DECRETO QUE PROCLAMA A SAN JOSÉ
PATRONO DE LA IGLESIA
A la Urbe y al Orbe.
De la misma manera que Dios había constituido a aquel José,
procreado del patriarca Jacob, superintendente de toda la tierra de Egipto,
para conservar el trigo del pueblo, así, con la plenitud de los tiempos,
para mandar sobre la tierra a su hijo Unigenito Salvador del mundo, escogió
a otro José, del que aquel era figura, y lo hizo Señor y Príncipe
de la casa y su posesión y lo nombró custodio de sus principales
tesoros.
De hecho, él tuvo por esposa a la Inmaculada Virgen Maria, de la cual
nació del Espíritu Santo Nuestro Señor Jesucristo quien,
cerca de los hombres, fue digno de ser Hijo de José, y le estuvo sujeto.
Y Aquél, que tantos reyes y profetas ansiaban ver, José no
solo Lo vió sino que moró con Él y, con paterno afecto,
lo abrazó y lo besó y, además, nutrió con cuidado
al el pueblo fiel comería como pan descendido del cielo, para conseguir
la vida eterna. Para ésta sublime dignidad, que Dios confirió
a éste fiel servidor suyo, la Iglesia siempre tuvo en sumo honor y
alabanza al Beato José, después de la Virgen Madre de Dios,
su esposa, e imploró su intervención en los momentos difíciles.
Por tanto, ya que en estos tiempos malvados la misma Iglesia, plagada de
enemigos por todas partes, está totalmente oprimida por los más
graves males, que hombres impíos pensaron hacer prevalecer finalmente
las puertas del infierno contra de ella, los Venerables excelentísimos
Obispos del Orbe Católico presentaron al Sumo Pontífice sus
súplicas y las de los fiels a los que cuida, pidiendo que se dignase
en constituir a San José Patrono de la Iglesia Católica. Habiendo
luego, en el Sacro Concilio Ecuménico Vaticano, renovado más
insistentemente sus peticiones y sus votos, el Santísimo Señor,
nuestro Papa Pío IX, consternado por el reciente y luctuoso estado
de cosas, para confiarse a sí y a todos los fieles al potente patrocinio
del Santo Patriarca José, quiso satisfacer los votos de los excelentísimos
Obispos y solemnemente lo declaró Patrono de la Iglesia Católica,
ordenando que su fiesta, el 19 de marzo, fuera celebrada con rito doble de
primera clase, aunque sin octava, al modo de la Cuaresma.
Él mismo, además, dispuso que tal declaración, por medio
del presente Decreto de la Sagrada Congregación de los Ritos, fuera
hecho público en este día sagrado de la Inmaculada Virgen Madre
de Dios y esposa del castísimo José.
No obstante cualquier cosa en contra.
El día 8 diciembres 1870.
Cardenal PATRIZI
Prefecto de la S. C. de los RR
Obispo de Ostia y Velletri.
DOMENICO BARTOLINI
Secretario de la S. C. de los RR.
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(Samuel Miranda)