HISTORIA DE LA IGLESIA

EPOCA MEDIEVAL.

SEXTA PARTE: EL SIGLO XII

CAPÍTULO III

EL PAPADO Y SUS RELACIONES CON EL IMPERIO Y LOS REINOS CRISTIANOS EN EL SIGLO XI



   La historia del papado en el XII está marcada por dos cismas papales muy fuertes, el de 1130 entre Inocencio II y Anacleto II concluido en 1138; más serio es el cisma alejandrino que comenzará con la doble elección de 1159 y termina en 1177 con el reconocimiento del papa Alejandro III por parte del emperador Federico I Barbarroja. En ambos casos las causas de las elecciones dobles se debieron a las tensiones dentro del cuerpo electoral de los cardenales, no por la prepotencia de los emperadores, aunque ellos aprovechasen estas situaciones.


1.- El Cardenalato.

   Una historia del papado como institución en los siglos XII y XIII no puede prescindir de la evolución institucional y eclesiológica del cardenalato. Los cardenales se transforman en el XII los únicos que tienen el derecho de elegir al Sumo Pontífice, al mismo tiempo que llegan a ser los colaboradores del Papa en el gobierno de la Iglesia Universal de modo que los canonistas llegan a afirmar que la Iglesia Romana está constituida por el Papa junto a los cardenales.

   Desde el XII crece la importancia del cardenalato continuamente hasta su culmen en el cisma de occidente del XIV, más precisamente hasta el Concilio de Constanza 1414-1418. Tras este Concilio se constatará una caída del papel papado hasta hoy. En los siglos XII y XIII los cardenales reivindicaban de suyo una participación en el poder papal, que aumentará en el tiempo del conciliarismo.

   En Roma había desde el primer medioevo tres grupos de cardenales:

·       Los cardenales obispos, titulares de 7, hoy 6, diócesis situadas en las cercanías de Roma, cuyos títulos no son siempre consistentes, Ostia, Albani, Palestrina, Porto, Silva Cándida-Santa Rufina, Gabii-Tusculo, Velletri-Sabina. Los títulos irán cambiando, así Porto será unido por Calixto II a Silva Cándida. En 1587 encontramos los siguientes títulos: Ostia-Velletri, Porto-Santa Rufina, Albani, Sabina, Tusculo-Frascati, Palestrina.

·       Los cardenales presbíteros eran los responsables de la iglesias titulares conocidas en Roma desde el siglo IV. Hacia el 1100 eran unos 28, 7 por cada basílica patriarcal de Roma.

·       Los cardenales diáconos se dividían en 7 diáconos palatinos y 12 regionales. Hacia el 1100 se fija su número en 18.

   Entre León IX y Pascual II estos tres grupos de cardenales se transforman en el principal instrumento para el gobierno pontificio de la Iglesia. Originariamente los cardenales tenían claros encargos litúrgicos en las grandes iglesias de Roma. Los cardenales obispos serán los primeros en abandonar estos servicios litúrgicos para tomar una parte activa en el gobierno de la Iglesia, mientras que los otros dos grupos continuaron.

   En XII y XIII este derecho de los cardenales en el gobierno de la Iglesia no pone en discusión el poder del papa, ya que su poder sólo podía derivar de la autoridad de Pedro y de sus sucesores. Hasta el XI el órgano de consulta del papa era el Sínodo del clero romano que se convocaba regularmente dos veces al año, una vez antes de Pascua y otra en octubre. Con Urbano II se sustituye el Sínodo por el Consistorio, que era una asamblea solemne y pública, de naturaleza judicial que reunía al papa con sus cardenales, pero en el que podía participar por invitación del papa también clérigos de la Curia e incluso laicos.

   El echo de que tras Alejandro III el colegio cardenalicio comprendiese un número constante de canonistas demuestra la atención constante que la Curia Romana dedicaba a los procedimientos judiciales y al estudio del Derecho Canónico. Tras Alejandro III es cada vez más creciente el número de cardenales que mantienen la sede episcopal que ocuparon al momento de su creación, ya residieran en la Curia o permaneciesen en la propia diócesis. El primero en afirmar que los cardenales son los senadores de la Iglesia Universal, como en el Imperio Romano antiguo, será Pier Damiani en una carta que dirige a los cardenales obispos hacia 1063. Gracias sobre todo a los grandes canonistas del XIII el término .senatus. para el colegio cardenalicio se hace habitual, lo que demuestra la creciente importancia del Colegio Cardenalicio.

