BEATO SATURNINO ORTEGA MONTEALEGRE
1936 d.C.
6 de agosto



   Nació el 29 de noviembre de 1866 en Brihuega (Guadalajara). Ante su deseo de ser sacerdote, sus padres lo llevaron al colegio de los Padres Paúles de Sigüenza. Fue, por entonces, cuando quedó huérfano de madre. Posteriormente se trasladó a Toledo, donde concluyó sus estudios, siendo ordenado sacerdote en 1892. Celebró su primera misa en su pueblo natal. Inmediatamente recibió el nombramiento de ecónomo de los pueblos de Guadalajara de Romancos y Archilla y, poco después, de San Felipe de Brihuega en el mismo año 1882. Al año siguiente sería párroco de Fuencemillán (Guadalajara) hasta que, el 20 de enero de 1903, dejó la Alcarria y vino a la provincia de Toledo como párroco de Santa Cruz de Retamar.

   En julio de 1912 recibió el nombramiento de párroco de Santa María la Mayor de Talavera de la Reina y, en seguida, de arcipreste de Talavera. Los testigos hablan de él como un sacerdote noble, caritativo, devoto y amante de la Eucaristía; abnegado y austero; que supo sufrir con paciencia todas las calumnias que por aquel tiempo recaían en su persona.

   El Siervo de Dios, en los días anteriores a su prisión y martirio, ya había manifestado su generosa intención de dar su vida por Cristo. Algunos testigos refieren cómo, mientras celebraba los sacramentos, concretamente un matrimonio, entraban en el templo a insultarle y amenazarle. En la última plática que dio a las Madres Carmelitas les exhortaba diciendo: “Hijas mías, tened mucho ánimo y confianza en el Señor; a vosotras no os pasará nada, pero a mí me matarán… ¡Morir por Jesús, qué dulce morir!”

   Fue apresado el 19 de julio y encerrado en la cárcel, permitiéndosele llevar sólo el manteo y el breviario. Luego pidió el Kempis. Cuando llegó a la cárcel, colocó un crucifijo en la pared y dijo a los que le acompañaban: “Esta es nuestra capilla, no os hagáis ilusiones”, y les exhortaba a que se prepararan para morir bien. Rezaba con ellos el rosario, tenían las oraciones de la mañana y les predicaba o leía el Kempis.El 5 de agosto de 1936 fue sacado de la cárcel para ser conducido a la Fundación Santander, donde se mofaron de él, haciéndolo objeto de burlas y escarnios. Le desnudaron poniéndole un cencerro y toreándole y simularon ponerle banderillas, o se las pusieron.Finalmente, en la noche del 5 al 6 de agosto, fue conducido junto a dos seglares, uno de ellos Don Víctor Benito Zalduondo, al pueblo de Calera para ser fusilados. Confesó a sus amigos y les dio la absolución. Se dice que antes de morir exclamó, perdonando a sus verdugos: “Os perdono por amor a Jesucristo, ¡Viva Cristo Rey!”.En un informe se dice que se encontró el cuerpo de D. Saturnino Ortega en la Venta El Conejo, en la carretera general, con heridas de arma de fuego. Unos devotos levantaron en su memoria una cruz que todavía se conserva. Su cuerpo fue enterrado en el Corralillo de los Fetos, en el cementerio de Calera. A los cincuenta días fueron trasladados sus restos al cementerio de Talavera. Era el 25 de septiembre de 1936.

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(Samuel Miranda)