BEATO PEDRO ROCA TOSCAS
1937 d.C.
4 de abril
Hijo de Martín y
Valentina, nació en Mura (Barcelona) el 7 de octubre de 1916. Dios
bendijo aquel hogar cristiano con otros siete hijos, de los cuales dos murieron
prematuramente, Pablo moriría también mártir y Casimiro
sería sacerdote de la Sagrada Familia. Pedro Roca vivió en
su familia un clima muy patriarcal y cristiano. Frecuentó la enseñanza
primaria y, sobre todo, era monaguillo de la parroquia. En este ambiente
nació su vocación. En 1927 ingresó en calidad de aspirante
a la vida del Instituto en el colegio Nazareno de Blanes. Allí cursó
humanidades y latín.
Durante el aspirantado estuvo gravemente enfermo de tifus, habiendo
estado internado en el hospital de Blanes y recibido los últimos sacramentos.
Superiores, compañeros y personal del hospital quedaron altamente
sorprendidos del modo como sobrellevó la enfermedad. A los dieciséis
años, vistió el hábito religioso de la Congregación
en el colegio Sagrada Familia de Les Corts. Los novicios se trasladaron inmediatamente
a Begues para iniciar el año canónico de noviciado en el colegio
de San Luis, con el padre Martín Millet como maestro. El día
29 de septiembre de 1933 profesó en Begues en manos del padre Antonio
Samá, nuevo superior general, y pasó al escolasticado de Les
Corts. Por las obras de juventud que han llegado hasta nuestros días,
puede colegirse que habría sido un poeta de primera categoría.
Pedro era de estatura mediana, más bien flaco. Por su
bondad y religiosidad se captaba muchas simpatías. En el juego era
muy animoso y optimista e incapaz de molestar a nadie. Tenía una clara
tendencia a las letras, era muy aficionado a la literatura catalana y un
poeta en ciernes. Mantuvo siempre su carácter jovial y alegre con
superiores y compañeros. Respetaba a todos y era muy querido de todos.
Muy dicharachero y ocurrente, comentaba con gracia las anécdotas que
pululaban en aquellos días de cuantos alardeaban de ateos o anticlericales.
Se distinguía por su coraje, empuje, espíritu emprendedor y
capacidad de sacrificio. Sabía mantener igualdad de ánimo,
tanto ante lo próspero como lo adverso. Era piadoso y fiel a las prácticas
de piedad así como observante de las reglas y demás obligaciones
propias de los escolares.
Al finalizar el curso, como cada año, los escolares tenían
unas semanas de vacaciones en el Mas Loreto de Mosqueroles En el verano de
1936 el vestir con sotana por las calles era toda una provocación.
La vida de los escolares transcurría distendidamente entre los actos
de piedad, el tiempo de estudio del Magisterio o lectura, las veladas nocturnas,
las excursiones, el baño y el día de retiro. Los días
18 y 19 de julio de 1936, los escolares teólogo ya habían regresado
de sus vacaciones y estaban en Les Corts. El día 20 de julio el hermano
Pedro, con los demás, salió del seminario y se dirigió
a la casa de una familia amiga en la Bonanova. Al día siguiente regresó
a Les Corts y, en medio de otras personas, vio con estupor cómo ardía
el colegio-seminario. Permaneció unos días más en Barcelona
intentando acomodar algunas religiosas en casas privadas, hasta que decidió
dirigirse hacia Mura, su pueblo natal. Pensaba en la posibilidad de salir
de la zona roja y pasar a Roma o a algún otro lugar para vivir su
vida religiosa y completar sus estudios eclesiásticos en vistas a
la ordenación sacerdotal.
La ocasión se le presentó cuando otros cuatro
jóvenes, entre los que se encontraban su hermano Pablo y Pedro Ruiz,
tomaron la decisión de intentar cruzar la frontera por La Pobla de
Lillet. Estaban al corriente y la apoyaban los padres Millet y Morera, quien
el 1 de abril de 1937 les celebró la santa misa y les dio la comunión,
que iba a ser ya el viático para el viaje hacia la eternidad. Emprendieron
camino hacia Berga dispuestos a todo con tal de conseguir su ideal. Una hora
más arriba de La Pobla de Lillet fueron detenidos y conducidos al
comité de Manresa. Desde allí fueron llevados inmediatamente
hacia la prisión del convento de San Elías, de donde salieron
para ser asesinados en el cementerio de Montcada, probablemente el 4 de abril
de 1937. Contaba con 21 años de edad y casi 4 de vida religiosa. Sus
restos fueron echados a la fosa común y su defunción y desaparición
constan inscritas en el Juzgado de Mura desde 1942.
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(Samuel Miranda)