¿Debo poner a San Antonio de cabeza?



   Esta pregunta puede parecer cómica, sin embargo, hay personas que sí lo hacen para tener "suerte" en el amor. La ignorancia ha llevado a pensar que la imagen de San Antonio es el propio San Antonio, y que al ponerlo de cabeza lo están obligando a "cumplirles" su petición de amores.

   Volvemos al tema de la superstición, tan condenada en el libro del Deuteronomio 18. San Antonio de Padua no es una escultura, está en el Cielo. La escultura solamente es una representación del verdadero Santo que está al lado del Señor.

   Debemos de tener mucho cuidado con este tipo de prácticas supersticiosas pues a Dios le desagradan estas actitudes: "Yavé aborrece a los que se dedican a todo esto" (Deuteronomio 18,12).

   San Antonio, efectivamente, es intercesor para encontrar una pareja, al igual que San Rafael y San Valentín, pero los medios que utilizamos para que interceda por nosotros al Señor, no son los correctos.

   Para que San Antonio nos alcance de Dios el favor que le pedimos, debemos confesarnos, comulgar, cambiar de vida, acercarnos a Dios y no andar poniendo su imagen de cabeza, para castigarlo hasta que no nos "cumpla".

   No sólo se demuestra en esto una gran ignorancia, sino que también es una falta de respeto a las imágenes sagradas, se comete un pecado contra el segundo mandamiento. En pecado no nos puede el Señor dar una respuesta satisfactoria a nuestras peticiones.

   Hemos querido tener una religión cómoda, de acuerdo a nuestras necesidades. Hacemos rituales propios del paganismo y no del cristianismo. Necesitamos hacer lo que el Papa Benedicto XVI nos pedía: "Hay que purificar las devociones populares".

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(Samuel Miranda)