   En cuanto a las insignias cardenalicias el .Capello rosso. aparece por primera vez en 1246 cuando Inocencio IV se lo consigna a sus cardenales como signo de su unión con el papa. También la concesión de la púrpura a los cardenales se puede remontar al XIII y simbolizaba que los cardenales eran parte del cuerpo del papa, es decir constituían con el papa la Iglesia Romana. De suyo los vestidos del papa eran blancos y rojos. El último signo de la unidad cardenales-papa era el anillo cardenalicio.


2.- El Cisma de 1130.

La doble elección papal de 1130 era una consecuencia de la presencia de facciones en el cardenalato y de la relación de los cardenales con las dos potentes familias de Roma, los Frangipani y Pierleoni, que eran los rivales en el poder. Los Papas elegidos fueron Inocencio II y Anacleto II.

   Estas tensiones ya estaban presentes en la elección de Honorio II en 1124. Por ello debemos referirnos a la situación creada a la muerte de Calixto II, 13 de diciembre de 1124, que será el .prólogo. del gran Cisma. En este momento se manifestaron disensiones entre los cardenales causados sobre todo por la diversidad de edad y procedencia geográfica. Con Urbano II y Pascual II habían sido creados cardenales romanos, procedentes de Italia central y de Italia meridional. Calixto II nombró cardenales no romanos procedentes o de Italia septentrional o de Francia. Estos cardenales de Calixto II pertenecían a una generación más joven y sostenían una línea de política eclesiástica más moderna. La investigación aun no ha encontrado la causa clara de la disensión existente.

   Lo cierto es que los grupos que aparecieron en 1124 reaparecerán más claramente en 1130. Tras la muerte de Calixto II se eligió por unanimidad al cardenal Teobaldo de Santa Anastasia, uno de los cardenales más ancianos que se llamará Celestino II. Poco después de haberse puesto el .manto rojo., lo cual era signo de ser aceptado como papa, cuando un grupo de asalto con Roberto Frangipani a la cabeza toma a la fuerza el Consistorio. Los Frangipani que estaban de acuerdo con el cardenal Aimerico, un francés que era el canciller con Calixto II, disuelven la elección e imponen al Cardenal Lamberto de Ostia, el cual había conducido la delegación pontificia en el Concordato de Worms (1122). Celestino es convencido para que renuncie y muere poco después como consecuencia de las heridas sufridas en la agresión. Lamberto será entronizado 8 días después con el nombre de Honorio II (1124-30).

   El pontificado de Honorio II resultará tranquilo, pero tendrá problemas políticos con los normandos, el enemigo será ahora no el imperio sino el Duque Rugerio II de Sicilia. Tras la muerte del Duque Guillermo de Puglia y Calabria (+1127), Rugerio se apresuró a tomar posesión de su heredad uniendo bajo su dominio Sicilia, Puglia y Calabria. El problema es que Puglia y Calabria eran feudos de la Iglesia de Roma, por lo que Hoorio II intentó impedir esta unión, esta centralización del poder normando en los confines del Estado de la Iglesia, incluso lo intentó con una expedición militar que terminará en un fracaso. Al final Honorio deberá llegar a una paz con Rugerio con la cual le concede el Ducado de Puglia tras la prestación de un juramento feudal.

   Honorio intentará al menos impedir la última catástrofe según él, es decir la unión de todos los principados normandos bajo Rugerio II. Desde este momento se dará un cambio en la política pontificia hacia los normandos. Durante tres decenios los normandos ya no serán más los aliados de los papas como en el tiempo de la lucha por las investiduras. Serán considerados como gente peligrosa, como un reto para el papado. Para Robinson este cambio de política papal será una de las causas del cisma de 1130.

   El personaje clave en las elecciones de 1124 y 1130 será el cardenal Aimerico, cardenal diácono de Santa María Nueva, creado cardenal por Calixto II y nombrado por este mismo papa canciller.

