LOS SIETE SANTOS FUNDADORES DE LOS SIERVOS
DE MARÍA
Siglo XIII d.C.
17 de febrero
En un período de dos
años, siete jóvenes florentinos –miembros de las familias más
importantes de la ciudad- se asociaron a la Confraternidad de la Santísima
Virgen –popularmente conocidos como los "Ludesi" o los alabadores-, en una
época en que Florencia estaba acosada por alborotos políticos
y perturbada por la herejía. Pese a algunas dificultades, los jóvenes,
por revelación divina, decidieron alejarse del mundo y tras conseguir
la aprobación del Obispo, se mudaron a una casa llamada "La Carmazia",
en las afueras de la ciudad, donde decidieron llevar una vida de penitencia
y oración, pero los continuos visitantes florentinos comenzaron a
distraerlos y así decidieron retirarse a las laderas desiertas del
Monte Senario, donde construyeron un sencilla Iglesia y una ermita, en la
que llevaban una vida de austeridades casi increíble. Sin embargo,
tras una nueva visión de la Virgen en oración profunda, los
jóvenes –por indicación de Nuestra Señora- decidieron
formar la orden de Siervos de María, vistiendo un hábito negro
y siguiendo la regla de San Agustín. A partir de 1240, fueron conocidos
como Siervos de María o Servitas, quienes rápidamente extendieron
su labor apostólica por toda Florencia, llegando a fundar varios conventos
e iglesias.