SAN EPIFANIO DE PAVÍA
497 d.C.
21 de enero
La fama de la santidad
y milagros de Epifanio le ganó las simpatías de los débiles
emperadores romanos de su tiempo, así como el favor de los reyes
Odoacro y Teodorico, aunque los intereses de tan grandes y poderosos señores
eran totalmente opuestos. Epifanio conquistó con su elocuencia y
su caridad a los salvajes bárbaros, obtuvo la vida y la libertad
de millares de cautivos y la abolición de muchas leyes opresivas,
así como la disminución de los elevados impuestos públicos.
Su generosa caridad salvó la vida de muchas gentes cas tigadas por
el hambre, y su celo ayudó a que se mitigara el torrente de iniquida
des en aquellos agitados tiempos.
Epifanio desempeñó una embajada ante el emperador
Antemio, y otra ante el rey Eurico en Toulouse, con la esperanza de evitar
la guerra. Reconstruyó Pavía, que había sido destruida
por Odoacro, y mitigó el ímpetu de Teodorico en sus victorias.
Epifanio emprendió un viaje a Borgoña para rescatar a los
cautivos de Gondebaldo y Godegisilo, y murió de fiebre y de frío,
a su vuelta a Pavía, a la edad de cincuenta y ocho años. Su
muerte fue la de un mártir de la caridad. En vida, su rebaño
le honraba con una profusión de nombres de cariño y encomio:
"el pacificador", "la gloria de Ita lia", "luz de los obispos", y también
"papa", es decir "padre". Su cuerpo fue trasladado a Hildesheim, en la Baja
Sajonia, el año 963. Brower opina que sus reliquias se hallan en
el ataúd de plata cercano al altar.