   Sobre el cisma nos informan sobre todo dos fuentes fundamentales contemporáneas aunque diversas en sus planteamientos, lo que nos permite rellenar las omisiones de una u otra parte. Es muy difícil recomponer los dos partidos al momento de la doble elección, muchos cardenales no estaban presentes en la elección pero se asociaron después a una u otra parte, incluso algunos cambiaron de partido.

   De parte de Anacleto II tenemos una carta de los representantes del clero y del pueblo romano Universus romanae urbis, clerus et populus dirigida al Arzobispo Diego de Compostela, que podemos encontrar en la Historia Compostelana III, 23.

   De parte de Inocencio tenemos una carta del obispo Huberto de Lucca al Arzobispo Norberto de Magdeburgo, fundador de los Premostratenses, que encontramos en el Codex Udalrici 246.

   Ambos textos son bastante polémicos e intentan denigrar al partido contrario. De ambos textos surgen grupos de cardenales que han llevado a cabo esta doble elección.

   Cuando el Papa Honorio II se enfermó gravemente, Aimerico, que tenía en los Frangipane un sólido apoyo hace transportar al papa agonizante del Laterano al monasterio de San Gregorio en el Celio, dentro del territorio dominado por los Frangipane. A propuesta de Aimerico se constituyó, antes de morir el papa, una comisión electoral compuesta por 8 cardenales que debía ser lo más neutral posible. De este comité 2 obispos, 2 presbíteros y un diácono, todos ellos cardenales eran amigos de Aimerico, lo cual tenía por finalidad que fuera elegido su candidato.

   El se empeñó en elegir a aquel que hubiese obtenido el voto unánime del comité, o al menos de la mayoría, todo ello para conseguir una elección exenta de influencias externas. Se determinó que la votación se realizaría en la Iglesia de San Adrián al Foro. Los Frangipani consignaron a los cardenales su no lejana torre fortificada para impedir que se repitiesen hechos similares a los del 1124. Los problemas surgieron cuando los Frangipani rechazaron consignarles la torre. Entonces el Cardenal Pedro Pirleone, cardenal presbítero de Santa María de Trastevere, y el cardenal diácono de San Cosme y San Damián, Gionata, abandonaron el comité por no querer participar a una elección bajo la mirada de los rivales de Pierleone. En la noche del 13-14 de febrero de 1130 murió Honorio II y contra toda costumbre fue rápidamente sepultado en el Monasterio de San Gregorio, con rapidez indecorosa y sin ninguna solemnidad. Rápidamente Aimerico y el resto de la comisión electoral procedió a una elección papal. Fue elegido por 4 cardenales el cardenal diácono Gregorio del Santo Angel de Pesquería como papa asumiendo el nombre de Inocencio II. Con gran prisa fue conducido al Laterano para ser allí entronizado.

   Todo esto ocurre sin que el resto de los cardenales, que constituían la mayoría, hubiesen sido avisados. Aimerico esperaba que estos cardenales aprobasen la elección, pero cuando conocen lo ocurrido se reúnen en la Iglesia de San Marcos y deciden proceder a una nueva elección. El cardenal Pedro Pierleone propone al cardenal Pedro de Porto, que no aceptó, siendo elegido Pierleone con el consentimiento del representante del clero romano y de la nobleza romana, tomando el nombre de Anacleto II. Fue elegido por 13 cardenales según nos transmite el decreto de elección.

   Ambas elecciones presentan graves defectos e irregularidades, aunque en la elección de Anacleto II se respetaron mejor las formas acostumbradas que en la precipitada elección de Inocencio II. Por otra parte todos los cardenales habían consentido antes de la muerte de Honorio II a transferir el derecho de voto a una comisión electoral en la que se encontraba la mayor parte de los cardenales obispos. Por otra parte el cardenal Aimerico había eliminado con habilidad de la comisión a los miembros que no estaban en favor de su línea. Además la consigna de la fortificación de los Frangipani, cuyas condiciones no se mantuvieron, provocó que la comisión como tal no hubiese existido claramente.

