SAN ANSELMO DE NONANTULA
803 d.C.
3 de marzo
Cuando el rey Aistulfo gobernaba
Italia, su cuñado Anselmo, duque de Friuli, le acompañó
en sus campañas militares. El duque no sólo era un valiente
soldado, sino también un fervoroso cristiano. Primero fundó
un monasterio y un hospital en Fanano, en la provincia de Módena y
más tarde, una gran abadía a unos 30 kilómetros al sur
de Nonántola. Deseoso de consagrarse enteramente a Dios, San Anselmo
fue a Roma, donde tomó el hábito de San Benito y fue nombrado
abad de la nueva comunidad. El abad Anselmo llegó a gobernar a más
de mil monjes. Igualmente estaba encargado de un gran hospital y de un albergue
para los enfermos y peregrinos que él mismo había construido
cerca del monasterio, en honor de San Ambrosio. Desiderio, el sucesor
de Aistulfo, desterró al santo abad a Monte Casiono, donde pasó
siete años; pero Carlomagno le restituyó a Nonántola,
y ahí murió, ya muy anciano, después de haber pasado
cincuenta años en religión.