SAN PROBINO DE COMO
420 d.C.
8 de marzo
Algunos escritores y hagiógrafos,
y el mismo Martirologio Romano, escriben «Provino», pero no hay
duda de que la forma exacta es Probino, nombre en uso entre los latinos,
y frecuente en el siglo IV, quizás como derivado de Probus (bueno).
San Probino era discípulo de san Ambrosio, quien lo envió como
colaborador de san Félix a Como, y cuando éste murió,
en el 391, Probino fue su sucesor, rigiendo la diócesis hasta el 420.
Su episcopado debió brillar por sabiduría y santidad,
ya que después de su muerte recibió ininterrumpidamente culto.
La reliquia de su cabeza fue conservada en un templete fuera de la ciudad,
hecho edificar por él mismo, y dedicado a los santos Gervasio y Protasio,
de los que poco antes de su episcopado, en el 381, habían sido descubiertos
los cuerpos en Milán, por obra de san Ambrosio. La reliquia quedó
allí mismo hasta el 1118, año en que, para salvaguardarla de
las correrías enemigas, fue trasladada intramuros de la ciudad de
Como, a la iglesia de San Antonio, que recibió el nombre de San Probino.
Se tienen noticias de los sucesivos reconocimientos de las reliquias,
ocurridas en 1504, 1618, 1836 y 1933. La afluencia de fieles a su sepulcro
fue continuo, especialmente de los enfermos de fiebres malignas, de las cuales
Probino es considerado sanador. En 1096 una parte del cráneo fue cedida
a la colegiata de Agno, en el Cantón Ticino, y puesta en un busto
de plata, y recibió allí un culto muy intenso.