SAN MARTÍN DE PORRES EN SONORA
Por el Padre Armando Armenta
San Martín de Porres
(1579-1639) nació en Lima, Perú. Fue hijo natural de Ana Velázquez,
una panameña de raza negra y del caballero español Juan de
Porres. El ser mulato le valió muchas discriminaciones. Entró
como terciario laico en el convento de los dominicos. Cuidó a los
enfermos con cariño, que se extendía a los animales. Fue un
excelente catequista, llevó una vida de mortificación y de
devoción a la Eucaristía.
Murió con fama de santidad y en 1837 fue beatificado.
El culto a su persona se reactivó hacia los años de 1920 en
América, África y Asia. Su canonización en 1962 coincidió
con las luchas de emancipación y defensa de los derechos civiles de
los negros en Estados Unidos, quienes vieron en su llegada a los altares
un gesto solidario de la Iglesia con sus causas.
Un mularo en el corazón del pueblo
El semanario popular El Católico, que se editaba en Hermosillo,
informó el 15 de abril de 1962 que fue "aprobada la canonización
del Beato San Martín de Porres" por el Papa Juan XXIII. Un cardenal
señaló que se "confirma la doctrina de unión fraterna
y caridad, jamás reñida con el bienestar temporal del hombre,
además es un preludio al Concilio Ecuménico" Vaticano II (1962-1965).
El mismo semanario informó el 13 de mayo sobre la ceremonia
de canonizazión celebrada el 6 de mayo de 1962 en la Basílica
de San Pedro, por el Papa Juan XXIII. El 20 de mayo, un columnista con el
pseudónimo de Josefo, hizo un comentario crítico: "La pompa
y solemnidad del ceremonial que declaró Santo a Fray Martín,
contrastan con la vida austera" del hermano mulato.
La vida del Santo se divulgó en Hermosillo con la película
"Fray Escoba" a mediados de 1962. José Luis Duarte, también
conocido como "El Lichi", periodista de El Católico, promovió
en su columna Saetas y promovió desde enero de 1963, la divulgación
de la vida de San Martín por la radio de Hermosillo, en la estación
XEBH. En Junio de 1964 recordó el éxito que tuvo la historia
transmitida: "Me siento "causante" de ese fervor despertado en San Martín.
Patrociné por seis meses en programas radiofónicos, la presentación
pormenorizada de la vida de este Santo mulato que se metió en el corazón
del pueblo".
La canonización acrecentó la devoción a
San Martín en Sonora, que se remonta hacia los años de 1950.
En El Católico aumentaron la publicación de "acciones de gracias"
por favores recibidos, relacionados especialmente con la salud, atribuidos
a la intercesión del Santo.
Imágenes, templos y capillas
Debido al auge de la devoción en los años de 1960,
la imagen del Santo fue adquirida en varios templos de Hermosillo como el
de Nuestra Señora de la Candelaria, el Sagrado Corazón de Jesús,
Nuestra Señora del Rosario de Fátima, Inmaculado Corazón
de María, Santa Eduwiges, San José, Capilla del Carmen y en
el hospital San Francisco.
La imagen que se donó a la parroquia del Sagrado Corazón
se bendijo el 5 de noviembre de 1962. En el barrio del Palo Verde existió
una capilla particular dedicada al limeño de ébano, que llegó
a ser popular. Se erigieron en su nombre templos en Cananea y Magdalena;
este se bendijo en mayo de 1964. A la entrada del pueblo de La Colorada,
al pie de un cerro, se le hizo una pequeña ermita en la roca.
El popular nombre de Martín
La devoción a San Martín de Porres se reflejó
en la cantidad de niños y niñas que en los años sesenta
recibieron ese nombre. Así lo registran los libros de bautismo de
las parroquias de Catedral y del Sagrado Corazón de Jesús,
en Hermosillo. En la mayor parte de los casos el nombre de Martín
o Martina acompañaba otro nombre. A algunos se les llamó Martín
de Porres, Fray Martín, San Martín y Martincita.
En la Parroquia del Sagrado Corazón el número
de niños y niñas que recibieron el nombre Martín y Martina,
fue el siguiente (después del año inidicado, la primera cantidad
se refiere a los niños y la segunda a las niñas): 1962: 48
y 2; 1963: 105 y 20; 1964: 76 y 14; 1965: 97 y 15; 1966: 98 y 18. En total
fueron 422 niños y 69 niñas.
En el Mariachi
En mayo de 1964 se corrió la versión de que el
Santo se apareció al niño Alejandro Molina en las faldas del
cerro de El Mariachi, un barrio popular de Hermosillo, quedando su imagen
grabada en una piedra. Según lo informaron algunos diarios, se despertó
la curiosidad de la gente que por centenares convirtieron el cerro en "un
lugar de romería popular", buscando "al Santo varón de color".
Algunos vecinos vigilaban piadosamente el lugar. La piedad de
la gente puso una urna en la piedra y nació la iniciativa de hacer
una capilla. Al cerro se le empezó a llamarle "de San Martín".
Algunas personas portaban el hábito del dominico, se prendieron veladoras,
se colocaron exvotos y se puso una alcancía, lo que provocó
la intervención de la policía debido al dudoso uso de esos
recursos.
El caso se hizo confuso, pues no se supo del paradero del niño
de la supuesta aparición. Algunas personas decían ver "la sombra
del Santo" y otras que vieron "que se elevaba hasta el Cielo desde la roca".
No todos los fieles veneraban la imagen. El Padre Cruz Acuña relató
en El Católico que unos "van por mera curiosidad y bajan desilusionados
diciendo: No vi nada. No es cierto. Y hay algunos irreverentes que lo toman
a broma: Yo lo vi. Pero no era San Martín. Me pareció más
bien Díaz Ordaz".
El Arzobispo Juan Navarrete comisionó al Padre Esteban
Sarmiento para investigar el caso. Algunos sacerdotes, junto con Don Juan,
"descartaron cualquier posibilidad de un hecho sobrenatural en las supuestas
apariciones", pues no había evidencias serias. Sin embaro, el señor
Navarrete valoró las muestras de devoción popular al declarar
que él no se opone a que "los fieles católicos manifiesten
su veneración hacia el milagroso Santo peruano" y exhortó a
"cumplir con los diez mandamientos, que no creo que sean tan difíciles
de acatar, como el ascenso a esa cumbre de rocas y matorros".
El caso llegó hasta el convento de Santo Domingo en Lima,
donde los frailes dijeron que respetarían la opinión de los
clérigos mexicanos. Ante la iniciativa de construir un templo, el
Arzobispo señaló que si "los fieles piden una iglesia para
San Martín de Porres, podemos hacerla, para que el templo se levante
en el sitio donde sea más práctico su beneficio, donde haga
más falta".
A mediados de los sesenta, en la naciente colonia popular El
Choyal, donde vivían más de mil familias, se construyó
un tejabán de madera con el apoyo de los vecinos y fue dedicado a
San Martín; la edificación formal del templo parroquial empezó
en 1969.