   Inocencio II era descendiente de una noble familia romana, los Papareschi que vivían en el Trastevere. Creado cardenal había participado a la estipulación del Concordato de Worms. Había sido muy activo como legado papal en Francia junto con su futuro adversario. Durante estos viajes de legado conoce a personajes importantes como Bernardo de Claraval y Norberto de Magdeburgo, lo cual será muy útil para él al luchar por su reconocimiento como papa.

   Anacleto II descendía de una rica familia de orígenes hebreos. Estudió en París y se hizo monje en Cluny. En 1113 fue creado cardenal por Pascual II. El papa Calixto II lo promovió al título presbiteral de Santa María in Trastevere, encargándole la legación en Francia e Inglaterra. En cuanto a inteligencia y elocuencia superaba largamente a su adversario Inocencio. Anacleto con el apoyo de su familia y del pueblo romano consiguió tomar tras su elección el Laterano y San Pedro. Su coronación se realizó solemnemente en San Pedro por mano del cardenal decano del colegio cardenalicio, el cardenal obispo de Porto. Rápidamente fue el jefe indiscutible de Roma. Incluso los Frangipani le rindieron homenaje sin tardar demasiado. A causa de todo ello Inocencio II no podrá permanecer en Roma de donde huirá.

   Todos los estudiosos están de acuerdo que la causa última de la doble elección se debe achacar a las facciones existentes dentro del colegio cardenalicio, aunque todavía no están claros los motivos. Ya hemos señalado más arriba las relaciones con los normandos.

   Uno de los primeros estudiosos del tema será Hans-Walter Klewitz, antes de él los estudiosos atribuían el cisma a las rivalidades entre las facciones de la nobleza romana, tras sus estudios ya no se puede sostener. No es la aristocracia romana la culpable sino las tensiones en el interior del colegio cardenalicio. Ha observado que de los 21 partidarios de Anacleto no menos de 13 habían recibido el cardenalato de Pascual II, 5 de Calixto II y sólo 3 por Honorio II. De los 19 partidarios de Inocencio II, no menos de 9 eran cardenales de Honorio II, 7 de Calixto, 1 de Gelasio y 2 de Pascual II. De todo ello concluye que el partido de Anacleto representa la mayoría de los viejos y tradicionalistas, mientras que el partido de Inocencio, en minoría comprende a los cardenales jóvenes a los que pertenecía el futuro.

   Para Klewitz el partido de Anacleto pertenecía todavía a aquella generación que había colaborado a resolver los grandes problemas conectados con la lucha por las investiduras y la transformación del Palacio Lateranense en la Curia Romana. Estos trabajos se resolvieron como muy tarde en 1122, en tiempos del Concordato e Worms.

   El partido de Inocencio sería, por el contrario el portavoz de nuevas ideas más modernas. Por ello la elección de 1130 sería el final del papado reformado, el comienzo de una nueva época y de una piedra miliaria en la historia del papado.

   En 1960-61 otro estudioso alemán, Franz-Josef Schmale, presenta la división entre cardenales viejos y cardenales nuevos o jóvenes, en relación con un cambio de la espiritualidad hacia el año 1100. Según él los inocencianos son influenciados por la nueva espiritualidad de los Cistercienses, canónigos regulares y Premostratenses, poniendo el énfasis en la vida apostólica, con el rechazo de tramas seculares y el respeto del episcopado en la jerarquía de la Iglesia. Todo esto lo fundamenta en el echo de que los nuevos cardenales provenían sobre todo de la áreas más influenciadas por la nueva espiritualidad, Italia septentrional y Francia, mientras que los anaclecianos eran principalmente de Roma y del mediodía italiano con el modo de pensar propio del monacato benedictino tradicional del XI y de la Reforma Gregoriana.

   Este libro ha provocado animadas discusiones entre los expertos. Afirman que las facciones cardenalicias no eran tan homogéneas como pensaba el autor. Lo cierto es que los cardenales anaclecianos eran los miembros más ancianos del colegio cardenalicio, mientras que los más jóvenes estaban de parte de Inocencio, así como sus procedencias geográficas ya expresadas. Ambos partidos manifestaban ser vasallos de sus elegidos. Será el Concilio Lateranense III de 1179 el que establezca la mayoría de la elección papal, con anterioridad no existía precisándose de la .salio pars., que no era un término muy preciso derivado de la Regla de San Benito en el capítulo 64 donde habla de la elección de un abad. Los inocencianos tenían razón al afirmar que la Regla de San Benito no dice nada de una mayoría numérica.

