¿HUBO UNA PAPISA EN LA IGLESIA
CATOLICA?
Una leyenda sin fundamento
Algunas leyendas hablan de una mujer que llegó a ocupar
el trono papal. Otros van más lejos afirmando incluso que se llamaba
Juana. Se trata de un rumor o de un chisme, que ha tenido amplia difusión
para desacreditar a la Iglesia y la figura del Obispo de Roma, a quién
desde hace muchos años, los católicos llamamos Papa (padre).
Es, pues, una verdadera leyenda negra, que no corresponde a la verdad histórica
y que pretende desprestigiar a la Iglesia fundada por Cristo y una institución
tan respetada como es el Papado.
Su supuesto pontificado tuvo lugar, según diferentes
relatos, entre los siglos IX y XI. Una versión asegura que nació
en Inglaterra (o en Alemania, de padres ingleses) y que se enamoró
de un monje benedictino con el que huyó a Atenas disfrazada de hombre.
Tras la muerte de su amante, continua diciendo la leyenda, ingresó
en el sacerdocio, se convirtió en cardenal y fue elegida papa, tomando
el nombre de Juan VIII, sucediendo al papa León IV (847-855). En el
857, durante una procesión papal, afirman, dio a luz un hijo, con
lo que se descubrió que era una mujer. La papisa, concluye la leyenda,
murió durante el parto.
El origen de un mito
El mito lo publicó por primera vez el escritor religioso
Esteban de Borbón en el siglo XIII, y muchos escritores lo repitieron
durante los tres siglos siguientes. El historiador bávaro Johannes
Aventius fue el primero en dudar de su historia, hasta entonces acreditada
por la misma Iglesia y por el público en general.
Más tarde, otros escritores, entre ellos el teólogo
calvinista francés David Blondel, el filósofo Gottfried Wilhelm
Leibniz, incluso los enciclopedistas franceses afirmaron que se trataba sólo
de un mito, sin ningún fundamento histórico. Finalmente, el
teólogo e historiador católico alemán Johann Döllinger
lo desautorizó de forma definitiva en 1863.
Sin embargo, aún hubo escritores que difundieron la leyenda,
como el griego Emmanuel Royidios, que publicó La papisa Juana (1886),
obra que fue traducida al inglés por el escritor británico
Lawrence Durrell en 1939, favoreciendo su difusión. Por eso todavía
hay personas que afirman que sí existió este personaje.
El verdadero Papa Juan VIII
Para reafirmar que no existió la Papisa Juana, baste
decir que se conoce mucho acerca del Papa Juan VIII (nombre que supuestamente
habría tomado esta mujer al acceder al trono pontificio), quien fue
Obispo de Roma del año 872 al 882 y que ha sido considerado como uno
de los pontífices más competentes del siglo IX.
Juan VIII nació en Roma en el 820. Entre las reformas
que llevó a cabo durante su pontificado destaca una importante reorganización
de la curia papal. Con poca ayuda por parte de los monarcas europeos, trató
de expulsar a los sarracenos (musulmanes) de Italia cuando ya habían
llegado a Roma. Fracasó y se vio obligado a pagarles un tributo. Defendió
a san Metodio contra sus enemigos alemanes, que se oponían al uso de
la lengua eslava en la liturgia, con lo que confirmaba el permiso para usarla
otorgado por su predecesor, el papa Adriano II.
En el 879 reconoció la reinstauración de Focio,
que había sido condenado en el 869 por el papa Adriano II, como patriarca
legítimo de Constantinopla. En el año 878 coronó a Luis
II, rey de Francia y a dos emperadores del Sacro Imperio Romano, Carlos II
y Carlos III. Murió en el año 882, después de diez fructíferos
años de pontificado.
Conclusión
Todavía hoy hay muchas personas que repiten esta leyenda,
para desacreditar a la Iglesia, sin investigar con profundidad. ¿No
actuarán de la misma manera en tantos otros temas? Estemos alertas
y no nos dejemos engañar.