SANTA NINA
Siglo IV d.C.
14 de enero



   Santa Nina de Georgia (Cristina o Cristiana, Nínona o Nouné), apóstol de la Georgia, s. IV. esclava († 340) Etimológicamente significa “juramento de Dios”. Viene de la lengua hebrea. Esta joven esclava de la corte real de Mzkheta, no lejos de Tbilisi, Georgia, se festeja hoy en la Iglesia de Oriente y en la de Occidente el 15 de diciembre. Gracias a que hay personas que se preocupan por la vida de los demás, conocemos la vida de esta chica por las obras del escritor eclesiástico Rufino. Es él quien nos traza una pequeña semblanza de Nina. Logró su conversión en Iberia, como se llamaba anteriormente lo que es hoy Georgia.

   En los primeros años del siglo v, Rufino de Aquilea cuenta lo que dice que le han contado sobre la evangelización de las bárbaras tierras de Georgia, al este del mar Negro, y atribuye la primera semilla del cristianismo georgiano a una joven esclava. Y con este insólito apelativo de «esclava» ha pasado al santoral esa muchacha que sin duda habían capturado en alguna acción de guerra o de pillaje, y a la que se dio el nombre de Nina y también de Cristiana, porque repetía muy a menudo el nombre de Cristo. Provenía de Egipto como una esclava cristiana cautiva. La colocaron a trabajar en la corte. A pesar de que nadie era cristiano, ella supo mantener su fe a pesar de los pesares. Dice que impresionó a todos por su bondad, por su devoción y por las curas milagrosas que hacía, y que cierta vez sanó a la misma reina. Su esposo, el rey, al perderse durante una cacería y verse en grave peligro, se encomendó también a aquel desconocido Dios, y al volver con los suyos sano y salvo rogó a Cristiana que le instruyera en su fe. Aconteció algo singular. Unos padres le pidieron que curara a su hijo. Nina oró con tal fervor y con tal fe que el chico se curó. Gracias a esto, la reina mandó que estuviera siempre a su lado. También se puso enferma la soberana Nana. Y por las oraciones de Nina se curó también. Entonces el rey sentía en su alma el deseo de recompensarla de alguna manera. Ella le dijo que el mejor favor que podía hacerle, sería que se convirtiera al cristianismo. El rey le planteó el tema a su mujer. Hubo muchas más conversiones y el monarca acabó pidiendo al emperador Constantino que enviase sacerdotes a Georgia para completar la evangelización del reino.

   Estamos en el siglo IV. Cuando comenzó la evangelización de Georgia, Nina se fue a la región de Bobdé. Murió en el año 335. Se sabe que en tiempos de Constantino el cristianismo se predicó en la vecina Armenia, pero aparte de esta circunstancia carecemos de datos históricos que corroboren lo que dice Rufino. Y la leyenda, que se apoderó de la figura de Cristiana para embellecerla folclóricamente, añade más incertidumbre al relato. Nosotros, en la penumbra de aquel rincón de Europa entrevemos el origen, quizás adornado por la poesía, de una comunidad cristiana por los medios más improbables: una sola persona, una muchacha extranjera de ínfima condición, sometida a esclavitud entre bárbaros, no puede pedirse menos. Es tan poco, suena a empresa misional tan descabellada que tenía que salir bien, porque a Dios le gusta demostrar que es Él quien hace las cosas con instrumentos incongruentes. En Mzekheta hay una pequeña capilla que recuerda en nuestros días el bautismo de Georgia.

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(Samuel Miranda)