BEATO VICENTE BLANCO GUADILLA
1936 d.C.
28 de noviembre
Nació en Frómista
(Palencia), en el seno de una familia de humildes labradores. En 1895 ingresó
en el seminario menor de Ntra. Sra. del Soto, en la provincia de Santander,
pequeña casa de formación que los Oblatos acababan de abrir.
Dos años más tarde dicho seminario se trasladó a Urnieta
(Guipúzcoa) y allí terminará Vicente sus estudios secundarios.
En esos años de juniorado aseguran los testigos que llamaba la atención
por su rectitud y firmeza en el deseo de ser religioso y misionero. En 1900
es enviado a Francia para comenzar el año de Noviciado en Notre Dame
de L’Osier, y allí mismo hizo los primeros votos, en 1901.
Trasladado a Roma para hacer los estudios eclesiásticos,
hizo en la Ciudad Eterna la Profesión Perpetua. En Roma también,
y más concretamente en la Basílica del Salvador (San Juan de
Letrán), fue ordenado sacerdote en 1906. Después de algunos
años como profesor en el Juniorado de Urnieta, desempeña allí
mismo el cargo de Superior. Durante ocho años fue Maestro de Novicios
en Urnieta y en Las Arenas (Vizcaya). Varios de sus novicios, sobre todo
de los últimos años, serán, de nuevo, sus alumnos y
miembros de su misma comunidad en el escolasticado de Pozuelo, pues a esa
casa fue destinado, como Superior, en 1932. Entregado principalmente a sus
tareas de superior y profesor, el P. Blanco encontraba tiempo también
para dedicarse a trabajos pastorales, ayudando en la parroquia del pueblo,
confesando y predicando en los conventos de religiosas existentes en aquella
localidad.
Por parte de los Oblatos que le han conocido como superior y
profesor, abundan también en señalar su gran calidad espiritual.
Son numerosos los testimonios. He aquí alguno: “Ocho generaciones
de novicios pasaron por su escuela de formación religiosa. Me atrevo
a pensar que no haya ninguno que no le haya profesado veneración,
respeto y estima, y es que no era un religioso vulgar, sino un varón
de gran virtud, en especial de una gran prudencia, sólida piedad,
celoso y abnegado con los intereses de la Congregación, amante de
la Iglesia, austero y, al mismo tiempo, hombre de gran corazón; era,
además, profundamente humilde, rígido consigo mismo, pero comprensivo
e indulgente con los demás”. “Se distinguía por su observancia
religiosa, que era estímulo para toda la comunidad” y le llamaban
“el Santo Padre Blanco”.
El 18 de julio de 1936, después de haber predicado el
retiro de preparación para los primeros votos al grupo de jóvenes
que dos días antes había terminado su año de noviciado,
el P. Blanco regresa a su comunidad de Pozuelo. La guerra civil acababa de
comenzar.
En su propia casa, es detenido con toda la comunidad el 22 de
julio de 1936. Es llevado a la Dirección General de Seguridad en Madrid
y puesto en libertad el 25 de julio del mismo año. Después
de casi tres meses de vida clandestina, el 15 de octubre es detenido de nuevo
y el 28 del mes de noviembre es martirizado.