SAN FÉLIX III
483-492 d.C.
Era noble romano y había sido casado. San Gregorio
el Grande perteneció a su descendencia. Excomulgó al Patriarca de Constantinopla,
Acacio, lo que provocó el cisma que lleva el nombre de éste; pero conservó
relaciones con el emperador Zenón, que intervino en nombre del Papa ante el
rey arriano de los vándalos para que otorgara plena libertad a los católicos
de Africa del norte.
Italia era el escenario de la lucha entre Odoacro y Teodorico, rey de
los ostrogodos, que había invadido la península. La lucha duró cinco años.
Teodorico venció y mató a Odoacro en 493.
Félix III construyó muchas iglesias y aumentó el patrimonio de la Iglesia,
cada vez mayor, debido a las donaciones de reyes y emperadores. Empezó a esbozarse
el Estado Pontificio, brotado por generación espontánea en medio del desastre
general. Mientras las demás instituciones se derrumbaban, la Iglesia conquistaba
poco a poco su prestigio ante los bárbaros.
El Obispo de Roma simbolizaba la cristiandad entera y era considerado
como el jefe de la Iglesia Universal. También el prestigio de los obispos
estaba en aumento, ya que, en aquellos momentos de crisis, eran los únicos
protectores del pueblo y del orden social, y al mismo tiempo los únicos
intermediarios eficaces entre el pueblo y la furia de los bárbaros.
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(Samuel Miranda)