SAN CLEMENTE MARÍA HOFBAUER
1820 d.C.
15 de marzo
San Clemente fue el noveno de
12 hijos, nacido en Moravia, Austria, en 1751. A la edad de siete años,
fallece su padre, y por inculcasión materna, Cristo se convierte en
el nuevo "padre" del santo, a quien decidirá, más adelante,
consagrar su vida. A los 15 años trabaja como panadero en la panadería
de un convento y el superior entusiasmado al ver su gran heroísmo por
ayudar a los necesitados, lo ayuda a estudiar para el sacerdocio. Sin embargo,
el superior fallece, y con ello, los estudios del joven seminarista, que
años más tarde serán continuados con la ayuda de dos
señoras ricas de la ciudad a quienes el santo las auxilió generosamente.
Tras ser ordenado sacerdote, a la edad de 34
años, viajó a Roma e ingresó a una comunidad religiosa
recién fundada y sumamente fervorosa: los Padres Redentoristas, donde
será considerado como "el segundo fundador de los redentoristas" debido
a su fecunda labor apostólica la cual logró la extensión
de esta comunidad religiosa por el norte de Europa.
San Clemente fue enviado por sus superiores
a Varsovia, la capital de Polonia, y allí empezó a conseguir
éxitos admirables. Durante nueve años predicó sin cansancio
y fueron muchísimos los católicos indiferentes y los protestantes,
y hasta judíos que se volvieron fervorosos católicos, sin contar
las numerosas vocaciones sacerdotales que logró. Además, el
santo fundó orfanatos para recoger y educar gratuitamente a la juventud
desamparada por el gobierno debido a las recientes guerras que sumergieron
en la pobreza a la población.
Napoleón mandó suprimir la Comunidad
Redentorista, y San Clemente fue expulsado del país, retornando a Austria,
donde trabajará incansablemente los últimos 12 años de
su vida, entregando ese don de sencillez en todas sus predicaciones para que
la gente pudiese entender la Palabra Eterna y se convirtiese.
Sin embargo, por decreto del emperador austriaco,
a San Clemente se le prohibió predicar, e incluso algunos enemigos
del santo intercedieron ante el emperador para que lo expulsaran del país.
Gracias a la intersección del Pontífice, San Clemente permaneció
en Viena, pero sin poder predicar. Frente a esto, el santo logró sacar
gran provecho a esta situación adversa pues se dedicó con el
entusiasmo y empeño que lo caracterizaban a administrar el sacramento
de la Reconciliación y atender a los enfermos. Su confesionario llegó
a ser una fuente de influencia tan poderosa en muchísimos penitentes,
que fue llamado "El Apóstol de Viena", pasando horas y horas absolviendo
e impartiendo dirección espiritual, lo cual produjo un despertar religioso
en toda la ciudad.
Varios de sus discípulos fundaron periódicos
católicos, otros se oponían fuertemente en la universidad a
los que atacaban a la religión católica y buen número
de ellos fue formando un partido católico que más tarde será
una fuerza poderosa que defenderá la religión.
San Clemente fallece 15 de marzo de 1820. El
día de su entierro llega la orden del emperador aprobando que en Austria
se extienda la Comunidad de Redentoristas.