SAN BENEDICTO II
684-685 d.C.
Era natural de
Roma, y criado desde su infancia en el servicio de la Iglesia, estaba muy
versado en las Santas Escrituras y en el canto o música eclesiástica, de
que era devoto aficionado. Cantar continuamente las alabanzas de Dios en
la tierra es una especie de noviciado para la bienaventuranza de los cielos,
una ocupación de la más dulce y más gustosa para un alma que ama a Dios, verdaderamente
como él.
Benedicto fue siempre humilde, manso, paciente, mortificado, amante de
la pobreza y generosísimo para el pobre. Ordenado de presbítero, tomó parte
en el gobierno de la Iglesia romana en los pontificados de Agatón y León II,
y acaecida la muerte de este último el año 683, fue electo Papa, pero siendo
necesario obtener el consentimiento del emperador, por esta razón la silla
apostólica estuvo vacante cerca de un año, y Benedicto no fue consagrado hasta
el día 26 de junio del año 684.
Y su virtud mereció tanta consideración del emperador Constantino Pogonato,
que consiguió de este una ley, por la cual se autorizaba consagrar al Papa
luego de ser elegido. Constantino era un príncipe muy religioso y católico,
que reinó 17 años con gloria grande, y concurrió con el Papa Agatón a la convocación
del Concilio Sexto general de Constantinopla en el año 680, y el Papa León
II envió a España los decretos de este sínodo. Muerto éste, Benedicto II
prosiguió el mismo negocio, y los obispos de España en un concilio que celebraron
en Toledo aprobaron y recibieron la definición publicada por el citado sexto
Concilio general.
Despacharon estos al Papa una copia de su confesión de fe con sus firmas
al pie, no obstante el Papa Benedicto observó en ellas ciertas expresiones
oscuras, de que pidió una explicación más clara. Para este intento fue convocado
el décimoquinto concilio Toledano, en que fue explicado aquél punto, y aquellas
expresiones declaradas en un sentido enteramente católico.
El Papa Benedicto II trabajó mucho en la conversión de los herejes, y
en la reparación y adorno de las Iglesias; no completó once meses en el pontificado,
pero llenó este corto tiempo de buenas obras. Murió a los 7 días del mes
de mayo del año 686, y fue sepultado en la Iglesia de San Pedro.
(Samuel Miranda)