SANTA ISABEL ANA BAYLEY SETON
1821 d.C.
4 de enero
Viuda y fundadora, USA,
1821. La primera norteamericana, de canonización reciente (1975), es
esta mujer que en su corta vida, cuarenta y tantos años, conoció
situaciones tan distintas e imprevisibles; en los Estados Unidos de aquellos
tiempos fue como un regalo insólito de la Providencia. Nace en Nueva
York casi con la independencia del país, vive en un ambiente de fortísima
tradición protestante y se casa con Richard Seton, fundando una familia
en la que abundan la riqueza y la felicidad. En Baltimore, Seton, madre de
cinco hijos, es una esposa ejemplar, respetable, entregada a sus deberes domésticos.
De pronto se acumulan los desastres, la fortuna se evapora,
el marido enferma gravemente y por fin muere en Italia tras un desesperado
intento de recobrar la salud; y en Livorno los Filicchi, que habían
mantenido relaciones comerciales con los Seton, acogen a la viuda, quien descubre
así el catolicismo. Después de regresar a su patria, sus dudas
religiosas se despejan súbitamente, y a pesar de que esta conversión
escandaliza a los que la rodean, venciendo oposiciones que llegan a la amenaza
se hace católica. "¡Oh, Dios mío, déjame descansar
aquí!", exclama un miércoles de ceniza cuando en vez de ir
al templo episcopaliano entra en la modesta iglesia de san Pedro de Baltimore.
Aunque no tiene dinero y en medio de la hostilidad familiar ha de sacar adelante
a cinco hijos, no es el descanso lo que elige, al contrario; en vez de replegarse,
se dedica a aliviar los males ajenos, funda las Hermanas americanas de la
Caridad y llena el país de colegios y hospitales. "Déjame descansar
aquí" no se refería a estar cómoda.