RAFAEL SANZIO
La Transfiguración
La Transfiguración
(La trasfigurazione)
Rafael Sanzio, 1517 - 1520
Temple y óleo sobre madera • Renacimiento
405 cm × 278 cm
Museos Vaticanos, Ciudad del Vaticano
La Transfiguración
(en italiano, La trasfigurazione), es una pintura del artista renacentista
italiano Rafael Sanzio, que fue realizada circa 1517-1520, dentro del periodo
romano del artista. Esta obra está considerada su última pintura,
que dejó inacabada y que se cree fue completada por su alumno Giulio
Romano poco después de la muerte de Rafael en 1520. Es una pintura
al óleo sobre tabla, de 405 centímetros de alto y 278 cm de
ancho. Se conserva en la Pinacoteca Vaticana (Museos Vaticanos), Ciudad del
Vaticano.
La obra fue un encargo del cardenal Julio de Médicis
en 1516 para la catedral titular de San Justo en Narbona, Francia, sede obispal
del comitente. Al artista italiano Sebastiano del Piombo se le encargó,
al mismo tiempo, la pintura de La resurrección de Lázaro para
la catedral (actualmente en la National Gallery de Londres).
Después de la muerte prematura de Rafael en 1520, el
cardenal retuvo la pintura en lugar de enviarla a Francia. Posteriormente
la donó a la iglesia de San Pietro in Montorio, Roma. Fue robada por
las tropas francesas y llevada a París en 1797, pero después
de 1815 fue devuelta al Vaticano, donde se encuentra actualmente.
Una notable copia al óleo, realizada por Gianfrancesco
Penni, discípulo de Rafael, se conserva en el Museo del Prado de Madrid.
Es de formato casi idéntico, pero difiere en algunos detalles y presenta
una iluminación menos contrastada. Una copia en mosaico de la misma
pintura se instaló en la Basílica de San Pedro en la Ciudad
del Vaticano en 1767.
La restauración ha devuelto a los colores su máxima
expresividad. Constituye un resumen de toda la evolución artística
de Rafael. Inicialmente, la Transfiguración se había pensado
de modo distinto: la primera idea era representar una teofanía (aparición
de Dios), pero influido por Sebastiano del Piombo divide la escena, adoptando
una composición original. Las dos partes, bien distintas, en las que
se divide, narran episodios sucesivos del Evangelio de Mateo: capítulo
17, versículos 1 a 13. La parte superior de la pintura muestra la
transfiguración de Jesucristo en el monte Tabor, con Cristo transfigurado
flotando en frente de nubes suavemente iluminadas, perdiendo la materialidad
para transformarse en Espíritu Santo entre los profetas Moisés
y Elías con quienes está conversando, según el relato
del evangelista Mateo. Debajo de él hay tres discípulos, en
tierra, asustados (Pedro, Santiago y Juan).
En la parte inferior, Rafael representa a los Apóstoles
intentando, sin éxito, liberar a un niño poseído de
los demonios o epiléptico. Son incapaces de curar al niño enfermo
hasta la llegada de Jesucristo, recientemente transfigurado, quien lleva
a cabo el milagro.
La Transfiguración de Rafael constituye el comienzo de
una nueva era, prefigurando el manierismo, como se evidencia en las posturas
estilizadas y retorcidas de la parte inferior; pero también anticipa
el arte barroco, como se evidencia en la tensión dramática
imbuida a tales figuras, y el fuerte uso del claroscuro. Presenta así
una nueva tipología de cuadro que marcará todo el curso del
siglo XVI.
En el nivel más simple, la pintura puede interpretarse
como una representación de una dicotomía: arriba, el poder
redentor de Cristo, abajo, las debilidades de los hombres. La zona celestial
de Cristo redentor se caracteriza por la pureza y la simetría, con
figuras menos táctiles y tratadas con colores más claros. En
cambio, la zona inferior es una escena oscura, caótica, en la que
hay fuertes acordes cromáticos.
Ambas partes, sin embargo, mantienen cierta relación
gracias sobre todo a la pared rocosa en sombras. También hay figuras
en la parte inferior que apuntan a la superior, con claras diagonales que
llevan la mirada hacia arriba.
El filósofo Nietzsche interpretó la pintura en
su libro El nacimiento de la tragedia como una imagen del conflicto entre
los princios apolíneos y dionisíacos. El pintor y escultor
del siglo XVI, Giorgio Vasari, escribió en su obra Vida de los mejores
arquitectos, pintores y escultores italianos que la Transfiguración
fue la obra «más bella y más divina» de Rafael.