Pablo V, llamado Camilo Borghese (Roma, 17 de septiembre de 1550 – 28 de enero de 1621), fue elegido papa el 16 de mayo de 1605. Perteneciente a una noble familia de Siena, cursó estudios de derecho y se dedicó a la abogacía. Fue nombrado cardenal en 1596.
Recién nombrado papa protagonizó un grave conflicto con Venecia que tuvo repercusión europea, pues sólo con la mediación conjunta de España y Francia pudo solucionarse. En el fondo de la cuestión seguían residiendo las eternas fricciones por los discutidos derechos competenciales de la iglesia y el estado. El desencadenante concreto en este caso fue la promulgación de dos decretos de la República Veneciana por los que la construcción de nuevos templos quedaba sujeta a licencia administrativa y los clérigos sometidos a los tribunales civiles en igualdad de condiciones que los demás súbditos laicos. El papa elevó enérgicas e inútiles protestas y el episodio se enconó. A la excomunión lanzada por Pablo V contra el dux y el senado de Venecia, respondió ésta con la expulsión de jesuitas, teatinos y capuchinos -el clero secular había hecho causa con la República-, a cuya acción replicó el papa por su parte con el entredicho dictado sobre la ciudad lacustre. Mediaron, en efecto, España y Francia: lo hicieron en el plano de la negociación, no en el terreno militar en el que el papa demandaba su participación. España negó al pontífice el envío de tropas contra Venecia, y Francia rehusó también atender similar petición cuando más tarde se le formuló. La intervención diplomática de ambas potencias no cabía esperar que beneficiase a las pretensiones papales: Pablo V levantó los anatemas y Venecia transigió con el retorno de capuchinos y teatinos -no de los jesuitas-, pero las leyes objeto del enfrentamiento no fueron retiradas.
Otro hecho vino a enturbiar más la relación de la iglesia de Roma con la disidente Inglaterra. Un exaltado católico, Guy Fawkes, planeó volar la sede del Parlamento inglés durante la sesión de apertura del año 1605. Se acopiaron los suficientes barriles de pólvora en su sótano y todo estaba dispuesto para el brutal atentado. No llegó a perpetrarse porque se desbarató la conjura en el momento preciso. Aquel incidente, conocido en la historia como «la conspiración de la pólvora», determinó a Jacobo I a exigir de todos sus súbditos un juramento de fidelidad. El texto del juramento contenía el reconocimiento expreso de que el papa no poseía la facultad de destituir al rey. Pablo V prohibió a los católicos ingleses que jurasen lealtad a su rey, lo que puso a éstos en una situación comprometida y dio lugar a nuevos rigores contra los que siguieron las consignas papales.
Pablo V intentó silenciar a Galileo Galilei, quien proclamaba las teorías heliocéntricas de Copérnico y llegaba a demostrar, en oposición a la doctrina de la Iglesia, que era la tierra la giraba en torno al sol. Lo entregó a la implacable censura de la Inquisición. Actuó ésta y el científico acabó siendo condenado más tarde por Urbano VIII.
Como otros muchos papas, fue acusado de nepotismo: su sobrino, el cardenal Scipione Borghese, dispuso de enorme poder y consolidó la trayectoria de la familia Borghese.
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(Samuel Miranda)