SAN ALBERICO DE CITEAUX
1108 d.C.
26 de enero
Los esfuerzos de San Alberico
por encontrar un instituto religioso que correspondiese a sus aspiraciones
de gran perfección arrojan una luz que nos hace temblar, sobre
el temperamento de acero de los monjes del siglo XII. No sabemos nada de la
niñez de Alberico. Cuando oímos hablar de él por primera
vez, for maba parte de un grupo de siete ermitaños que vivían
en el bosque de Collan, no lejos de Chatillon-sur-Seine. Ahí habitaba
cierto abad Roberto, hombre de buena familia y muy reputado por su virtud.
A pesar de que había fracasado anteriormente en el gobierno de una
comunidad de monjes revoltosos, los ermitaños lograron con cierta dificultad
que Roberto aceptase ser su supe rior, y en 1075, emigraron a las cercanías
de Molesmes, donde construyeron un monasterio. Roberto era el abad y Alberico
el prior. Pronto empezaron a llover regalos al monasterio; la comunidad aumentó,
pero el fervor decayó.
Durante cierta época, un grupo de monjes se rebeló contra
la disciplina reli giosa. Roberto, desalentado, se retiró del monasterio.
Alberico ocupó su lugar e intentó restablecer el orden; pero
los monjes le golpearon y le encerraron finalmente. Alberico y un inglés
llamado Esteban Harding, no pudiendo ya soportar tal estado de cosas, abandonaron
también el monasterio. Probablemen te cuando el pueblo se enteró
de la rebelión, las limosnas empezaron a escasear y entonces los rebeldes
prometieron enmienda. Roberto, Alberico y Esteban re tornaron al monasterio.
Pero pronto reaparecieron los síntomas de la relajación, y Alberico
parece haber lanzado la idea de partir con un grupo de los más fervorosos
a fundar aparte una comunidad más observante. Fue él quien
nos dejó la noticia más personal sobre San Alberico, en una
exhortación que pronunció con motivo de la muerte de éste,
ocurrida el 26 de enero de 1109: "A todos nos afecta igualmente esta gran
pérdida -dijo-, y difícilmente podré consolaros yo,
que necesito de consuelo tanto como vosotros.