   Según Bernardo de Claraval, el cual ha sido decisivo, Inocencio era el papa legítimo a causa de la prioridad de su elección. Fue decisivo el hecho de que Inocencio era mucho más digno en relación con su adversario, diciendo en una ocasión que .un hombre de origen judío había llegado a la Cátedra de San Pedro para ignominia de Cristo..


3.- El papado de Inocencio II (1130-43).

    Decisiva para la legitimidad de uno u otro Papa no fue tanto la elección cuanto la recepción de ambos candidatos por parte de la Iglesia. Determinante fue la postura que tomó toda la cristiandad, sobre todo Francia y Alemania. Ambos papas no dejaron de solicitar el reconocimiento por parte de cada estado.

   Para Anacleto fue muy importante la postura en su favor tomada por el Duque Rugerio II de Sicilia, concediendo Anacleto a Rugerio y sus herederos la corona de Sicilia, Calabria, Puglia y de los derechos soberanos sobre el Benevento, Nápoles, con la suma del Principado de Capua, es decir lo que los Normandos siempre quisieron unir. Rugerio prestó juramento feudal al papa y se comprometió al pago de un tributo anual. Si esto fue una victoria del partido filonormando del colegio cardenalicio el precio pagado era demasiado alto, un fuerte estado normando al sur de Italia que condicionará al papado hasta Federico II.

   La decisión de Francia sobre el cisma era mucho más importante. Sobre ella tenía una gran influencia el hecho de que el canciller Aimerico, desde hacia mucho tiempo estaba en buenas relaciones de amistad con Bernardo de Claraval y con el abad Pedro el Venerable de Cluny. Para tomar una posición el rey de Francia Luis VI convocó un sínodo en Étampes el 8 de septiembre de 1130. En este sínodo Bernardo con su elocuencia convence a los representantes de la Iglesia francesa de pronunciarse en favor de Inocencio II, a pesar de las irregularidades producidas en su elección. De este modo Francia fue conquistada por Inocencio, a pesar de la oposición de algunos obispos. Inocencio al tener que abandonar Italia se irá a Francia en otoño de 1130 estando seguro de una espléndida acogida. En el sínodo de Clermont en noviembre de 1130, dirigido por el papa, con representación del episcopado español, Inocencio recibió la promesa de obediencia de parte de numerosos obispos presentes.

   En Inglaterra el rey Enrique I, que conocía personalmente a Anacleto, siendo propenso a inclinarse por él, no obstante en un encuentro con Bernardo le convence para que cambie de opinión. En enero de 1131 recibió Inocencio en Chartres el homenaje personal del rey inglés. También fue reconocido como papa legítimo por Castilla y Aragón. Aquitania y Escocia seguirán del lado de Anacleto.

   La voz más importante en esta lucha será la postura del rey alemán como candidato a la dignidad de emperador. En 1125 los príncipes alemanes, tras la muerte de Enrique V, eligieron rey al Duque de Sajonia Lotario III, hombre devoto y consciente. Tras la doble elección ambos papas habían buscado rápidamente el contacto con Lotario, pero él quería adoptar una posición independiente y deseaba decidir de acuerdo con los obispos alemanes. Con este fin convocó una asamblea o sínodo en Würzburg en octubre de 1130, tanto los príncipes seculares como los obispos presentes se pronunciaron a favor del reconocimiento de Inocencio II. En esta decisión fue decisivo el parecer del Arzobispo de Magdeburgo Norberto que convenció a sus connacionales. Cinco meses después se encontraron Inocencio y Lotario en Lieja, en marzo de 1131, en presencia de Bernardo de Claraval, recibiendo al papa con los mismos honores que se hacían en el 754 por parte de los reyes francos y después alemanes, Officium fratoris et repem, es decir el servicio de .escudero.. Consistía en el hecho de que el rey conducía por las riendas el caballo en el que cabalgaba el papa durante unos metros. Había una segunda forma el Officium strepe, servicio del mariscal, que consistía en que el rey sujetaba los estribos del caballo cuando el papa descendía, uso éste que estaba en vigor en la relación del vasallo con su señor. A partir e esto se derivó el reconocimiento del rey alemán como vasallo del papa, que traerá grandes problemas a ambas partes.

