SANTO TOMÁS DE CORI
1729 d.C.
11 de enero
Santo Tomás, franciscano,
Cori, en Italia, 1729. Fue uno de esos hombres listos que se subió
al carro de la reforma de la Orden franciscana en el siglo XVII. Había
nacido en Cori el 4 de junio de 1655. Le llamaron Tomás. Quedó
al cargo de su hermana menor, cuando tenía catorce años, por
la muerte de sus padres. Como tantos chicos de su edad, se comenzó
a ganar la vida siendo pastor. Hasta que las hermanas se casaron no pudo poner
por obra el deseo que llevaba rondando por su cabeza desde hacía tiempo:
ser uno más de los frailes franciscanos que conocía de Cori.
Solicitó vestir el hábito; lo mandaron a Orvieto donde estudió
y se ordenó sacerdote en 1683, quedando allí como ayudante
del maestro de novicios.
No era un fraile que rezara mucho; fue más bien un fraile
que no interrumpía la oración; de modo especial, demostraba
una admirable devoción a la Eucaristía, tanto en la celebración
de la misa como en las largas y silenciosas vigilias pasadas adorando al Santísimo
Sacramento. Esta nota común a tantos santos no tendría relieve
especial si no se añadiera su fidelidad perseverante, a pesar de una
extraordinaria sequedad y ausencia de consuelos sensibles por más de
cuarenta años, y que esto no fuera obstáculo para mantenerse
sereno, logrando la unidad de vida en medio de todas las actividades que desarrollaba.
Con bastante frecuencia tuvo que soportar la incomprensión
de sus hermanos religiosos ante la radicalidad de vivir el genuino espíritu
franciscano, hasta llegar al extremo de verse en algunas ocasiones tan solo
como la una para atender todas las necesidades del convento. En estas situaciones
vivió la más exquisita caridad como se desprende de su abundante
epistolario. Murió el 11 de enero de 1729. Fue canonizado por el papa
Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999.