BEATO VIDAL LUIS GOMARA
1936 d.C.
18 de noviembre
Nació el 3 de noviembre
de 1891 en Monsagro, provincia de Salamanca, y diócesis de Ciudad
Rodrigo, bautizado el día 8, confirmado el 8 de mayo de 1896; estudió
en la escuela de su pueblo natal, donde manifestó inclinación
hacia la caligrafía, matemáticas y dibujo; trató a los
dominicos del santuario de la Peña de Francia y, ayudado por el superior,
el mallorquín P. Benito T. Riera, ingresó en la escuela apostólica
de Corias (Asturias); tomó el hábito el 8 de agosto de 1907
y, un año después, emitió su profesión; cursó
filosofía en Corias y teología en Salamanca, ordenación
sacerdotal el 18 de diciembre de 1915; con el oportuno permiso celebró
su primera misa ante el Santísimo Expuesto y entonces se ofreció
como víctima expiatoria por las blasfemias y sacrilegios a la Eucaristía.
Asignado al colegio de Villava (Navarra) donde comenzó a escribir
una obra que tituló «Los dominicos y el arte»; intervino
con éxito en la fusión de las dominicas de Villava con la congregación
de la Sagrada Familia, fundada en Canarias por el Siervo de Dios José
Cueto, O.P. En 1928 lo destinaron al colegio de Vergara (Guipúzcoa),
donde publicó otros escritos, al año siguiente al convento
de Santo Domingo el Real de Madrid; aquí se dedicó al apostolado
social y entre la juventud; en 1935 pasó a San Esteban de Salamanca
con la misión de restaurar el santuario de la Peña de Francia.
El 17 de julio de 1936 hizo un viaje a Madrid y, el 18, cuando
se hallaba en un autobús para regresar a Salamanca, se presentó
un desconocido que necesitaba urgentemente viajar en aquel medio público
y no tenía billete; le entregó el suyo con la esperanza de
tomar otro autobús al día siguiente, pero ya no pudo salir
de Madrid. Pasó al menos quince días sin domicilio, durmiendo
por los bancos de la calle y otros lugares, pero al fin fue acogido en una
casa, donde celebraba todos los días; en la vida clandestina brilló
por su celo en llevar la Eucaristía a otras víctimas de la
persecución; no aceptó la oferta que le hicieron de pedir para
él refugio en una embajada porque, «para un soldado de Cristo
—decía— era un honor morir en acto de servicio sacerdotal»,
asistiendo a la Iglesia perseguida; tuvo una premonición que le dio
certeza de su martirio próximo, y quería aprovechar el tiempo
llevando la comunión a cuantos pudiera; en este ministerio fue detenido
el 4 de octubre y confesó sin rodeos que era fraile dominico, lo llevaron
a la comisaría del Congreso, el 9 de octubre lo pusieron a disposición
de la dirección general de seguridad y, al día siguiente, recluido
en la cárcel Modelo, donde estuvo dedicado a la meditación
y rezo del rosario; fue objeto de frecuentes torturas con la punta de una
navaja. El 15 de noviembre lo trasladaron a la cárcel de Porlier.
Consumó su martirio el 18 de noviembre de 1936 en Paracuellos del
Jarama (Madrid).