-819),
bajo la presidencia del Emperador, se pudo aprobar el programa de Benito
de Aniano para todo el monacato del Imperio Franco. A partir de ahora podremos
hablar de un monacato imperial. Este programa se puede condensar en el lema
: Una regula, una consuetudo. La regla que se impone a todos los monasterios
carolingios es la de San Benito, excluyéndose todas las demás
reglas. La consuetudo quiere decir que sobre los puntos importantes de la
vida cotidiana dejados en sombra por la Regla de San Benito u observados
de maneras diversas en los monasterios, todos de ahora en adelante debían
seguir las prescripciones de Aquisgrán.
Benito de Aniano no pudo reformar en este sentido todos los
monasterios francos cuando murió en el 821, pero sus directivas permanecen
en la base del monacato postcarolingio y también, y sobre todo, en
el otoniano. A finales del IX muchos monasterios, sobre todo de Francia,
fueron destruidos a causa de las incursiones de los vikingos, de los húngaros
y de los sarracenos, también porque los laicos intentaron apoderarse
de los bienes de las abadías. Pero el siglo X se caracteriza por un
extraordinario resurgimiento de la vida monástica, comenzando en el
antiguo centro del ex Imperio Franco, en Borgoña y en Lotaringia.
El inicio partió de Cluny.