SAN SIMPLICIO Y CONSTANTINO DE MONTECASINO
29 de marzo

   Desde hace casi mil quinientos años, los monjes benedictinos han contribuido admirablemente a la expansión del evangelio y de la cultura por todo el mundo. ¿Cómo ha sido posible que estos hombres puedan seguir siendo respuesta hoy después de tantos años? Esto se debe a la gran santidad de su fundador y a la fidelidad de sus hijos. La Orden de San Benito ha dado a la Iglesia papas, cientos de obispos y gran número de santos, dos de los cuáles celebramos hoy; además, han evangelizado naciones enteras desde la austera vida de sus monasterios y han salvado en varias ocasiones la cultura de la humanidad dentro de sus grandes bibliotecas.

   Después de la muerte de San Benito en el monasterio de Montecasino, le sucedió en el cargo de abad y de toda la nueva Orden: san Constantino. Hay pocos datos sobre su vida, pero el hecho de haber sido discípulo directo de San Benito y su primer sucesor, además del inmediato culto que le rindieron los monjes benedictinos, hablan de su gran santidad.

   De San Simplicio se tienen más datos sobre su vida. Sucedió a su gran antecesor y amigo San Constantino en el gobierno de la Orden y ya su nombre aparece en un documento llamado “Vita Mauri” del siglo IX. Allí se narra como San Benito destinó a San Simplicio a que acompañara a San Mauro en un viaje apostólico a Francia.  Pedro Diácono afirma que este santo, ya como abad de Montecasino, dedicó gran parte de su vida a difundir el auténtico espíritu de la Regla de San Benito, para lo cuál escribió comentarios que iluminaban una correcta interpretación de la misma.

   No se sabe exactamente el día del tránsito a la casa del Padre de estos dos grandes santos que fortalecieron las raíces de la gran Orden fundada por San Benito. Sus hijos los han venido celebrando el 29 de marzo, debido a que este día fueron nuevamente halladas sus reliquias. Recordemos que el Monasterio de Montecasino ha sido destruido varias veces en su milenaria historia, la última de las cuales fue obra de un bombardeo durante la Segunda Guerra Mundial. Reconstruido fue solemnemente consagrado de nuevo por el Papa Pablo VI el 24 de octubre de 1964 y allí se puede rezar ante las reliquias de estos dos grandes santos.

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(Samuel Miranda)