BEATA PINA SURIANO
1950 d.C.
19 de mayo
Nació en Partinico,
Palermo, (Italia), en el seno de una familia de agricultores. Desde su infancia
tuvo siempre un gran sentido religioso. Joven guapísima que no pudo
abrazar la vida religiosa en particular, a acausa de la oposición
de su familia. Entregó su vida a la asistencia de jóvenes como
responsable de la Acción Católica parroquial en la iglesia
de la Santísima Virgen María del Rosario en 1945. Desde su
infancia estuvo vinculada a la Acción Católica.
En 1948 fundó la Asociación de las Hijas de María
y fue su presidenta hasta su muerte. La participación de Pina en la
Acción Católica. fue algo que hay que tener presente, puesto
que los intereses que ella cultivó y las aspiraciones y los actos
religiosos de su vida surgieron precisamente de su compenetración
con el hecho de ser miembro de la Acción Católica. Esto explica
cómo ella, con el transcurrir de los años, se transformará
en una experta de la vida y del mensaje de Jesús, de la misión
de la Iglesia y de la vocación de los hombres a la santidad.
Puso como fundamento de su apostolado la oración, el
sacrificio, la misa, la comunión y la meditación cotidiana,
el estudio de la Escritura y la adhesión al magisterio de la Iglesia.
Merece una consideración especial la relación de Pina con su
familia ya que si bien ella se comportó siempre como hija perfecta
en los servicios que le confiaban y en la sumisión a sus padres, debió
enfrentarse con la cerrazón de su madre respecto de las prácticas
religiosas. En efecto, Doña Graciela no quería que Pina transcurriera
tanto tiempo en la iglesia, porque veía desvanecer los propósitos
matrimoniales que soñaba para ella.
El voto de castidad que hizo Pina el 29 de abril de 1932 en
la capilla de las Hijas de la Misericordia y de la Cruz, que era la sede
social de la juventud femenina de la Acción Católica, demuestra
que su compromiso religioso surgía de una opción de vida. Las
palabras que pronunció y escribió en su diario aquel día
son las siguientes: "En este día solemne, Jesús mío,
yo quiero unirme más a Tí y prometo ser cada vez más
pura y más casta para ser una azucena digna de tu jardín".
Con el permiso de su director espiritual, Pina renovaba todos
los meses este voto y, fiel al mismo, rechazaba las distintas propuestas
de matrimonio que más de un joven le dirigía, conquistado por
su gracia y su belleza. Intentó varias veces entrar en la vida religiosa,
pero se encontró con dificultades insuperables. Y mientras rezaba
esperando obtener la bendición de sus padres para entrar en la vida
religiosa, seguía participando con espíritu eclesial en la
vida de la parroquia y de la diócesis, como socia y responsable de
la Acción Católica y como presidenta de la Pía Unión
de las Hijas de María.
Un año antes de morir, como no podía ingresar
en la vida religiosa, junto a tres compañeras, se ofreció a
Dios como víctima por la santidad de los sacerdotes. En 1948 participó
en la peregrinación que se hizo a Roma, con ocasión del XXX
aniversario de la Juventud Femenina de la Acción Católica.
Fue verdaderamente llamativa la coincidencia entre el acto de su ofrenda
como víctima y el comienzo de una forma de artritis reumática
tan fuerte que le dejaría un defecto cardíaco que luego la
llevará a la muerte. Hasta el último momento siguió
dando un ejemplo sublime de perfección, feliz de que su ofrenda como
víctima por la santidad de los sacerdotes estaba siendo aceptada.
Murió en Partiuico de un infarto, que ella afrontó con una
gran serenidad. La participación masiva en la capilla ardiente
y en su funeral fue la prueba de que la opinión común sostenía
que había muerto una santa. Sus restos reposan en la iglesia parroquial
del Sagrado Corazón, en Partinico.