SAN JOSÉ, Esposo de María
Siglo I d.C.
19 de marzo
José de Nazaret (heb.יוסף
הקדוש) fue, en el cristianismo y según diversos textos neotestamentarios,
el esposo de María, la madre de Jesús de Nazaret y, por tanto,
padre terrenal de Jesús. Según los Evangelios, era de oficio
artesano (en el original griego, «τεχτων»; Mateo 13:55a), lo
que ya en los primeros siglos del cristianismo se concretó en carpintero,
profesión que habría enseñado a su hijo, de quien igualmente
se indica que era "artesano" (Marcos 6:3a).
Era de condición humilde, aunque las genealogías
de Mateo 1:1-17 y Lucas 3:23-38 lo presentan como perteneciente a la estirpe
del rey David. Se ignora la fecha de su muerte, aunque se acepta que José
de Nazaret murió cuando Jesucristo tenía ya más de 12
años pero antes del inicio de su predicación. En efecto, el
evangelio de Lucas menciona a «los padres» de Jesús cuando
éste ya cuenta con 12 años (Lucas 2:41-50), pero no se menciona
a José de Nazaret en los Evangelios canónicos durante el ministerio
público de Jesús, por lo que se presume que murió antes
de que éste tuviera lugar. Las Escrituras señalan a José
como «justo» (Mateo 1:19), que implica su fidelidad a la Torá
y su santidad.
La figura de José fue contemplada y admirada por diversos
Padres y Doctores de la Iglesia y es hoy objeto de estudio de una rama particular
de la Teología, la Josefología. La exhortación apostólica
Redemptoris custos, escrita por Juan Pablo II y publicada el 15 de agosto
de 1989, es considerada la carta magna de la teología de San José.
El evangelio de Mateo 1:18-24 muestra parte del drama que vivió
José de Nazaret al saber que María estaba embarazada. Iba a
repudiarla, en secreto porque era justo, porque no quería que fuera
apedreada según lo dispuesto en la Torá (Deuteronomio 22:20-21).
La Escuela bíblica y arqueológica francesa de Jerusalén
interpreta que la justicia de José consistió en no querer encubrir
con su nombre a un niño cuyo padre ignoraba, pero también en
que, convencido de la virtud de María, se negaba a entregarla al riguroso
procedimiento de la ley de Moisés. Según el evangelio de Mateo,
el ángel del Señor le manifestó en sueños que
ella concibió por obra del Espíritu Santo y que su hijo «salvaría
a su pueblo de sus pecados», por lo que José aceptó a
María (Mateo 1:20-24).
Luego, antes que Herodes el Grande ordenara matar a los niños
menores de dos años de Belén y de toda la comarca, José
tomó al niño Jesús y a su madre y huyó a Egipto
(Mateo 2:13-18). Al morir Herodes, José entró nuevamente con
el niño y su madre en tierra de Israel pero, al enterarse de que Arquelao,
hijo de Herodes el Grande, reinaba en Judea, tuvo miedo de ir allí
y se retiró a la región de Galilea, a Nazaret (Mateo 2:19-23).
Según el evangelio de Lucas, Nazaret había sido el lugar de
residencia de María, ya desposada con José, cuando acaeció
la Anunciación (Lucas 1:26-38).
Según la tradición apostólica, José
nació en Belén. Los padres de José eran Santiago y Santa
Juana. Santiago (cuyo nombre original es Jacob) era natural de Belén.
Sus padres eran Mathan y Estha. Su genealogía es la del Evangelio
de San Mateo. Santa Juana (cuyo nombre original es Abdit), llamada por algunos
Abigail, era de Belén. Sus padres eran Eleazar y Abdit.
Además, José podría haber tenido un primo
hermano de nombre Cleofás, quizá padre de Santiago el Menor,
José Barsabás, Simón El Celote, Judas Tadeo, Lidia y
Lisia. Todos ellos fueron conocidos como hermanos de Jesús, aunque
la interpretación tradicional católica considera que serían
sus primos segundos.
Por la fidelidad a su esposa con la que, según la Iglesia
católica, consumó el matrimonio manteniéndose casto,
debido a que María estaba profundamente entregada al amor de su padre
divino, San José recibió el don divino de la paternidad aún
siendo verdadero esposo virginal, de ahí su dignidad y santidad. San
José fue declarado patrono de la familia y es por antonomasia el patrono
de la buena muerte, atribuyéndosele el haber muerto en brazos de Jesús
y de María.
El papa Pío IX lo proclamó patrono de la Iglesia
universal en 1870. Debido a su trabajo de carpintero es considerado patrono
del trabajo, especialmente de los obreros, por dictamen de Pío XII
en 1955, que quiso darle connotación cristiana a la efeméride
del Día internacional de los trabajadores.
La Iglesia católica lo ha declarado también protector
contra la duda y el papa Benedicto XV lo declaró además patrono
contra el comunismo y la relajación moral. El 15 de agosto de 1989,
el papa Juan Pablo II le dedicó la exhortación apostólica
Redemptoris Custos, en ocasión del centenario de la encíclica
Quamquam pluries del papa León XIII.[15] Ha sido proclamado patrono
de América, China, Canadá, Corea, México, Austria, Bélgica,
Bohemia, Croacia, Perú, Vietnam.
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(Samuel Miranda)