SANTA ANA, MADRE DE SAMUEL
9 de diciembre



   Hace más de 3.000, Ana tuvo un encuentro con Dios. Y mediante su dolor y tristeza, Él no sólo la cambio a ella, sino que también alteró el curso entero de la historia de los judíos. Ana vivió durante el tiempo de los jueces, cuando la nación de Israel no tenía rey y se revolcaba vergonzosamente en el pecado, la auto indigencia y la corrupción. No obstante, no importa cuán degenerada se vuelva la sociedad, Dios tiene su remanente fiel. En esos días, el remanente incluía a Ana.

   Ella era una mujer judía piadosa, devota, quien estaba en una posición poco envidiable de tener que compartir su marido con otra esposa. La mayoría de los comentaristas creen que Ana era la primera esposa del Elcana, pero debido que era estéril, él se casó con otra para tener hijos. Alfred Edersheim escribió “La ley dada a moisés toleraba reglamentada la (poligamia), pero en ninguna parte la aprobaba, y en la practica la poligamia era principalmente a los adinerados.”

   En realidad, Elcana probablemente era adinerado. Cuando hizo el viaje de 23km de su hogar en Ramataim-Zofim generalmente llamado Ramá, (1 Sam 1:19) al tabernáculo en silo, pudo ofrecer un becerro - un costoso sacrificio (1 sam 1:25).

   Elcana era un levita, un descendiente de Coat, el hijo de Leví, mediante el hijo de Coat, Izar (1cró.6:33-38). Estos levitas no eran sacerdotes porque no eran descendientes de Aarón. La ley dada a moisés requería que todos los varones judíos comparecieran ante el señor tres veces al año con sus sacrificios. Fue en estos viajes a Silo que la desgracia de Ana se volvía más aguda. Aun el ardiente amor del Elcana no lograba consolarla:

   “Cuando llegaba el día que Elcana ofrecía sacrificio, daba a Pelina su mujer, a todos sus hijos y a todas sus hijas y a cada una de sus partes, pero a Ana daba una parte escogida; porque amaba a Ana, aunque Jehová no le había concedido tener hijos”. 1 Samuel 1:4-5

   Su miseria era doble: Ella no tenía hijos en una cultura que veneraba a las mujeres fecundas y consideraba que la esterilidad era una maldición; y su rival también la provocaba severamente, para la fecha en que Ana vino a Silo en el relate de 1 de Samuel, ella estaba tan deprimida que ninguno podía ayudarla. Lloraba constantemente, no podía comer, y no podía responder a la sincera, tierna consolación de sus esposo: “Y Elcana su marido dijo: ¿Ana, porque lloras, porque no comes, porque esta afligido tu corazón?, ¿No te soy yo mejor que diez hijos?", para demostrar su amor, él hasta le daba una doble porción del sacrificio, lo suficiente para dos personas, como para indicar que el la amaba tanto como si ella le hubiera dado un hijo. Pero nada la ayudo. Por lo cual Ana fue al único que realmente podía satisfacer su necesidad: El Señor. Y en amargura de alma, ella derramo su corazón a él en el tabernáculo y prometió que si le daba un hijo, “Yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza”.

   Ella es la primera persona en la escritura que usó el nombre de Jehová Sabaoth todo lo que Ana tenia era la Le, el resto de la Biblia no se había escrito. Su uso de este nombre, particularmente en una época cuando Israel estaba en guerra con los filisteos, muestra que ella entendía claramente que Dios es soberano; todopoderoso y comanda los ejércitos del cielo, así como también de Israel.

   ElÍ el sumo sacerdote, observo su comportamiento mientras ella oraba y pensó que estaba ebria. Pero luego ella explico, el se dio cuenta de su error y le dijo, “Ve en paz, el Dios de Israel te otorgue la petición que haz hecho”. La escritura dice que ella se fue por su camino y no estuvo más triste.

   Dios había hablado a Ana mediante Eli. Cuando ella había llegado a su punto más bajo y necesitaba al Señor desesperadamente, El le contesto.
Ana cuyo nombre significa “Favor o gracia” halló favor con Dios y tuvo un hijo a quien llamó Samuel. Formado de dos palabras hebreas que significan: “oída por Dios”.

   La Biblia no dice cuantos años Ana sufrió antes de que Dios finalmente le respondiera. Pero durante esos años, el sin duda estaba moldeando a Ana en la persona que Él quería que fuese. Dios nunca desprecia nada de lo que Él permite a nuestras vidas, particularmente nuestro sufrimiento. El usa todas las cosas para nuestro bien y su gloria a fin de conformarnos a la imagen de su Hijo. El mismo Dios que contestó la oración de Ana también puede contestar la tuya.

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(Samuel Miranda)