SAN LEÓN III
795-816 d.C.



   Nació en Roma. A su elección se opusieron dos sobrinos de Adriano que ambicionaban también ellos el Pontificado. Llegaron a encarcelarle, y el pueblo le liberó. Pero al no sentirse seguro, León fue a Francia, donde pidió y obtuvo la ayuda de Carlomagno. Una vez conseguida, regresó a Roma, donde fue acogido de forma triunfal y volvió a ocupar su trono papal. Corría el año 800. En la noche de Navidad de ese año se produjo un evento que incidiría mucho en la vida política y social: el papa León en la Basílica de S. Pedro coronó a Carlomagno «emperador» con la famosa dedicatoria: «A Carlo piísimo y augusto coronado por Dios, grande y pacífico emperador vida y victoria». Nacía el «Sacro Romano Imperio», continuación del antiguo Imperio Romano de Occidente, con sede en Aquisgrán.

   El emperador se convertía en protector y garante de la incolumidad y de los intereses del papa y de la Iglesia, reservándose el derecho a la aprobación en el momento de la elección del pontífice. Por otra parte, el papa otorgó a Francia el título de «hija primogénita de la Iglesia». Sin embargo, este mismo gesto sellaba la ruptura profunda y definitiva con Constantinopla, que se consideró autorizada a atacar Roma tanto en el campo político como en el doctrinal. En efecto, Constantinopla fue excluida de la política occidental. Ahí la Iglesia romana actúa una decisión: promueve el nacimiento del nuevo imperio europeo, opta por su propia seguridad, pero se gana un enemigo, Oriente.

   Europa tuvo una nueva organización administrativa: fueron creados los condados y las marcas, gobernadas y controladas por «missi dominici», que daban cuentas directamente al emperador. Éstos solían ser obispos. Carlomagno hizo muchos donativos al clero e instituyó escuelas en los monasterios. Fundó la famosa escuela Palatina, el primer núcleo de la Universidad de París.

   León murió dos años más tarde que el emperador y fue enterrado en la basílica de S. Pedro.

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(Samuel Miranda)