   En los tratados de Lieja de 1131 se afirmó que el rey debería acompañar al papa a Roma donde recibiría de sus manos la corona imperial. Este vieja se debió aplazar cerca de un año. A finales del verano de 1132 Lotario III con un pequeño grupo de caballeros puede empezar este viaje. Mientras tanto Inocencio celebró en Reims un gran sínodo en octubre de 1131 en el que se manifestó la excomunión de su rival Anacleto II y su partido, siendo también ungido y coronado por el papa el hijo del rey francés Ludovico VII.

   Las fuerzas de Rugerio constituían el más sólido apoyo del antipapa. Desafortunadamente para Anacleto en 1132 se produjo una insurrección en el Reino de Sicilia, por lo que Rugerio tuvo que  concentrar allí sus fuerzas y no puede ayudar a Anacleto en Roma facilitándose la entrada de Lotario en ciudad sin encontrar resistencia conduciendo a Inocencio al Laterano. Pero la Roma Transtiberina con San Pedro y Castell Sant.Angelo permaneció en manos de Anacleto. De este modo la coronación de Lotario se lleva a cabo en la Basílica Lateranense el 4 de junio de 1133, no en San Pedro como era la tradición. Con anterioridad Lotario había prestado al papa el tradicional juramento de fidelidad, habiendo solicitado antes Lotario la restauración del antiguo derecho de investidura, que fue rechazado por el papa aunque el privilegio personal de Enrique V concedido en Worms se extiende también a Lotario y por fuerza de la costumbre a sus sucesores. Otro punto discutido entre el papa y Lotario fueron los bienes de la condesa de Canosa, Matilda. Lotario reconoció el derecho de propiedad feudal de la Iglesia Romana sobre estos bienes personales de Matilde, pero los recibía del papa mediante investidura con anillo contra un tributo anual. El emperador en esta ocasión no prestó un juramento personal al papa sino que mandó a su yerno Enrique el Soberbio Duque de Baviera que prestó este juramento.

   Tras la muerte de Anacleto II en 1138 y de Lotario en 1137, el papa Inocencio II hizo representar la escena de la coronación de Lotario con un fresco en una sala de consejo del Palacio Lateranense que permaneció hasta la segunda mitad del XVI. En este fresco dos actos históricos, juramento de Lotario antes de la coronación y la concesión de los bienes de la condesa Matilde estaban representadas y había una inscripción que decía: .El rey se paró delante de las puertas de Roma jurando primero los derechos de la ciudad, después se hizo vasallo del papa y recibió la corona de las manos del papa.. No hay duda que la Curia Romana intentó interpretar así la relación del papa con el emperador, el emperador como vasallo del papa.

   Inocencio II ha vencido a la condesa porque encontró la adhesión de los países más importantes de la cristiandad occidental en particular Francia y Alemania. Uno tiene la impresión que Inocencio II y sus cardenales eran más activos e ingeniosos en buscar  la adhesión de los soberanos y de los obispos mientras Anacleto II residía tranquilamente en Roma sin moverse. Su apoyo principal era Rugero II, el cual con el consenso de Anacleto reunió en sus manos todos los territorios normandos del centro de Italia. Hemos hablado de la reunión entre Inocencio y Lotario, que se encuentran por primera vez en Marzo de 1131, donde Lotario prestó al papa el servicio de escudero y mariscal, rito muy en desuso porque podía ser interpretado como vasallaje. Lotario ha reconducido a Roma hacia Inocencio II donde el 4 de Junio de 1133 Lotario recibe la corona imperial. Pero la parte transtiberina de la ciudad junto con S. Pedro estaba en manos de Anacleto II.

   De las conversaciones entre Lotario e Inocencio debemos de mencionar la solución a los bienes de la condesa Matilde. Lotario recibe los bienes como feudo del Papa. Estos hecho fueron pintados después de la muerte de Lotario III, en un fresco del palacio lateranense que presenta al emperador como vasallo del papa. Debemos saber que en el Medievo una imagen es siempre una representación programática, jamas una simple ilustración como ocurre hoy.

