BEATO RICARDO DE SANTA ANA
1622 d.C.
10 de septiembre
Beatos Ricardo de Santa Ana,
Pedro de Ávila, Vicente (Ramírez) de San José, León
de Satsuma y Lucía de Freitas. Mártires Franciscanos de Japón,
quemados vivos a fuego lento en Nagasaki el 10 de septiembre de 1622, y beatificados
por Pío IX en 1867. Ricardo nació en Ham-sur-Heure (Bélgica)
el año 1585. En 1604 ingresó en la Orden Franciscana. Estando
en Roma, adonde lo habían enviado para hacer algunas gestiones, se
unió al grupo de frailes destinados a las misiones de Japón.
Estuvo primero en México, y llegó a Filipinas en 1611.
Cursados los estudios eclesiásticos, en 1613 se ordenó
de sacerdote y pasó a Japón. Pronto fue expulsado, pero pudo
regresar disfrazado de comerciante. De manera clandestina y en medio de continuos
peligros, atendió a los cristianos perseguidos y a los apóstatas
de la fe. Delatado por un falso creyente y arrestado, confortó y consoló
a los compañeros de prisión en Nagasaki y Omura.- Pedro nació
cerca de Ávila (España) el año 1592. De joven vistió
el hábito franciscano en la Provincia descalza de San José.
Ordenado de sacerdote, se dedicó a la predicación, la dirección
espiritual y las obras de caridad. En una expedición misionera, organizada
por el beato Luis Sotelo, marchó a Filipinas en 1617 y a Japón
en 1619. El 17 de diciembre de 1620 fue detenido, y sufrió crueles
tormentos en diversas cárceles, sin más consuelo que la compañía
de otros hermanos, hasta su martirio.
Vicente nació en Ayamonte (Huelva, España) en
1597. Emigró a México y a los 18 años de edad vistió
el hábito franciscano, como hermano laico, en Puebla de los Ángeles.
En 1618 pasó a Filipinas y al año siguiente a Japón,
donde fue detenido junto con el beato Pedro, y con él compartió
cárceles y martirio.- León, nativo japonés, nació
en un pueblo del reino de Saziuma, pertenecía a la Tercera Orden Franciscana
y era catequista y ayudante del beato Ricardo; cuando detuvieron a éste,
él se encontraba ausente catequizando, pero acudió a las autoridades
para decirles que era cristiano y colaborador del detenido, con el que compartió
la suerte a partir de entonces.
Lucía nació en Nagasaki en 1542 de familia noble
y se casó con un portugués rico. Mujer de mucho talento y valentía,
ingresó en la Tercera Orden Franciscana. Al enviudar intensificó
su vida de oración y de apostolado y su entrega a las obras de caridad;
su casa estuvo siempre abierta a cristianos y a misioneros, a los que acogía
y escondía en tiempo de persecución. Cuando detuvieron al P.
Ricardo, ella quedó confinada en su casa y le confiscaron sus bienes.
Ante el martirio dio muestras de gran entereza humana y de firmeza en la
fe.