SAN JUAN DE RIBERA
1611 d.C.
6 de enero
Arzobispo de Valencia y Patriarca
de Antioquía, fue el alma de la restauración espiritual de
la diócesis de Valencia al aplicar las directrices del Concilio de
Trento. Nació en Sevilla en 1532. Su padre Pedro Enríquez y
Afán de Ribera y Portocarrero, duque de Alcalá y marqués
de Tarifa, llegaría a ser virrey de Cataluña y Nápoles.
Recibió la tonsura clerical el 23 de marzo de 1544 en la iglesia de
San Esteban de Sevilla. Poco después pasó a Salamanca, donde
cursó cánones, artes y teología.
A propuesta del rey Felipe II el Papa Pío IV lo nombró obispo
de Badajoz, el 27 de mayo de 1562.
El Papa San Pío y en el consistorio del 30 de abril
de1568 le confirió el título de Patriarca de Antioquía,
y dos meses después lo promovió al arzobispado de Valencia.
El 21 de marzo del año siguiente hacía su entrada en la capital
de la Diócesis.
Tomando como prototipo del pastor el retrato descrito en "Stimulus pastorum",
de Bartolomé de los Mártires, y el sermón de su amigo
fray Luis de Granada, sobre la figura ideal del prelado, San Juan de Ribera
trabajó durante 42 años sin descanso en la diócesis
de Valencia procurando llevar a buen camino a la grey que se le había
confiado.
No hubo aspecto de las estructuras diocesanas que no fuese objeto de su
celo pastoral. Las atenciones al clero, presentándole, a través
de sus cartas pastorales y de los siete Sínodos Diocesanos, la figura
ideal del pastor. Manifestó su preocupación por elevar la
enseñanza de la teología en la Universidad, necesitada de
urgente e intensa reforma.
La reforma de las órdenes religiosas, fundando durante
su pontificado 33 conventos en la Diócesis. La formación cristiana
de los fieles, a los que frecuentemente les predicaba la Palabra de Dios,
y que le llevó a recorrer once veces en Visita Pastoral la amplia
geografla diocesana. A todos los medios recurrió para conseguir la
conversión de los moriscos, sin poderlo lograr. Finalmente se resolvió
el problema mediante el decreto del rey Felipe III, que los expulsaba del
suelo español en 1609. Nombrado por el rey Felipe III virrey y capitán
general de Valencia (1602-1604), supo llevar con gran acierto este cargo,
reprimiendo el bandidaje y la corrupción.
Tuvo amistad con todos los santos que florecieron en aquellos
tiempos: San Juan de Ávila, San Luis Bertrán, San Francisco
de Borja, San Carlos Borromeo, San Pedro de Alcántara, San Pascual
Bailón, San Salvador de Horta, San Alonso Rodríguez, Santa
Teresa de Jesús, San Roberto Belarmino, San Lorenzo de Brindis, Beato
Nicolás Factor, Beato Andrés Hibernón y Beato Gaspar
Bono. Falleció santamente el 6 de enero de 1611, en el Colegio Seminario
de Corpus Christi, que él mismo fundara como monumento a la Eucaristía
y para la formación de los candidatos al sacerdocio. Fue beatificado
en 1796. Con San Juan de Rivera la diócesis de Valencia llegó
a un gran esplendor, y quedó marcada en el futuro por la línea
de renovación eclesial que trazó con los 42 años de
su pontificado