SAN CONRADO DE SICILIA
1351 d.C.
19 de febrero



   Los ecólogos, es decir, los que se dedican al estudio y a la defensa del ambiente natural, probablemente no tienen ninguna simpatía por este santo, pues durante una cacería no dudó en quemar el bosque con tal de hacer salir las liebres y los faisanes. Para aplacar la ira de los colonos que vieron destruidas sus cosechas y sus casas por el voraz incendio, el gobernador de Piacenza, Galeazzo Visconti, hizo condenar a muerte al primero que cayó en sus manos y cuya única culpa era la de haberse encontrado en el monte durante el incendio.

   El verdadero culpable era Conrado Confalonieri que había nacido en Piacenza en 1290; estaba casado y su profesión era la de soldado dé aventura. Como los caminos del Señor son infinitos, el pirómano cazador, actitud muy poco franciscana, entró arrepentido y en paz a la Tercera Orden franciscana de Calendasco en 1315, después de haberse separado de común acuerdo de su esposa, Eufrosina, que, siguiendo el ejemplo del marido, entró al monasterio franciscano de Piacenza. Dentro del sayo franciscano palpitaba todavía el corazón del errante hombre de armas. Después de varios años de piadosa peregrinación de un santuario a otro, fray Conrado fijó su residencia en un pueblito llamado Noto, más abajo de Siracusa, en un lugar apartado. Pero la fama de su santidad lo seguía corno la sombra, y al ver que las demasiadas visitas le quitaban el tiempo para la oración, se retiró de allí y fue a vivir en una gruta apartada que después la gente bautizó con el nombre de "gruta de San Corvado". Allí murió el 19 de febrero de 1351.

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(Samuel Miranda)