SAN KEVIN DE GLENDALOUGH
618 d.C.
3 de junio
Glendalough (el Valle de Los
Dos Lagos) es un valle estrecho, pintoresco y solitario, en el corazón
de las Montañas de Wicklow. La fama de su escuela monástica
se debe principalmente, a su fundador, San Kevin y a Laurence O´Tool,
el último de los santos irlandeses canonizados. Kevin, (en irlandés
Coemghen, el honorablemente engendrado) nació cerca de Rathdrum hacia
finales del siglo quinto y vivió hasta los ciento veinte años.
Su primer tutor fue San Petroc de Cornualles, el cual, había llegado
a Leinster alrededor del 492 y se consagró a sí mismo, con considerable
ardor y entusiasmo, al estudio de las Sagradas Escrituras, en lo que su alumno,
también llegaría a convertirse en un estudioso notable. Kevin
continuó sus estudios bajo la dirección de su tío, San
Eugenio, posteriormente Obispo de Ardstraw, quien en aquella época,
vivía en Kilnamanagh (Wicklow), donde enseñaba a sus alumnos
todas las enseñanzas sagradas, las cuales había adquirido en
el famoso Monasterio Británico de Rosnat.
El joven Kevin fue, en su tiempo, un apuesto mozo que había
conquistado sin saberlo, el afecto de una joven y bella doncella, la cual,
una vez le siguió a los bosques. El joven santo, dándose cuenta
de la presencia de la joven dama, se tiró a una cama de ortigas y después,
cogiendo un puñado de las mismas, flageló a la joven con las
ardientes hierbas. “El fuego externo” dice el biógrafo “extinguió
el fuego interno” y Kathleen, arrepentida, llegó a convertirse en
santa. Se desconoce el origen de la historia, la cual Moore unió al
inmortal verso en el que relata cómo Kevin arrojó a la desdichada
Kathleen de su cueva, frente a Lugduff, a las profundidades del lago que
está debajo. Entonces Kevin se retiró a lo más salvaje
del Valle de Glendalaough, donde pasó muchos años en una estrecha
cueva viviendo a solas con Dios, practicando un ascetismo extremo. Con el
paso del tiempo, hombres santos se congregaron entorno a él y le indujeron
a construir el monasterio, cuyas ruinas todavía permanecen más
abajo en el valle más abierto, hacia el este. Aquí su fama
de santo y escolástico, atrajo multitud de discípulos, por
eso Glendalough llegó a ser para el este de Irlanda lo que las Islas
Arran fueron para el oeste- una gran escuela de sabiduría sagrada y
noviciado en el que los jóvenes santos y clérigos eran entrenados
en virtud y auto negación.
Uno de los más ilustres alumnos de San Kevin en Glendalogh
fue San Moling, fundador del bien conocido monasterio llamado en su honor
San Mullins, situado en la margen izquierda del río Barrow, en el suroeste
del Condado de Carlow. Como su maestro Kevin, el fue un hombre dedicado al
saber y a la extrema austeridad, viviendo, según se cuenta, tanto tiempo
cómo hizo Kevin, en un árbol hueco. También fue un elegante
escritor, tanto en Latín como en Irlandés. Son muchos los poemas
irlandeses que le han sido atribuidos, sus profecías fueron ampliamente
conocidas y el “Libro Amarillo de San Moling” fue uno de los que Keating
tuvo en sus manos, pero que por desgracia se perdió. Uno de los escolásticos
de Glendalogh, no obstante, San Laurence O´Tool, fue con mucho, el
más distinguido. Un gran escolástico, obispo, patriota y santo,
debió todo su entrenamiento en virtud y sabiduría a esta escuela.
Llevó tan lejos su devoción a San Kevin que incluso después
de haber sido nombrado Arzobispo de Dublín, convirtió en practica
habitual retirarse de la ciudad y pasar toda la Cuaresma en la misma cueva
en la cara de la roca sobre el lago donde San Kevin había vivido a
solas con Dios.
Las ruinas existentes en Glendalough todavía forman
una escena impactante en ese valle montañés de salvaje belleza.
Dentro del área del recinto original están la gran iglesia,
una catedral, construida probablemente en la época de San Kevin, una
fina torre circular de 33 metros de altura (110 pies), la construcción
llamada la Cro o cocina de San Kevin y la Iglesia de la Bendita Virgen, a
la que San Kevin, como la mayoría de los santos irlandeses, profesaba
una especial devoción. La construcción llamada la cocina de
San Kevin fue sin lugar a dudas su oratorio privado y habitación del
santo, esta última estando en un recinto más arriba, como en
la casa de San Columbano en Kells.