BEATO PAUL YUN JI-CHUNG, mártir
1791 d.C.
8 de diciembre
Paul nació en 1759
en una familia noble de Janggu-dong, Jinsan, Jeolla. Fue hermano mayor de
Francis Yun Ji-heon, quien fue martirizado en Jeonju durante la persecución
de Shinyu de 1801. Siendo inteligente y confiable, se dedicó a estudiar
desde pequeño y en este contexto conoció la fe católica
por medio de un familiar.
Después de estudiar la doctrina católica por tres años,
fue bautizado en 1787. Luego le enseñó el catecismo a su madre,
a su hermano Francis Yun y a su primo James Gwon. Del mismo modo, junto a
Augustine Yu, un pariente político, intentó proclamar el Evangelio.
En 1790, ante el decreto del Obispo de Pekín, A. Gouvea,
que prohibía la práctica de ritos ancestrales, Paul y su primo
James quemaron la tableta ancestral. Tiempo después muere su madre,
quien había pedido ser enterrada según el rito católico,
en vez del rito confuciano. La noticia de que Paul no había ofrecido
el rito fúnebre tradicional y que había quemado la tableta
ancestral corrió rápidamente y llegó hasta la corte
real, que decide encarcelarlo junto a su primo James.
Los dos se ocultan y sólo se presentan a las autoridades
al enterarse de que el magistrado Jinsan, encargado de detenerlos, apresaría
al tío de Paul, en vez de ellos. El magistrado trató de persuadirlos
de renunciar a su fe, pero al ver que no podía cambiarles de opinión,
los transfiere al gobernador. Allí trataron de sacarles los nombres
de otros católicos, pero no obtuvieron ninguna información.
Por el contrario, los dos defendieron su fe con determinación y Paul
les indicó, artículo por artículo, la irracionalidad
de los ritos ancestrales confucianos.
Esto enfureció al gobernador, quien envió que fueran
castigados. A estas alturas, Paul y James estaban listos para morir. Su única
respuesta fue: "servimos a Dios como nuestro "Gran Padre", por lo tanto,
nosotros no podemos venerarlo desobedeciendo Sus Mandamientos".
El gobernador de Jeonju les hizo escribir sus declaraciones
finales y los sometió a la corte real, donde los ministros exigieron
al rey que fueran decapitados. El rey aceptó la propuesta y un 8 de
diciembre de 1791 (13 de noviembre según el calendario lunar) mueren
mientras oraban a Jesús y María. Paul Yun tenía 32 años
y es considerado el primer mártir decapitado en la historia católica
de Corea.