SAN VALENTÍN BERRIOCHOA
1861 d.C.
1 de noviembre



   Valentín nació en Elorrio (Vizcaya), en 1827, en el seno de una familia cristiana; su padre era carpintero. En su niñez y juventud estuvo relacionado con el convento de dominicas de su pueblo, donde hizo de acólito, y ya desde entonces tuvo admiración por la Orden dominicana. Durante su adolescencia tuvo que dedicarse al trabajo de carpintero, al mismo tiempo que estudiaba. Le gustaba el folklore vasco y mostró dotes musicales en la interpretación del chistu.

   En 1842, después de unas misiones de un sacerdote, sintió la vocación sacerdotal; con la ayuda de otro presbítero, a los 18 años ingresó en el seminario de Logroño. En 1853 fue director espiritual del seminario de Logroño, siendo todavía tonsurado. Cuando supo que sus padres estaban haciendo un esfuerzo enorme para pagarle el seminario, decidió abandonarlo, pero se dio cuenta que su cargo, como director espiritual, le permitía pagarse sus estudios. En 1851, fue ordenado sacerdote en Calahorra. Sus primeros años de sacerdote los pasó en Logroño, donde se destacó como predicador y por su virtud.

   Más tarde pasó a ser novicio dominico en el convento de Ocaña, donde profesó en 1854 y se llamó Valentín Berriochoa de la Encarnación. Al salir de Ocaña dijo: “Voy a hacerme santo para que tenga uno Vizcaya”. Hizo el noviciado, fue de nuevo director espiritual del colegio y luego embarcó para ir a Filipinas. En Manila, en el convento de Santo Domingo, aprendió la lengua vietnamita.

   En 1858 llegó a la misión de Vietnam con el nombramiento de obispo coadjutor de san Melchor García Sampedro, siendo consagrado en una choza de la aldea de Ninh-Cuong con el título de obispo de Centuria, con derecho a sucesión, a las pocas semanas Melchor fue martirizado. Se le conoció con el nombre de “Vinh” que significa “noble, distinguido”. Valentín se hizo cargo del vicariato apostólico de Vietnam central, sin residencia fija debido a la persecución, y no queriendo huir a Macao, se quedó en su zona pastoral. Escribió muchas cartas a su madre y a los dominicos donde narró la situación de persecución que estaban viviendo los misioneros y catequistas. Después de tres años de trabajo apostólico, en 1861, fue apresado, por una traición y condenado a muerte. Tras siete días de prisión, fue decapitado con el obispo Jerónimo Hermosilla y el sacerdote Pedro Almató en Hai Duong, Tonkin. Segundo patrón de Vizcaya.
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(Samuel Miranda)