SAN PEDRO JULIÁN EYMARD
1868 d.C.
2 de agosto
San Pedro Julián nació cerca
de Grenoble, en Francia, el año 1811. Recorrió varios caminos
hasta encontrar su vocación definitiva, pero siempre, en todas las
etapas de su vida, se empleó a fondo, sin desviaciones.
Quizá la fortaleza de su carácter la recibió
de la formación cristiana y austera que le dio su madre. Desde muy
niño acompañaba a su madre, a la iglesia, muy de mañana,
para asistir a la Misa y comulgar.
Esto me recuerda el caso, de Ryckmans, que explica así
su vocación sacerdotal: Mi madre me despertaba a las 6,30. Yo podía
quedarme a estudiar antes del desayuno, o ir a Misa con ella. Todos los días
la acompañaba para oír Misa y comulgar. Si mi madre no me hubiese
hecho madrugar cada mañana, no hubiera tenido coraje para ir a Misa
de 7 cada día, ni menos la idea y el coraje de hacerme sacerdote. Éste
es el origen de mi vocación.
Eymard realizó también, hasta los 18 años,
un duro trabajo con su padre en una prensa de aceite. Pero no olvidaba la
piedad. Las horas libres las pasaba en el templo. Y de este modo surgió
en él la vocación religiosa.
Su padre se oponía rotundamente. Pero Pedro Julián
no cejaba en su empeño. Estudiaba latín a escondidas, en los
ratos libres, y de este modo se preparaba lo mejor posible para cuando llegara
el momento oportuno.
Por fin intervino el sacerdote Guibert, futuro cardenal y arzobispo
de París, y su padre cedió. Julián entró en el
noviciado de los Oblatos de Marsella. Pero la dura disciplina le debilitó
y hubo de dejarlo. Estuvo después en el seminario de Grenoble, donde
fue ordenado sacerdote. Trabajó cinco años en varias parroquias,
y luego ingresó en los Padres Maristas de Marsella, donde desempeñó
diversas tareas.
Desde que, de niño, acompañaba a su madre a la
iglesia, se distinguió por su ardiente amor al Santísimo Sacramento.
Sentía hacia él una atracción irresistible, un vivo deseo
de contrarrestar las tristes secuelas que había dejado el jansenismo,
siempre prontas a rebrotar.
De aquí nació el deseo de fundar una congregación
dedicada exclusivamente al culto eucarístico. Dejó la Congregación
de los Maristas y fundó la Congregación del Santísimo
Sacramento. Sus miembros, llamados vulgarmente Sacramentinos, se dedican a
adorar al Señor en la Eucaristía, día y noche, como carisma
principal de su apostolado.
Fundó además la Congregación de Religiosas
Siervas del Santísimo Sacramento. También organizó la
archicofradía del Santísimo Sacramento, que se estableció
en muchas parroquias. Promovió por todo el mundo, y con todos los medios
a su alcance, el culto a la Eucaristía. Este era su mensaje: "Sólo
en la vuelta a Cristo Sacramentado está la salvación".
En una de sus correrías apostólicas conoció
Eymard a la señorita Tamisier. Ingresó Tamisier en la Congregación
de las Siervas del Santísimo Sacramento. Luego recorrió diversos
países, como viajera del Santísimo Sacramento y como organizadora
de los Congresos Eucarísticos, que se siguen celebrando con notable
provecho. El primero fue en Lille en 1881.
Tenía también San Pedro Julián una tierna devoción
a la Virgen María. En una ocasión terminaba así su predicación:
"Honremos a María con el título de Nuestra Señora del
Santísimo Sacramento". Y desde entonces María es invocada con
este título, que sus Hijos propagan por doquier.
San Pedro Julián murió el 1 de agosto de 1868.
Muy pronto se extendió su devoción. El Papa Juan XXIII lo canonizó
el año 1962.