BEATO TORELLO DE POPPI
1282 d.C.
16 de marzo
Torello nació en Poppi, en Casentino,
donde bajo la tutela de sus padres, ¡ vivió una juventud irreprochable.
Desgraciadamente, después de la muerte de su padre, se dio a la vida
licenciosa. Un día, que estaba jugando con sus disolutos compañeros,
un gallo salió volando de un gallinero, se posó en su brazo
y cantó tres veces, como advirtiéndole que se apartase del
pecado. Torello quedó paralizado de asombro, convencido de que se
trataba de una advertencia divina. Fuese en busca del abad de San Fedele
a confesarse y recibió de éste la absolución, así
como buenos consejos. Torello salió entonces de Poppi y se internó
en los bosques, donde erró por ocho días. Encontró una
roca grande, bajo el abrigo de la cual se albergó otros ocho días,
alimentándose únicamente de hierbas y tres rebanadas de pan
que había llevado consigo. Sobre esa roca resolvió construir
una ermita, donde servir a Dios el resto de su vida. Así retornó
a Poppi, repartió sus propiedades entre los pobres, quedándose
nada más con lo poco que necesitaba para llevar al cabo su plan.
Compró una pequeña parcela junto a la roca, para
jardín y para habitar se construyó una choza donde apenas cabía.
Se dedicó a la extrema penitencia. Sus vestiduras eran de piel de
jabalí, con unas cerdas tan duras, que laceraban su carne. Dormía
solamente durante dos días a la semana y su comida consistía
en cuatro onzas de pan y un poco de agua. Su vida no era conocida sino por
un amigo. Contra las tentaciones, castigaba su cuerpo hasta que le brotaba
sangre y acostumbraba a sumergirse en agua fría hasta tiritar. La
edad y las enfermedades hicieron que Torello se viese obligado a comer más
y a mezclar un poco de vino al agua que tomaba. La muerte lo sorprendió
arrodillado en oración a la edad de ochenta años, cincuenta
de los cuales llevó vida de ermitaño. Se le atribuyen muchos
milagros, entre ellos el haber salvado a un niño de un lobo, al que
amansó en tal forma, que luego dormía a la puerta de la ermita.
Aunque a veces se dice que Torello era franciscano, y otras que pertenecía
a la orden de Valleumbrosa, la verdad es que no perteneció a ninguna
orden. Su culto fue aprobado por el Papa Benedicto XIV.
Un corto texto en latín de la vida de Torello se encuentra
en el Acta Sanctorum. Cuando su culto fue confirmado en el siglo XVIII, algunos
datos biográficos fueron publicados en latín y en italiano
por Maccioni, Soldani, Cimatti Bellogrado y otros.