SAN VINCENCIANO
730 d.C.
2 de enero
San Vicenciano, ermitaño,
672. La única fuente de información que poseemos sobre este
santo es muy poco de fiar. Se trata de una biografía cuyo autor, un
diácono llamado Hermemberto, intenta hacerse pasar por tutor de Vicenciano,
aunque vivió lo suficiente para escribir esta vida después
de muerto su pupilo. Según dicha biografía, Vicenciano perdió
a sus padres cuando era todavía muy niño, y fue educado por
un tal Beraldo, duque de Aquitania. De acuerdo con Didier, obispo de Cahors,
Beraldo decidió que un talento tan brillante como el de Vicenciano
no podía encontrar mejor empleo, que sirviendo a Dios en el sacerdocio.
Pero Beraldo murió poco después y su hijo y
heredero obligó al obispo a enviar a Vicenciano a servir en los establos
del nuevo duque. Para entonces Vicenciano había adquirido ya una ferviente
piedad; repartió, pues, sus vestidos entre los pobres, se negó
a casarse con la mujer que su señor quería imponerle y, por
último, ante la fuerza de los golpes y de las amenazas, huyó
al bosque, donde vivió como ermitaño. Inútil hablar
de los extravagantes milagros que caracterizan cada una de las etapas de
su vida. Vicenciano murió, como le había sido revelado en una
visión, el 2 de enero del año 672. Un carro tirado por dos
bueyes transportó las reliquias del santo al sitio que éstas
iban a hacer famoso. En el camino, un oso mató a uno de los bueyes,
pero un discípulo del santo mandó al oso que ocupara el sitio
del buey que había matado, y la fiera obedeció dócilmente
y se puso a tirar del carro.