De nombre Guillaume de Grimoard, nacido en el seno de una familia noble ingresó en la orden benedictina y realizó estudios de Derecho canónigo en Montpellier y Toulouse para después enseñar en las universidades de dichas ciudades además de en las de París y Avignon.
En 1352 es nombrado abad de Notre Dame du Pré, iniciando su carrera diplomática en Italia hasta que en 1362 fallece Inocencio VI y es elegido sucesor, a pesar de no ser cardenal, por un cónclave que no se puso de acuerdo en la elección de uno de sus miembros. Guillaume conoció la noticia de su elección mientras se encontraba en una misión diplomática se desplazó a Avignon donde fue consagrado el 6 de noviembre tomando el nombre de Urbano V.
El objetivo principal de su pontificado fue volver a fijar la sede pontificia en la ciudad de Roma, condición que la Ciudad Eterna había perdido desde que, en 1309, Clemente V la había fijado en Avignon.
El 16 de octubre de 1367, Urbano V entraba en Roma acompañado por el cardenal Gil Álvarez de Albornoz quien desde 1353, actuando como legado papal en Italia, había conseguido restablecer la soberanía papal sobre los Estados Pontificios.
En 1368 reconcilió la Santa Sede con el Sacro Imperio mediante la coronación, en Roma, del emperador Carlos IV y de su esposa; y en 1369 logró también un acercamiento en el emperador bizantino Juan V Paleólogo quien, buscado apoyo contra los turcos que amenazaban Constantinopla, se convirtió al catolicismo.
En 1367 murió Albornoz, lo que supuso el reinicio de las sublevaciones que el cardenal, durante su mandato como legado, había suprimido. La pérdida de su colaborador, unida a la reanudación de las hostilidades entre Francia e Inglaterra, inmersas en la Guerra de los Cien Años, tras un periodo de paz conseguido en 1360 con la Paz de Bretigny; determinaron a Urbano V a retornar a Avignon.
El 5 de septiembre de 1370 Urbano abandonaba Roma, tras una estancia en la misma de casi tres años, y volvía a fijar la sede pontificia en Avignon, donde fallecería poco después, el 19 de diciembre.
Urbano está considerado como el primer Papa humanista de la historia de la Iglesia. Durante su pontificado fundó las universidades de Cracovia y Viena, apoyando a otras muchas.
Declarado beato por Pío IX en 1870, sus restos descansan en la abadía de San Víctor en Marsella.
Las profecías de San Malaquías se refieren a este papa como Gallus vicecomes (Vizconde galo), cita que hace referencia a título mobiliario, vizconde, y a su origen francés.
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(Samuel Miranda)