SANTA MÓNICA
387 d.C.
27 de agosto
Mónica nació en Tagaste ( África del Norte
) a unos 100 km de la ciudad de Cartago en el año 332. Sus padres encomendaron
la formación de sus hijas a una mujer muy religiosa pero de muy fuerte
disciplina. Ella no las dejaba estar tomando bebidas entre horas ( aunque
aquellas tierras son de clima muy caliente ) pues les decía : "Ahora
cada vez que tengan sed van a tomar bebidas para calmarla. Y después
que sean mayores y tengan las llaves de la pieza donde esta el vino, tomarán
licor y esto les hará mucho daño." Mónica le obedeció
los primeros años pero, después ya mayor, empezó a ir
a escondidas al deposito y cada vez que tenía sed tomaba un vaso de
vino. Más sucedió que un día regaño fuertemente
a un obrero y este por defenderse le grito ¡Borracha ! Esto le impresiono
profundamente y nunca lo olvido en la vida, y se propuso no volver a tomar
jamás bebidas alcohólicas. Pocos meses después fue bautizada
( en ese tiempo bautizaban a la gente ya entrada en años ) y desde
su bautismo su conversión fue admirable.
UN ESPOSO TERRIBLE :
Ella deseaba dedicarse a la vida de oración y de soledad
( como su nombre lo indica ) pero sus padres dispusieron que tenía
que esposarse con un hombre llamada Patricio. Este era un buen trabajador,
pero terriblemente malgeniado, y además mujeriego, jugador y sin religión
, ni gusto por lo espiritual. La hará sufrir lo que no esta escrito
y por treinta años ella tendrá aguantar los tremendos estallidos
de ira de su marido que grita por el menor disgusto, pero este jamás
se atreverá a levantar la mano contra ella. Tuvieron tres hijos : dos
varones y una mujer. Los dos menores fueron su alegría y consuelo,
pero el mayor Agustín, la hizo sufrir por docenas de años.
LA FORMULA PARA NO PELEAR :
En aquella región del norte de Africa, donde las gentes
eran sumamente agresivas, las demás esposas le preguntaban a Mónica
porque su esposo era uno de los hombres de peor genio en toda la ciudad, pero
no la golpeaba nunca a ella, y en cambio los esposos de ellas las golpeaban
sin compasión. Mónica les respondió : "Es que, cuando
mi esposo está de mal genio, yo me esfuerzo por estar de buen genio.
Cuando el grita, yo me callo. Y como para pelear se necesitan dos y yo no
acepto la pelea, pues....no peleamos". Esta fórmula se ha hecho celebre
en el mundo y ha servido a millones de mujeres para mantener la paz en la
casa.
VIUDA Y CON UN HIJO REBELDE :
Patricio no era católico, y aunque criticaba el mucho rezar de su
esposa y su generosidad tan grande con los pobres, nunca se oponía
a que ella se dedicara a estas buenas obras. y quizás por eso mismo
logro su conversión. Mónica rezaba y ofrecía sacrificios
por su esposo y al fin alcanzó de Dios la gracia de que en el año
de 371 Patricio se hiciera bautizar, y que lo mismo lo hiciera la suegra,
mujer terriblemente colérica que por meterse demasiado en el hogar
de su nuera le había amargado harto la vida a la pobre Mónica.
Un año después de su bautismo, murió santamente Patricio,
dejando a la pobre viuda con el problema de su hijo mayor.
EL MUCHACHO DIFICIL :
Patricio y Mónica se habían dado cuenta de que
su hijo mayor era extraordinariamente inteligente, y por eso lo enviaron a
la capital del estado, la ciudad de Cartago, a estudiar filosofía,
literatura y oratoria. Pero Agustín tuvo la desgracia de que su padre
no se interesaba nada de sus progresos espirituales. Solo le importaba que
sacara buenas notas, que brillara en las fiestas sociales y que sobresaliera
en los ejercicios físicos, pero acerca de la salvación de su
alma, no se interesaba ni le ayudaba en nada. Y esto fue fatal para él,
pues fue cayendo de mal en peor en pecados y errores.
UNA MADRE FUERTE :
Cuando murió su padre, Agustín tenía 17
años y empezaron a llegarle a Mónica noticias cada vez peores,
de que el joven llevaba una vida nada santa. que en una enfermedad, ante el
temor a la muerte se había hecho instruir acerca de la religión
y propuesto hacerse católico, pero que sanado de la enfermedad había
abandonado el propósito de hacerlo. Y que finalmente, se había
hecho socio de una secta llamada de los Maniqueos, que afirmaban que el mundo
no lo había hecho Dios, sino el Diablo. Y Mónica que era bondadosa
pero no cobarde, ni floja, al volver su hijo a vacaciones y empezar a oírle
mil barbaridades contra la verdadera religión, lo hecho sin más
de la casa y le cerró las puertas, porque bajo su techo no quería
alberga enemigos de Dios.
