SAN CONSTANTINO DE ESCOCIA
576 d.C.
11 de marzo
San Constantino, rey de Escocia,
que, abandonando el trono, se hizo monje y predicó el Evangelio a las
escotos y a los pictos, 576. Constantino es un nombre afortunado y lo demuestra
la larga lista de santos que lo llevaron, comenzando por el mismo emperador
Constantino, cuyo culto se extendió rápidamente en todo el
Oriente y se fijó la fiesta para el 21 de mayo junto con la de su
madre, santa Elena. En Occidente su culto se limitó a las regiones
de Sicilia, Calabria y Cerdeña, por la influencia bizantina en esos
lugares. Hoy la Iglesia latina celebra la fiesta de otro Constantino, también
él rey, que coronó su atormentada vida con el martirio. Su devoción
se difundió sobre todo en Gran Bretaña e Irlanda.
Al inicio de su juventud llevaba una vida desarreglada, tanto
en público como en privado, manchándose con varias culpas, como
asesinatos y sacrilegio; para quedar más libre para sus conquistas
amorosas, se había divorciado de su mujer. Pero después, siendo
todavía joven, fue tocado por la gracia, se convirtió y cambió
radicalmente de vida. En primer lugar abandonó el trono y el poder
y, para expiar sus pecados, se retiró al monasterio irlandés
de Rathan. Era la época del gran florecimiento del monaquismo irlandés,
que había comenzado con la predicación de san Patricio y continuado
en los siglos siguientes gracias al buen número de santos.
Constantino había ido a construir el Reino de Dios en
la tierra en donde había cometido tantas maldades, ya borradas por
el perdón de Dios y por el gran testimonio de su amor a Cristo. En
efecto, Constantino recibió la palma del martirio en Escocia, en donde
fue asesinado por algunos paganos fanáticos, por su fe en el Evangelio
que iba predicando por las calles y las plazas. Escocia lo considera su primer
mártir.