¿Por qué no debo rezarle
a la Santa Muerte?
No debemos rezarle a la Santa Muerte porque
únicamente se reza a Dios, a la Virgen, a los Santos y a personas
de buena voluntad que vivieron el Evangelio. La Muerte no es una persona,
por lo tanto no existe como tal. La muerte es un estado o etapa de la vida.
Así como no le rezamos al Santo Nacimiento, al Santo Cumpleaños,
o a la Santa Enfermedad.
La Santa Muerte, que no existe, puede ser un disfraz del mismo
demonio. ¿Qué es la muerte? Es la consecuencia del pecado original.
Cuando nuestros primeros padres pecaron en el paraíso merecieron perder
la vida eterna y hacerse acreedores de la muerte (Génesis 3,19). En
este sentido la muerte en lugar de ser buena, es algo malo, tan malo que
Dios ha prometido destruirla un día y para siempre (Apocalipsos 21,4).
La muerte por lo tanto, es consecuencia del pecado y por lo
mismo es obra de Satanás. Así que quienes rezan a la Santa
Muerte están rezando a una obra de Satán o al demonio mismo.
Recordemos que Jesús es la Vida (Juan 6,48; Juan 11,25).
En el libro titulado “El libro de la Santa Muerte” publicado
por Editores Mexicanos Unidos se explica cómo la mayor parte de los
devotos de la Santa Muerte son católicos que intercalan oraciones
hacia ella con rezos a la Virgen María y al mismo Dios, habiendo en
esto una incoherencia muy grande.
Lo más delicado de esta devoción es que para agradarle
a la “flaquita” hay que preparar un altar en la casa y realizar rituales
que están relacionados con magia blanca para atraer el dinero, el
amor y la buena suerte. Se hacen oraciones para que a los enemigos les vaya
mal y lleguen rendidos a nuestros pies, todo lo contrario a lo que Jesús
nos enseñó: “Amen a sus enemigos y recen por sus perseguidores,
para que así sean hijo de su Padre que está en el Cielo” (Mateo
5,44).
La devoción a la Santa Muerte es una blasfemia,
una herejía y un culto dedicado a alguien que no existe, que quien
está detrás de todo esto es el mismo Lucifer. Mucho Cuidado.