De nombre Alessandro Farnese o Alejandro Farnesio, pertenecía a la influyente familia de la nobleza italiana de los Farnese o Farnesio, poseedores de grandes terrenos alrededor del lago de Bolsena. El abuelo de Alessandro, Ranuccio Farnese, fue comandante jefe de los ejércitos papales bajo el pontificado de Eugenio IV. Sus padres fueron Pier Luigi Farnesio y Giovanella Gaetani.
Se educó
primero en Roma, con Pomponio Leto y después
en Florencia en el palacio de Lorenzo el Magnífico, donde conoció
al futuro León X. Dominaba el latín clásico y el italiano
.
Su carrera eclesiástica fue meteórica y la comenzó sin ser sacerdote, hasta 1519, año en que se ordenó. El 20 de septiembre de 1493, es nombrado cardenal con el título de San Cosme y San Damián por Alejandro VI, que era amante de su hermana Giulia Farnesio. Pasó por varias promociones, hasta llegar a ser Rector del Sagrado Colegio.
Bajo el pontificado
de Clemente VII, fue obispo de Ostia. También fue obispo de Parma,
y durante este tiempo tuvo cuatro hijos bastardos con una noble romana: Paolo,
Constanza, Ranuccio, y Pier Luigi, que más tarde serían legitimados
por Julio II.
Estuvo en dos ocasiones muy próximo al sillón de Pedro, pero no fue hasta el 12 de octubre de 1534 cuando fue elegido sucesor de Clemente VII en el cónclave. El pueblo de Roma se alegró de su elección, pues Martín V había sido el último papa ciudadano de Roma. El 3 de noviembre es coronado como Papa.
En su Corte romana llevó una vida lujosa y practicó el nepotismo, contribuyendo al engrandecimiento de su familia. Uno de sus primeros actos como sumo pontífice fue nombrar cardenales a dos de sus nietos, Guido Ascanio Sforza, que contaba dieciséis años de edad, y Alejandro Farnese, de tan sólo catorce. Este hecho fue criticado y protestado, pero tan pronto introdujo a hombres como Reginald Pole, Gasparo Contanrini, Sadoleto y Giovanni Pietro Caraffa en el Sagrado Colegio, este hecho fue olvidado.
Pablo III se dedicó a reformar la corte papal. Nombró comisiones para evitar abusos de cualquier tipo; reformó la Cámara Apostólica, el Tribunal de la Rota, la Penitenciaría, y la Chancillería.
Uno de sus propósitos fue asegurar los dominios papales, así como el ennoblecimiento de su familia. La consecución de la erección de Piacenza y Parma en un ducado para su hijo, Pier Luigi, desató un feudo con el gobernador de Milán, terminando posteriormente con el asesinato de Pier Luigi y el permanente distanciamiento de Piacenza de los Estados Papales. Después del asesinato de su hijo Pier Luigi, él luchó por retener Piacenza y Parma para la Iglesia privando a Octavio, hijo de Pier Luigi y yerno del emperador Carlos V, de esos ducados.
Su Santidad Paulo III concedió a Santiago de Guatemala el título de ciudad por autoridad apostólica, contenida en su bula del 15 de enero de 1534, que se sepa, privilegio especialísimo concedido solamente a Guatemala y que, por consiguiente, dio tal carácter oficial a la denominación de la categoría del poblado.
Con motivo de la evangelización del nuevo mundo, el 2 de junio de 1537, con la bula ‘’Sublimis Deus’’, Pablo defendió la racionalidad de los indígenas, en cuanto que los indios son hombres, declaró que tenían derecho a su libertad, a disponer de sus posesiones y a la vez tenían el derecho a abrazar la fe, que debía serles predicada con métodos pacíficos, evitando todo tipo de crueldad.
Fue mecenas de artistas como Miguel Ángel, a quien encargó los frescos de la Capilla Sixtina o como Tiziano, que lo retrató en varias ocasiones.
En 1540, aprobó
la fundación de la Compañía de Jesús y de otras
órdenes religiosas como los Capuchinos, los Teatinos,
los Barnabitas y las Ursulinas. En 1542 estableció
el Santo Oficio como cámara de apelación final en casos de
herejía, siendo así como dio comienzo a la Inquisición
Romana. Puso en marcha la elaboración del primer índice de
libros prohibidos por la Iglesia (que se publicaría en 1559). Su oposición
a las peticiones de Enrique VIII llevó a la ruptura entre el Papado
y la Iglesia de Inglaterra, que pasó a estar bajo la autoridad de
la Corona inglesa.
El 2 de junio de 1536, Pablo III convocó un concilio en Mantua para el siguiente mayo, pero la oposición de los príncipes protestantes y el rechazo del Duque de Mantua para asumir la responsabilidad de mantener el orden frustraron el proyecto. El expidió una nueva bula, convocando un concilio en Vicenza, el 1 de mayo de 1538, pero este tampoco pudo llevarse a cabo.
En las constantes disputas entre Francisco I y Carlos V, Pablo III mantuvo una estricta neutralidad, a pesar de que Carlos le insistía a que apoyara el imperio sometiendo a Francisco a la censura de la Iglesia. El pontífice les indujo a sostener una conferencia en Niza concluyendo en una tregua de diez años, (Tregua de Niza). Como muestra de buena voluntad, una nieta de Pablo se casó con un príncipe francés, y el emperador entregó a su hija, Margarita de Austria en matrimonio, a Octavio Farnesio.
Cuando el 18 de septiembre de 1544, el Tratado de Crespi acabó con las guerras entre Carlos y Francisco, Pablo retomó el proyecto de convocar un concilio. Dado que los protestantes repudiaban un concilio presidido por el Papa, Carlos estaba decidido a someter a obediencia a los príncipes por fuerza de las armas. Pablo prometió ayudarle con trescientos mil ducados y veinte mil soldados de infantería; con la condición de que Carlos no entrara en tratos por separado con los protestantes y no realizara acuerdos perjudiciales a la Fe o a los derechos de la Santa Sede.
Finalmente, el 13
de diciembre de 1545, el concilio de Trento sostuvo su primer sesión.
En siete sesiones, la última el 3 de marzo de 1547, se enfrentaron
a las cuestiones más importantes de fe y disciplina. Sin escuchar
las amenazas y argumentaciones del bando protestante, formularon la doctrina
Católica acerca de las Escrituras, pecado original, justificación,
y los Sacramentos. Cuando el concilio estaba concluyendo, el miedo a una
plaga en Trento causó el traslado del concilio a Bolonia. Carlos demandó
el retorno del consejo a territorio alemán, pero las deliberaciones
del concilio continuaron en Bolonia, hasta que el 21 de abril, el Papa, para
evitar un cisma, prorrogó el concilio indefinidamente.
La muerte de
Pablo III, llegó de forma repentina. Cayó víctima de
una fiebre violenta muriendo en el palacio del Quirinal, a la edad de ochenta
y dos años. Sus restos reposan la basílica de San Pedro en
la tumba diseñada por Miguel Ángel y construida por Guglielmo della Porta.
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(Samuel Miranda)