LA VISION ANIMADORA:
Pero sucedió que en esos días Mónica tuvo
un sueño en el que vio que ella estaba en bosque llorando por la pérdida
espiritual de su hijo y que en ese momento se le acercaba un personaje muy
resplandeciente y le decía :"tu hijo volverá contigo " y enseguida
vio a Agustín junto a ella. Le narro al muchacho el sueño tenido
y el dijo lleno de orgullo que eso significaba que la madre se iba a volver
maniqueista como el. Pero ella le respondió : "En el sueño no
me dijeron, mama ira a donde su hijo, sino tu hijo volverá contigo"
Esta hábil respuesta impresionó mucho a su hijo, quien mas tarde
la consideraba como una inspiración del cielo. Esto sucedió
en el año 437. Faltaban 9 años para que Agustín se convirtiera.
LA RESPUESTA DE UN OBISPO:
Por muchos siglos ha sido muy comentada la bella respuesta
que un obispo le dio a Mónica cuando ella le contó que llevaba
años y años rezando, ofreciendo sacrificios y haciendo rezar
a sacerdotes y amigos por la conversión de Agustín. El obispo
le respondió : "Este tranquila, es imposible que se pierda el Hijo
de tantas lagrimas". Esta admirable respuesta y lo que había oído
en el sueño, la llenaban de consuelo y esperanza, a pestar de que Agustín
no daba la menor señal de arrepentimiento.
UN HIJO QUE SE FUGA Y UNA MADRE QUE LO VA SIGUIENDO :
Cuando tenía 29 años, el joven decidió
ir a Roma a dar clases allá. Ya era todo un doctor. Mama se propuso
irse con él para librarlo de todos los peligros morales. Pero Agustín
le hizo una jugada tramposa ( de la cual se arrepintió mucho mas tarde
) Al llegar junto al mar le dijo a Mónica que se fuera a rezar a un
templo, mientras iba a visitar a un amigo, y lo que hizo fue subirse al barco
y salir rumbo a Roma, dejándola sola allí, pero Mónica
no era mujer débil para dejarse derrotar tan fácilmente. Tomo
otro barco y se dirigió hasta Roma.
UN PERSONAJE QUE INFLUYO MUCHO :
En Milán; Mónica se encontró con el Santo
más famoso de la época, San Ambrosio, arzobispo de esa ciudad.
En él se encontró un verdadero padre lleno de bondad y de sabiduría
que la fue guiando con prudentes consejos. Además Agustín se
quedo impresionado por su enorme sabiduría y la poderosa personalidad
de San Ambrosio y empezó a escucharle con profundo cariño y
a cambiar sus ideas y entusiasmarse por la fe católica.
LA CONVERSION:
Y sucedió que en año 387, Agustín al
leer unas frases de San Pablo sintió una impresión extraordinaria
y se propuso cambiar de vida. Envió lejos a la mujer con la cual vivía
en unión libre, dejo sus vicios y malas costumbres. Se hizo instruir
en la religión y en la fiesta de Pascua de Resurrección de ese
año se hizo bautizar.
YO PUEDO MORIR TRANQUILA :
Agustín, ya convertido, dispuso volver con s madre y
su hermano, a su tierra, en el Africa, y se fueron al puerto de Hostia a esperar
el barco. Pero Mónica ya había conseguido todo lo que anhelaba
es esta vida, que era ver la conversión de su hijo. Ya podía
morir tranquila. Y sucedió que estando ahí en una casa junto
al mar, por la noche al ver el cielo estrellado platicando con Agustín
acerca de como serán las alegrías que tendremos en el cielo,
y ambos se emocionaban comentando y meditando los goces celestiales que nos
esperan. En determinado momento exclamo entusiasmada : " ¿ Y a mí
que más me puede amarrar a la tierra ? Ya he obtenido mi gran deseo,
el verte cristiano católico. Todo lo que deseaba lo he conseguido de
Dios". Poco después le invadió la fiebre, y en pocos días
se agravo y murió. Lo único que pidió a sus dos hijos
es que no dejaran de rezar por el descanso de su alma. Murió en el
año 387 a los 55 años de edad.
Miles de madres y de esposas se han encomendado en todos estos
siglos a Santa Mónica, para que les ayude a convertir a sus esposos
e hijos, y han conseguido conversiones admirables.
La pintan como vestida de monja (porque así se vestían
en ese tiempo las mujeres que se dedicaban a la vida espiritual, huyendo de
los adornos y de la vanidad) y con un bastón de caminante, en recuerdo
que hizo de los viajes buscando a su hijo para convertirlo, y con un libro
en la mano, para no olvidar que fue la lectura de una página de la
Biblia lo que obtuvo que Agustín se decidiera a convertirse definitivamente.