BEATO SALVADOR HUERTA GUTIERREZ
1927 d.C.
3 de abril
Nació en Magdalena,
Jalisco, el 18 de marzo de 1880. Mecánico por vocación, se
dedicó a este oficio, llegando a ser uno de los más competentes
de Guadalajara. Devoto de Jesús Sacramentado, participaba todos los
días de la Eucaristía y adoraba, con frecuencia, el Santísimo
en el sagrario. Su conducta como hijo, esposo y padre fue siempre ejemplar.
Poseía una particular intuición ante el peligro, al que se
enfrentaba con singular fortaleza.
Al comenzar el año de 1927 la situación religiosa
se tornó imposible para los católicos. Se perseguía
sin tregua a los clérigos por considerárseles instigadores
de la resistencia armada. El 2 de abril de 1927, consumado el asesinato de
Anacleto González y sus tres compañeros, acudió al cementerio
a despedir los restos del conocido líder.
De regreso a su taller, lo esperaban agentes de la policía,
quienes valiéndose de un ardid, lo arrestaron. En la Inspección
general comenzó un crudísimo tormento; lo colgaron de los dedos
pulgares; querían los verdugos conocer el paradero de los presbíteros
Eduardo y José Refugio. Exánime lo tiraron en un calabozo.
En las primeras horas del 3 de abril, lo condujeron, junto con
su hermano Ezequiel, al panteón de Mezquitán. Ante el pelotón
de fusilamiento, pidió una vela encendida, iluminando su pecho descubierto
dijo: "¡Viva Cristo Rey y la Virgen de Guadalupe!; disparen; muero
por Dios, que lo amo mucho".