SAN CLAUDIO DE LA COLOMBIERE
1682 d.C.
15 de febrero
El Señor se sirve de
miles de caminos para conseguir lo que quiere. El pequeño Claudio había
recibido una muy esmerada educación cristiana de aquella familia que
en los Anales de la Visitación se llama "familia de santos", especialmente
de parte de su buena madre que con visión profética le dijo
en el lecho de muerte: -"Hijo mío, tú tienes que ser un santo
religioso". A sus dieciocho años, el 1658, ingresó en el noviciado
de la Compañía de Jesús en la ciudad de los Papas, Aviñón.
El Maestro de novicios dio al P. Provincial este informe del joven novicio
Claudio: "Es un joven con una prudencia superior a lo que corresponde a su
edad.
De juicio sólido, de rara piedad y las más altas
virtudes no le parecen excesivas a su fervor". Mientras su alma se transforma,
otra alma gemela, la futura Santa Margarita María de Alacoque recibe
durante una visión este aviso que tanta alegría proporciona
a su alma: "No temas, muy pronto te enviaré a mi amigo y siervo fiel
para que guíe tus pasos y te ayude en la misión que te voy a
encomendar". Por la intervención del Rey de Francia le es conmutada
la pena de muerte por el destierro; pero sólo para morir con 43 años
en Paray-le-Monial, tras aquellos sufrimientos; a su juicio "una de las mayores
misericordias que Dios le había concedido".