SAN DIONISIO
DE ALEJANDRÍA
265 d.C.
17 de noviembre
San Dionisio,
Obispo, en Alejandría, varón de gran saber; el cual ilustre
por las repetidas confesiones que hizo de la fe de Jesucristo, y más
por los tormentos que padeció diversas veces por esta causa, murió
de avanzada edad confesor, imperando Valeriano y Galieno.
San Basilio y otros padres griegos honran a este Santo Prelado
con el título de Grande; y san Atanasio le llama el Doctor de la Iglesia
Católica. Era de nacimiento sabaita, de una familia principal de aquel
país en la Arabia Feliz. Siendo Dionisio todavía pagano, corrió
todo el círculo de la literatura pagana de Alejandría, entonces
centro de las ciencias, y profesó la oratoria. Dando por causalidad
en las Epístolas de San Pablo, abrió su corazón a la
verdad, y renunció a la idolatría. Y haciéndose humilde
discípulo de la escuela catequística de Orígenes, luego
fue ordenado de presbítero; y cuando Heraclio fue nombrado Obispo,
se encomendó a nuestro Santo el cuidado de aquella escuela en 221,
siendo luego nombrado Obispo de Alejandría en 247, cuando murió
aquel.
Su intrepidez, su celo y caridad aparecieron al instante con
esplendor en medio de las terribles persecuciones que sufrió la Iglesia
imperando Decio; no distinguiéndose menos en combatir el cisma que
levantó Novaciano contra el Papa San Cornelio, y en reparar los estragos
que causó el error de Sabelio, quien negaba la real distinción
de las Personas de la Santísima Trinidad. Restituido a Alejandría
en el año 261, de donde había salido cuando reinaba el furor
de la persecución, escribió al Papa justificándose de
la calumnia que se le hacía de haber impugnado la divinidad de Jesucristo
en un escrito contra Sabelio.
Incansable y lleno del Espíritu de Dios, fue la lumbrera
de su tiempo; y su constancia en medio de las tribulaciones fue admirable.
Murió Dionisio santamente el día 10 de septiembre del año
265, después de cerrado el sínodo Antioqueno, habiendo gobernado
su iglesia con mucha sabiduría y santidad cerca de 17 añós.
Su memoria, dice San Epifanio, fue conservada en Alejandría con una
iglesia dedicada en honor suyo, pero mucho más por sus virtudes incomparables
y excelentes escritos.