SAN SOTERO
166-175 d.C.

San Sotero 166-175 d.C.

   San Sotero fue natural de Fondi, en el reino de Nápoles. Nació a fines del primer siglo o a principios del segundo, y fue educado en el seno de la Iglesia en aquellos días felices de su primitivo fervor. Fue elegido unánimente por sucesor en la silla de San Pedro, muerto el Papa San Aniceto.

   Marco Aurelio seguía con la cruel persecución de los cristianos; unos eran enterrados vivos en profundos calabozos, oprimidos por el peso de los hierros; otros sepultados en las minas, éstos despedazados en los cadalsos, aquellos expuestos a las fieras de los anfiteatros. Este era un espectáculo que ofrecían a los ojos del mundo los cristianos cuando San Sotero tenía el gobierno de la Iglesia, con que tuvo ocasión de emplear su vigilancia y su desvelo en descubrir las necesidades espirituales y corporales de quellos santos confesores y todo su celo en remediarlas.

   No omitió diligencia para recoger limosnas, enviándolas a las Iglesias de diferentes ciudades, acompañadas de instrucciones muy saludables en las cartas que les escribía, en que exhortaba a los fieles a mantenerse firmes en la fe, a vivir unidos entres sí con los obispos y pastores que los gobernaban, a sufrir con paciencia y aún con alegría las crueles persecuciones y tormentos por amor de Jesús.

   Era digno de la mayor admiración ver a San Sotero, oprimido de años y trabajos, buscar en persona a los cristianos dentro de las cavernas y lugares subterráneos, alentarles con sus palabras, animarles con sus ejemplos y mantenerles con sus continuas limosnas.

   San Dionisio, obispo de Corinto, escribió esta carta al Papa San Sotero: "Desde luego, te acostumbraste a derramar tu beneficencia sobre los hermanos, enviando a muchas iglesias con qué mantenerse: aquí socorres a los pobres en sus grandes necesidades; allí asistes a los que trabajan en las minas: en todas partes renuevas la generosa caridad de tus antecesores, socorriendo a los que padecen por Jesucristo".

   Fortificaba a los cristianos por medio de sus cartas que inspiraban nuevo fervor, y así se leían con veneración en las Iglesias. "Hoy celebramos el santo día del domingo (continúa el Santo obispo de Corinto), y hemos leído vuestra epístola, que proseguiremos leyendo para nuestra instrucción".

   San Sotero se opuso a la herejía de Montano, cuya secta comenzó a asomar la cabeza en el año 171; y lo hizo con tanta valentía y con tanta felicidad por medio de sus sabios escritos, que muchos años después no se echaba mano de otras armas para combatir a Tertuliano cuando se declaró sectario suyo.

   Expidió varios decretos, entre los cuales hay uno que prohibe a las monjas tocar los vasos y los corporales, como también suministrar el incienso en el oficio divino. Gobernó San Sotero la Iglesia por espacio de cerca de 9 años, y no podía faltar la corona del martirio a una vida tan pura.  Despedazadas en todas partes las ovejas, era consiguiente que el pastor no se escapase del furor de los tiranos; y aunque ignoramos el género del martirio, lo sufrió nuestro Santo el 22 de abril del año 175. Sergió II trasladó su cuerpo del Cementerio de Calixto a la Iglesia de Equicio, dedicada a los Santos Silvestre y Martín.

   Se veneran en Toledo algunas reliquias de San Sotero, y se celebra su fiesta en aquella Iglesia con gran solemnidad. También guardan algunas reliquias de San Sotero, los jesuitas de Munich en Baviera y las conservan con mucha veneración.

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(Samuel Miranda)