   Pocos días después de la coronación Lotario deja Roma, Inocencio no puede permanecer en la ciudad a causa de la hostilidad de los romanos y se marchó a Pisa donde residiría. La posición de Anacleto en Roma permanece firme y estable, continuando así el cisma, y sobre todo por la ayuda de Rugero II de Sicilia. Anacleto muere el 25 de Enero de 1138, acabando el cisma, aunque hubo un sucesor, que se llamó Victorio IV, pero estuvo poco tiempo renunciando al papado, somentiéndose a Inocencio II, que es reconocido por todos como único y legítimo papa. Como conclusión Inocencio II ha convocado un Sínodo en el Laterano en Abril de 1139, X concilio ecuménico, II concilio lateranense.


4.- Concilio Lateranense II.

   Inocencio lo llamó sínodo. plenaria., en vez de .sínodo general.. Las actas del sínodo se han perdido pero los cánones si han llegado a nosotros. Los datos del número de participantes oscilan notablemente entre 500 y 1.000 personas. La impresión de los contemporáneos es de un grandísimo concilio. Los participantes vienen de casi todos los países de la cristiandad, Inglaterra, España, Jerusalén, Francia y el imperio.

   Es el triunfo de Inocencio II y el final del cisma. A los que habían apoyado a Anacleto II se les trató con dureza, siendo destituidos, también el cardenal Pietro de Pisa, que fue destituido y excomulgado, pero después de la muerte de Inocencio su sucesor le devuelve lo perdido. Las ordenaciones de Anacleto fueron declaradas nulas e invalidas. De los treinta cánones del concilio, la mayor parte repite las ideas de la reforma Gregoriana, aunque podemos encontrar prohibiciones:

·de la usura (c. 13)

·de los torneos (c. 14)

·  prohibición del estudio del derecho y de la medicina de parte de los monjes con el deseo de ganancias (c. 9)

·prohibición de las monjas de cantas el oficio con los monjes o canónigos(c. 27)

·  intento de prohibición en la producción de armas, impedir el desarrollo de la industria de las armas (c. 29)

   La decisión más importante del concilio para hoy es la del canon 7 que declara nulo el matrimonio contraído por clérigos y monjes. No sólo ilícito, como estaba hasta ahora, sino nulo. Es la última etapa del desarrollo del celibato.

   El canon 28 confirma a los capítulos de las catedrales el derecho de elegir el obispo, esto fue el origen de la posición de privilegio que adquirieron los capítulos de las catedrales en el Medievo.

   En el verano del 1139 el papa abrió personalmente una guerra contra el rey Rugero, pero la empresa fue errónea, el ejercito papal sufrió  una grave derrota, el mismo papa y los cardenales fueron prisioneros del rey (22 de Julio de 1139). En la paz firmada tres días después, el papa debe reconocer a Rugero su dignidad regia conferida por el antipapa. Rugero fue investido por el papa del reino de Sicilia, a sus hijos de Capua. Así Rugero obtiene lo que política papal había buscado evitar, era el rey de un fuerte estado en la Italia Meridional. El resultado del cisma fue la creación de un fuerte estado unido en la Italia meridional, un estado normando. Rugero no se contentó con esto, sino que comenzó a extender sus dominio hacia el Norte, hacia el patrimonio del papa.

   Inocencio además se encontró también con dificultades en la propia ciudad de Roma, porque surge un movimiento comunal con aspiraciones de autonomía e independencia, y este movimiento fue alimentado por el recuerdo del gran pasado de la ciudad de Roma. La ocasión de la revuelta fue un incidente con Tívoli, la cual dominaba el camino que conduce hacia el reino de Sicilia, los romanos exigían la destrucción de Tívoli, y como el papa se opuso, surgió una gran insurrección. Los romanos ocuparon el Campidoglio, restauraron el senado, y comenzaron la guerra contra Tívoli. Todo esto llevó al papa a la muerte (24 de Septiembre de 1143). Su sucesor Lucio II, trata de reconquistar el poder en Roma, pero muere en el asalto al Campidoglio el 15 de Febrero de 1145.

Página Principal
(Samuel Miranda)