SAN GELASIO
492-496 d.C.
Nació en Roma de padres africanos,
y sucedió al Papa San Félix III a mediados de febrero del año 492. Fue un
hombre muy versado e instruido en las costumbres de la Iglesia, y ensalzado
por la dureza de su vida, su extraordinaria humildad, templanza, austeridad
y liberalidad con el pobre, por cuyo amor lo fue él siempre, dice Dionisio
el Exiguo. Facundo de Hermoine, que escribió pocos años después de su muerte,
dice: "Él fue famoso en todo el mundo por su sabiduría y santidad de vida".
A sus demás virtudes juntaba un amor grande al órden y la disciplina, con
un espíritu y una prudencia nada comunes.
Su principal cuidado fue, desde su elevación a la cátedra pontificia,
restituir la paz a las iglesias de Oriente, lo cual no pudo conseguir. Rehusó
enviar cartas de comunión a Eufemio, Patriarca de Constantinopla porque se
excusaba a borrar de los Dípticos (o registro de los obispos ortodoxos difuntos,
de que se hacía conmmemoración en el altar) el nombre de Acacio, predecesor
suyo, el cual si bien no había rechazado el Concilio Calcedonense, había
mostrado demasiada condescendencia a su amo el Emperador en favor de los
Eutiquianos, y en vivir en comunión con Pedro el Notario, artificioso eutiquiano,
usurpador de la silla de Alejandría. Y esta interrupción de cartas de comunión
entre la silla de Roma y las principales de Oriente continuó hasta que por
orden del emperador católico Justino el año 518, Juan Patriarca de Constantinopla
y los demás prelados dieron satisfacción al Papa San Hormisdas borrando el
nombre de Acacio.
Afirmó con firme nobleza los derechos del poder espiritual ante el emperador
Anastasio de Bizancio, al que escribió: "Hay dos principales poderes para
regir el mundo: la sagrada autoridad de los pontífices y el poder imperial.
De los dos el de los sacerdotes es tanto más importante cuanto que tiene
que rendir cuenta al Señor, ante el juicio divino, de los mismos reyes".
Supo mantener con habilidad la unidad espiritual de todos los cristianos,
cultivando las relaciones con el emperador.
La unidad política había sido parcialmente restablecida, ya que Teodorico,
que reinaba en Ravena, lo hacía como vasallo del emperador de Constantinopla,
manteniéndose de esta forma un cierto simulacro de dependencia. Suprimió
la última fiesta pagana que todavía continuaba celebrándose, la fiesta de
las Lupercalia. Fue sepultado en la Basílica de San Pedro.
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(Samuel Miranda)