Fray Tomás de Olera
fue un campeón de la defensa de la fe y la promoción de la
piedad popular en Tirol y Véneto en la primera mitad del siglo XVII.
Se llamaba Tomás Acerbis y nació en el pequeño
pueblo de Olera, situado en el Val Seriana (Bérgamo) en 1563, fue
pastor hasta los 17 años, cooperando así con sus padres para
su subsistencia dada la pobreza en la que su familia vivía, nunca
pudo estudiar -en la región no había escuelas- por lo que era
analfabeto.
El 12 de septiembre de 1580, ya con 17 años, ingresó
a la Orden Franciscana Capuchina en el convento de Verona, donde aprendió
a leer y escribir, probando ser un joven novicio lleno de todas las virtudes.
Hizo su profesión el 5 de julio de 1584 recibiendo la
tarea mendigar en Verona (hasta 1605) y luego en Vicenza (hasta 1612) y en
Rovereto (entre 1613 y 1617). En sus recorridos fuera del convento logró
reconciliaciones y el perdón entre las personas, visitó y consoló
a los enfermos, escuchaba y dio animo a los pobres, denunciando el mal y
logró muchas conversiones.
Su obra de apostolado se alimentada de la oración nocturna,
la penitencia que infligía a su cuerpo, el ayuno y la austeridad;
fue inspirador -especialmente entre las damas- de muchas vocaciones religiosas.
Entre 1612 y 1613 promovió la construcción del monasterio capuchino
en Vicenza, cerca de Porta Nuova; el mismo esfuerzo lo dedicó luego
a la construcción del monasterio de las clarisas en Rovereto, construido
en 1624.
En 1618 se encuentra en Padua como portero del convento, desde
hace ya un año antes era amigo y guía espiritual de Ippolito
Guarinoni Hall, un hombre de ciencias y médico de la corte de Innsbruck;
en 1619 por presión del archiduque del Tirol, Leopoldo V de Habsburgo,
fue destinado a Innsbruck como mendicante.
Pero allí no sólo fue un mendicante, fue el guía
espiritual de “Virgen de Hall”, un centro educativo para las nobles niñas
tirolesas. Mediante cartas, y entrevistas en palacio, dirigió espiritualmente
a las archiduquesas María Cristina y Leonor de Habsburgo, hermanas
de Leopoldo V, así como a Claudia de Medici esposa del archiduque.
Cuidó la vida espiritual de Fernando II, emperador de
Austria, siendo su consejero durante la Guerra de los Treinta Años
(1618-48); fue amigo y consejero de los duques de Baviera Maximiliano I e
Isabel, con su corte en Mónaco, donde en 1620 fue capaz de convertir
al catolicismo al ex luterano duque de Weimar; entre 1620 y 1621 en la corte
imperial de Viena logró la conversión desde el luteranismo
de la viuda del conde de Lerchenverg, George Fleicher, Eva Maria Rettinger
que llegó a ser la abadesa del monasterio benedictino en Salzburgo.
Estrictamente fue un simple hermano lego, no fue sacerdote,
pero era capaz de hablar bien acerca de Dios, suscitando en quien lo escuchara
asombro y sorpresa, educando la fe de las personas -sean gobernantes, humildes
o nobles- e impregnándolo todo con amor.
La obediencia y humildad le hizo ser el "hermano mendicante"
durante casi 50 años y ser consejero del arzobispo Paris Lodron, príncipe
de Salzburgo. Llevó a cabo trabajo social a favor de los mineros de
Taufers y en los valles del Inn y del Adigio; luchó contra las ideologías
luteranas que se expandían rápidamente.
En sus escritos reconoce ya la Inmaculada Concepción
y la Asunción de Nuestra Señora a los cielos; peregrinó
en tres ocasiones (1623, 1625, 1629) a la Santa Casa de Loreto, fue el promotor
de la construcción de la primera iglesia en la tierra de lengua alemana
dedicada a la Inmaculada Concepción, su levantamiento se inició
en 1620, obra que con diversas ayudas y la superación de dificultades
de todo tipo, se completó en 1654, es considerado un monumento nacional
en Austria.
Fray Tomás de Olera
murió piadosa y devotamente el 3 de mayo de 1631 y fue enterrado en
la cripta de la Capilla de Nuestra Señora, en la iglesia de los Capuchinos
en Innsbruck. En los siglos siguientes, la Iglesia ha dado testimonio de
la fama de santidad y del brillante trabajo realizado por el humilde fraile
de Bérgamo, que fue capaz de hablar de Dios -sin problemas- a los
pobres y a los poderosos de su tiempo.
El Papa Juan XXIII lo definió como "verdadero y santo
maestro espiritual", Pablo VI lo recordó cómo "valioso instrumento
de la renovación espiritual... que brilla en la historia de esa época
gloriosa junto con los más ardientes defensores de la Reforma Católica".
Siglos después de su retorno a la casa del Padre, el
28 de febrero de 1967, en Bérgamo, se comenzó el proceso de
información, la introducción del decreto de la causa de beatificación
se llevó a cabo el 4 de diciembre de 1980, el decreto sobre las virtudes
y el título de Venerable se firmó el 23 de octubre de 1987,
y el 10 de mayo de 2012 se promulgó el decreto, firmado por S.S. Benedicto
XVI, que reconoce un milagro gracias a la intercesión del Venerable
Tomás de Olera, lo cual permitirá su próxima beatificación
que se realizará, Dios mediante, el 21 de septiembre de 2013.
El milagro en cuestión ocurrió el 30 de enero
de 1906 (hace 106 años) en la localidad italiana de Vicenza, donde
Bartolomé Valerio, de 31 años, se encontraba en estado crítico
debido a una gravísima enfermedad respiratoria que iba a acabar con
su vida. La familia, lejos de perder la esperanza, situó debajo de
la almohada del enfermo una estampa de Tomás de Olera, pidieron su
intercesión y se produjo la inexplicable e inmediata curación.