SANTA MARAVILLAS DE JESÚS GUZMAN
Y CHICO DE GUZMÁN
1974 d.C.
11 de diciembre
María de las Maravillas
nació en Madrid. Hija de un embajador de España ante la Santa
Sede y marqués de Pidal. Desde muy niña su inclinación
a la virtud fue muy notable; con 5 años hizo voto de castidad. En
su juventud, además de cultivar la vida de oración, y de estudiar,
se dedicó a obras benéficas, ayudando a muchas familias de
pobres y marginados.
En 1919, ingresó en el convento de las Carmelitas del
Escorial, tomando el nombre de Maravillas de Jesús. Realizó
su profesión en 1921. Tras largas vigilias junto al sagrario, recibió
la inspiración de crear un Carmelo en Getafe en el Cerro de los Ángeles,
donde estaba el monumento del Sagrado Corazón, recién inaugurado
por Alfonso XIII. Fue nombrada priora del carmelo del Cerro de los Ángeles
no sin una fuerte resistencia por parte de ella. Fundó numerosos Carmelos,
como el de Kottayam, India.
Su vida estuvo entregada al amor de Jesús, y que Jesús
fuera amado. Para que no fuera profanado el Corazón de Jesús
del Cerro de los Ángeles, pidió salir del convento para defenderlo
con su propia vida durante la República, así pasó noches
en vela, vigilando el monumento y orando con exquisita fidelidad. Parece
que de aquí data su costumbre, que observó durante toda su
vida, de dormir a los más tres horas y siempre vestida y sentada en
el suelo.
Al iniciarse la guerra civil, la comunidad, tuvo que ser trasladada
detenidas a Getafe. De allí pudieron huir a Madrid, donde lograron
instalarse en un piso de la calle Claudio Coello, donde estuvieron 14 meses,
ansiando un martirio que nunca llegó. Pudieron pasar a la zona nacional
al "desierto" de las Batuecas, Salamanca, donde fundó un nuevo carmelo.
Finalizada la guerra, en 1939, se trasladó a Madrid,
al carmelo destruido del Cerro de los Ángeles donde comenzó
a restaurarlo. Hizo 11 fundaciones y 3 restauraciones, uno de ello en Cuenca
en Ecuador; fundó el carmelo en Aldehuela (1964), donde vivirá
desde entonces, reformando así de nuevo el Carmelo de las descalzas
según el primitivo espíritu de santa Teresa de Jesús,
formó así la primera asociación de monjas carmelitas
(Asociación de Santa Teresa) que fue aprobada por la Santa Sede en
1972.
Desde la clausura de La Aldehuela, consiguió promover
la construcción de una barriada de casas prefabricadas, una iglesia
y un colegio para niños más pobres. Del mismo modo, creó
una fundación para ayudar a las religiosas enfermas y una clínica
para monjas de clausura.
Era una mujer de una gran humildad, escribió en una ocasión:
"Necesito vivir olvidada, desconocida, despreciada, lo más cerca posible
de Su vida santísima. No tengo más que esta vida, y quisiera
darle durante ella todo el dolor, toda la humillación que sea posible".
Murió en el convento de La Aldehuela, Madrid, diciendo: "¡Que
felicidad morir carmelita!".