SAN LUIS ORIONE
1940 d.C.
12 de marzo
Luis Orione nació en
Pontecurone, diócesis de Tortona, el 23 de junio de 1872. A los 13
años fue recibido en el convento franciscano de Voghera (Pavía)
que abandonó después de un año por motivos de salud.
De 1886 a 1889 fue alumno de San Juan Bosco en el Oratorio de Valdocco de
Turín.
El 16 de octubre de 1889 entró en el seminario de Tortona.
Siendo todavía un joven clérigo, se dedicó a vivir la
solidaridad con el prójimo en la Sociedad de Mutuo Socorro San Marciano
y en la Conferencia de San Vicente. El 3 de julio de 1892, abrió en
Tortona el primer Oratorio para cuidar la educación cristiana de los
jóvenes. Al año siguiente, el 15 de octubre de 1893, Luis Orione,
un clérigo de 21 años, abrió un colegio para chicos
pobres en el barrio San Bernardino.
El 13 de abril de 1895, Luis Orione fue ordenado sacerdote y,
al mismo tiempo, el Obispo impuso el hábito clerical a seis alumnos
de su colegio. En poco tiempo, Don Orione abrió nuevas casas en Mornico
Losana (Pavía), en Noto (Sicilia), en Sanremo, en Roma.
Alrededor del joven Fundador crecieron clérigos y sacerdotes
que formaron el primer núcleo de la Pequeña Obra de la Divina
Providencia. En 1899 inició la rama de los ermitaños de la
Divina Providencia. El Obispo de Tortona, Mons. Igino Bandi, con Decreto
del 21 de marzo de 1903, reconoció canónicamente a los Hijos
de la Divina Providencia (sacerdotes, hermanos coadjutores y ermitaños),
congregación religiosa masculina de la Pequeña Obra de la Divina
providencia, dedicada a «colaborar para llevar a los pequeños,
los pobres y el pueblo a la Iglesia y al Papa, mediante las obras de caridad»,
profesando un IV voto de especial «fidelidad al Papa».En las
primeras Constituciones de 1904, entre los fines de la nueva Congregación
aparece el de trabajar «para alcanzar la unión de las Iglesias
separadas».
Animado por una gran pasión por la iglesia y por la salvación
de las almas, se interesó activamente por los problemas emergentes
en aquel tiempo, como la libertad y la unidad de la Iglesia, la «cuestión
romana», el modernismo, el socialismo, la cristianización de
las masas obreras.
Socorrió heroicamente a las poblaciones damnificadas
por los terremotos de Reggio y de Messina (1908) y por el de la Marsica (1915).
Por deseo de Pío X fue Vicario General de la diócesis de Messina
durante tres años.
A los veinte años de la fundación de los Hijos
de la Divina Providencia, como en «una única planta con muchas
ramas», el 29 de junio de 1915 dio inicio a la Congregación
de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, animadas por el
mismo carisma fundacional y, en el 1927, las Hermanas adoratrices Sacramentinas
invidentes, a las que se añadirán después las Contemplativas
de Jesús Crucificado.
Organizó a los laicos en las asociaciones de las «Damas
de la Divina Providencia», los «Ex Alumnos» y los «Amigos».
Después tomará cuerpo el Instituto Secular Orionino y el Movimiento
Laical Orionino.
Después de la primera guerra mundial (1914-1918) se multiplicaron
las escuelas, colegios, colonias agrícolas, obras caritativas y asistenciales.
Entre las obras más características, creó los «Pequeños
Cottolengos», para los que sufren y los abandonados, surgidos en la
periferia de las grandes ciudades como «nuevos púlpitos»
desde los que hablar de Cristo y de la Iglesia, «faros de fe y de humanidad».
El celo misionero de Don Orione, que ya se había manifestado
con el envío a Brasil en 1913 de sus primeros religiosos, se extendió
después a Argentina y Uruguay (1921), Inglaterra (1935) y Albania
(1936). En 1921-1922 y en 1934-1937, él mismo realizó dos viajes
a América Latina, Argentina, Brasil y Uruguay, llegando hasta Chile.
Gozó de la estima personal de los Papas y de las autoridades
de la Santa Sede, que le confiaron numerosos y delicados encargos para resolver
problemas y curar heridas tanto dentro de la Iglesia como en las relaciones
con el mundo civil. Fue predicador, confesor y organizador infatigable de
peregrinaciones, misiones, procesiones, «belenes vivientes» y
otras manifestaciones populares de la fe. Muy devoto de la Virgen, promovió
su devoción por todos los medios y, con el trabajo manual de sus clérigos,
construyó los santuarios de la Virgen de la Guardia en Tortona y de
la Virgen de Caravaggio en Fumo.
En el invierno de 1940, intentando aliviar los problemas de corazón
y pulmones que sufría, fue a la casa de Sanremo, aunque, como decía,
«no es entre las palmeras donde deseo vivir y morir, sino entre los
pobres que son Jesucristo». Después de tan sólo tres
días, rodeado del afecto de sus hermanos, Don Orione falleció
el 12 de marzo de 1940, suspirando «!Jesús! !Jesús! Voy».
Su cuerpo, intacto en el momento de la primera exhumación
en 1965, fu puesto en un lugar de honor en el santuario de la Virgen de la
Guardia de Tortona, después de que, el 26 de octubre de 1980, Juan
Pablo II inscribiera su nombre en el elenco de los Beatos.